Pandemias: Diferencias y similitudes.

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La mayoría de los libros de historia hablan de los eventos que marcaron a la humanidad, refiriéndose sobre todo a los conflictos en la relación entre los seres humanos. La lucha y el abuso de poder la falta de tolerancia, la envidia y la avaricia se mencionan como los motivos principales que han marcado la evolución del hombre, y entre ellos surgen las enfermedades y conspiraciones.

Sólo en algunos textos se hace referencia al papel que han tenido las enfermedades infecciosas en la población. Es probable que sea una forma de minimizar al enemigo invisible, al que siempre consideramos inferior, al que en muchas ocasiones se le ha dado la idea de conspiración. Sin embargo, la presencia de virus, bacterias, hongos y protozoarios como parte de nuestro entorno ambiental es una realidad, y hasta en la película de “La guerra de los mundos” (2005), nos salvan de una invasión extraterrestre. Nuestro país recuerda bien diversas epidemias tales como: Viruela, sarampión, rubeola, por mencionar algunas, pero ¿pandemias? En 1918 surgió una similar a la actual que fue denominada como “Gripe española”, pero ¿Qué tan similar fue la pandemia que surge 100 años después? Normalmente en las gripes los pacientes más vulnerables corresponden a los ancianos y los niños; en la gripe de finales de la segunda década del siglo pasado no ocurrió de esa forma. Las personas que se vieron más gravemente afectadas por la gripe eran jóvenes y fuertes, especialmente entre los 30 y 40 años, y hubo localidades en las que el número de pacientes graves fue mayor. La gripe respetó más a niños y adulos mayores. Sin embargo debido al escaso desarrollo virológico y al análisis casi nulo de su actividad, no se logró establecer la razón de estos hechos. Para 1920 se informaron menos fallecimientos, pero con mayor afectación en niños y ancianos, lo que hizo que este hecho hiciera sospechar una nueva epidemia o una mutación del virus de 1918. En la presente enfermedad respiratoria por el nuevo coronavirus se produce una peor respuesta en pacientes adultos mayores, que se acentúa si presentan comorbilidades como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, el asma bronquial, la cardiopatía isquémica y los tumores malignos, entre otras. Los niños y los pacientes jóvenes transcurren, en muchas ocasiones, asintomáticos, y es excepcional el estado de gravedad; son innumerables los informes realizados que lo demuestran, algunos se refieren a la presencia de determinados receptores en las células con mayor presencia en adultos y a los antecedentes de determinadas infecciones con mayores niveles de anticuerpos contra virus en infantes, entre otras. Aunque en otros países la enfermedad gripal de 1918 afectó igual a hombres que a mujeres, en México hay estudios que refieren un predominio levemente del sexo masculino.

En las primeras décadas del siglo XX los informes y las estadísticas sanitarias no eran elaborados y publicados como en la actualidad. Son escasos los datos que se conservan para algunas enfermedades en registros de morbilidad y mortalidad de la época. La modernidad facilita un sinnúmero de información, de estadísticas y de estudios globales, por lo que se conocen exhaustivamente muchos datos de la actual pandemia COVID-19. Por otra parte, el desarrollo de la Medicina y de especialidades como Epidemiología, Virología, Imagenología, Laboratorio Clínico, Terapia Intensiva y Cardiología, entre otras, ha permitido evaluar cada caso en particular. En la gripe de 1918, de manera general, el paciente pasaba la enfermedad en su casa, a pesar de conocer que podía pasar de un estadio banal a un estado de gravedad. Solo había preocupación por el paciente enfermo o con síntomas respiratorios porque se desconocían otras formas de contagio a partir del paciente infectado no enfermo y así se actuó al principio en la actual. En la actual pandemia se conoce la existencia del paciente enfermo y del asintomático, todo paciente detectado como positivo mediante exámenes virológicos es aislado, él y su familia o sus contactos, presente o no síntomas, lo que ha permitido la disminución del contagio. Además de protocolos en primer y segundo nivel de atención para la prevención y disminución del daño, pero ¡ojo! No existe un tratamiento en la actualidad, pero si una evidencia considerable de mejoras del cuadro clínico. Obviamente hubo diferencias entre ellas. La primera trajo los primeros casos en barco y la segunda por vía aérea. La de 1918 resultó ser más grave en pacientes jóvenes y la de 2020 en pacientes ancianos. En la primera solo se atendió a los enfermos sintomáticos, en esta se conoce de estos y de los asintomáticos, lo que permitió disminuir el número de contagiados. En la de 1918 el gen fue completado casi 90 años después y en la actual pandemia se requirió menos de un mes para conocer el agente causal. Diferencias y similitudes.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

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