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Contra la pared, los panistas de Cajeme.- Su lucha es mediática y no se atreven a tomar las calles, como les enseñaron los viejos militantes de su partido.- Reconocen, quizás, que no tienen la voz completa por la herencia maldita de Padrés y sus aventureros

Bernardo Elenes Habas

Eran los rostros de la desesperación, alineados en el presídium de la conferencia de prensa de ayer Pan cuestionalunes, en la sede del PAN Cajeme.

Eran los rostros de la impotencia, porque según ellos no pueden hacer otra cosa para defender a las familias, que afilar verbos y adjetivos y denunciar.

Eran el presidente del blanquiazul, Rafael Delgadillo Barbosa, y los regidores Vidal Martínez, Sandra Luz Montes de Oca, Joaquín Armendáriz, demostrando no su amor por Cajeme. No su vocación justiciera para que el equilibrio social y el respeto hacia la comunidad predomine en el Municipio. No.

Se percibía que la preocupación expuesta, en realidad, era porque llegaron los tiempos electorales y los ínclitos panistas sopePan cuestiona 10san que no tienen muchos merecimientos para lograr ser Gobierno en el proceso 2018 (la misma cúpula obstruye a precandidatos de arrastre), temiendo que la aplanadora perversa del PRI los atropelle por tercera vez, como ya lo están haciendo en las  sesiones de cabildo.

Y es que no hay premisas que los salve; no existen argumentos que les dé la razón para reconocer que realmente, les duele Cajeme, su gente, la más olvidada, la más desprotegida, los trabajadores, hombres, jóvenes, mujeres.

Porque si así fuese, sus métodos de lucha serían distintos. No sustentados en construir una barricada de señalamientos y denuncias desde sus oficinas refrigeradas ante los medios de comunicación, en contra de las autoridades municipales; sino haciéndolo en los órganos procuradores y Adalberto sus luchas 2administradores de justicia.

Pero también, si la urgencia y los motivos son muchos, yéndose al extremo, tomando la calle. Alzando la voz. Gritando fuerte para que la ciudadanía escuche. Colocándose con sus banderas y pancartas frente a Palacio Municipal, no unas horas, sino semanas, meses, utilizando como medida de presión la huelga de hambre, para hacerse sentir y que la sociedad vea y reconozca su sacrificio.

Sin embargo, no lo hacen porque se sienten inseguros. Saben que no hay condiciones objetivas y subjetivas para acción tan determinante. Reconocen que no tienen la voz completa. Que la sombra maldita de Guillermo Padrés y sus aventureros sexenales, les arrebató la credibilidad. La palabra. La capacidad de combate.

Temen llevar a cabo un movimiento de esa envergadura, porque podrían ser echados del lugar donde se asienten por elCarlos Amaya Rivera mismo pueblo al que dicen defender, tal vez argumentándoles que primero exijan que Padrés y sus colaboradores del “Nuevo Sonora”, regresen lo que consta en actas de la Fiscalía Anticorrupción, se robaron.

Por eso sus planteamientos son mediáticos, teniendo como guía al frente de su comité municipal a un elemento que ya enseñó sus cartas, y qué, antes que combatir por los cajemenses y por la reorganización efectiva de su partido, lucha por sí mismo, por sus ambiciones políticas, ya que ventajosamente se placea avasallando a otros aspirantes, desde su ubicación privilegiada de líder, para lograr su objetivo de una candidatura, siguiendo, tal vez, el ejemplo que le ofrecen Ricardo Anaya, Damián Zepeda, David Galván.

¿Cómo creer, pues, en el panismo de dos caras de estos tiempos, que solamente se crece desde su edificio ante los medios de comunicación; un panismo que no honra la palabra y los actos valientes de viejos luchadores que les enseñaron que las batallas políticas se ganan también o se pierden en la calle, como Espiridión Robles Díaz de León, Adalberto Rosas López, Carlos Amaya, Claudio Dabdoub Sicre, Joaquín Almada, Pablo Ávila, César Camou, Javier Castelo, Concepción Retamoza, Rodrigo Ramírez, pero cuya lección jamás aprendieron?

Le saludo, lector.

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