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DIÁLOGO

Por David Figueroa Ortega

La huelga en la Unison, medida anacrónica de presión

 

 

La huelga en la Universidad de Sonora es un problema recurrente para el estado; problema que soportan sí maestros y trabajadores, pero también alumnos, padres de familia y el alama mater al ver frenado su desarrollo ante la falta de alternativas distintas a la parálisis educativa, que es su razón de ser.

 

De entrada y sin juicios a priori, más allá de la legalidad o no, la huelga se percibe como una medida propia del pasado cuando el poder del conocimiento y la tecnología es lo que caracteriza a la sociedad moderna.

 

El conocimiento y no la fuerza es lo hoy en día que mueve la economía del mundo, y así debemos ver la educación como motor de prosperidad en Sonora.

 

Nuestro estado requiere jóvenes preparados y al nivel de jóvenes en el resto del mundo. La competencia es un impulso a ser mejores siempre, a crear, innovar y estar al nivel de otros países que desarrollan un esquema educativo para competir.

 

Por eso resulta lamentable que históricamente la amenaza de paralizar el Alma Mater aparezca en cada revisión de Contrato Colectivo de Trabajo entre los empleados y autoridades, y más que se concrete el estallamiento como ocurrió este lunes, dañando a más de 30 mil estudiantes.

 

La huelga es un derecho de los trabajadores y así hay que respetarlo, pero también resultan propias de un mundo tercermundista, subdesarrollado, especialmente cuando toca al tema educativo.

 

Los trabajadores tienen el derecho de acceder a mejores condiciones de vida, porque está consagrado en la Constitución el garantizarles adecuadas prestaciones económicas, de vivienda y alimentación para ellos y sus familias, eso no está en duda.

 

El tema es que se deben buscar con urgencia mecanismos que permitan establecer alternativas distintas a la parálisis educativa, sin afectar o diezmar el derecho laboral.

 

Más preocupante resulta aún cuando, como en este caso, la huelga ni siquiera fue declarada por el personal académico, es decir que tanto maestros como alumnos son ajenos a la negociación del Sindicato de Trabajadores y Empleados (Steus) con las autoridades.

 

Es anacrónico paralizar la educación cuando el mundo ya se movió en otra lógica; no podemos seguir “con el librito viejo”, con añejas medidas, haciendo cosas que cada día terminan lastimándonos más como sociedad.

 

Dos medidas se pueden analizar para comenzar a corregir el camino que afecta el desarrollo de nuestros jóvenes y la economía directa de miles de padres de familia que hacen un gran esfuerzo por apoyar a sus hijos, incluso miles que vienen de fuera y les cuesta vivienda, manutención, traslado con tal de obtener un título como profesionistas.

 

Medidas como:

  1. Legislar para desindexar en la ley el tema del derecho laboral del derecho a la educación

 

  1. Establecer en lo inmediato la plataforma educativa digital que ya tiene en desarrollo la Unison para no detener las clases en caso de huelga y que mediante esta plataforma maestros y alumnos puedan seguir el programa semestral, presencial o no.

 

Lo otro es impulsar una reforma, como lo han pedido ya en forma recurrente rector tras rector y autoridades de la Universidad y que tiene que ver con la primera medida arriba señalada:

 

Revisar el artículo Tercero Constitucional y el 123 que refiere a las relaciones laborales, para incluir a la Universidad de Sonora, en el apartado B de las instituciones donde no está permitido hacer huelga como lo son las referentes a seguridad y salud, por ejemplo.

 

Esto blindaría a la institución educativa y priorizaría la educación, sin afectar y preservando el derecho de los trabajadores a manifestarse y tener otras formas de presión que no necesariamente tengan que terminar en paralizar la educación.

 

Más allá de la polémica sobre improcedencia o no de una huelga, hay una afectación principalmente a los jóvenes, y como padres, como sonorenses, debemos estar preocupados con lo que pase con la educación de nuestros hijos.

 

Estamos obligados todos a dar nuestro máximo esfuerzo, padres de familia, docentes, sindicatos y autoridades universitarias y laborales; pero sobre todo nuestros diputados porque es solamente legislando el tema como se podrá separar el derecho laboral del derecho educativo sin que compita o afecte uno al otro.

 

La competencia laboral y educativa, el progreso de nuestra sociedad exigen dejar atrás medidas anacrónicas y vencidas como las huelgas en instituciones de educación.

 

 

 

Agradezco sus comentarios y retroalimentación a través del correo electrónico davidfigueroao@me.com; y  en redes sociales: Twitter @DavidFigueroaO /Fb David Figueroa O.

Reseña: David Figueroa Ortega es empresario, Ex Cónsul de México en Los Ángeles y San José California; Ex Diputado Federal; Ex Alcalde de Agua Prieta; Ex Dirigente del PAN en Sonora.

 

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