Bernardo Elenes
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Vendrá AMLO en febrero al Bakatete.- Encontrará que hay vientos de división y odio también en la Nación Yaqui, y que el Plan de Justicia que puso en marcha en Vícam Pueblo, el 6 de agosto de 2020, no está cumpliendo sus cometidos de unidad.- Constatará que el Acueducto Independencia, el mismo que le pidió Cuauhtémoc Cárdenas que clausurara, es símbolo de corrupción…

Bernardo Elenes Habas

El espíritu yaqui es guerrero por naturaleza.

Su visión del universo es única. Todo gira en torno a sus pueblos, su río, su sierra, la historia construida con triunfos y derrotas. Sus tradiciones, sus costumbres, creencias. Las que, éstas últimas, fueron trastocadas a partir de la invasión de los españoles en 1533 con el capitán Diego de Guzmán, comandando un batallón de soldados ibéricos, cuando la Nación Yaqui conoció al hombre blanco, ante quien demostró el profundo sentido de pertenencia de su territorio, trazando una línea en la tierra frente a los soldados y expresándoles con voz alta y sin titubeos: ¡Si cruzan esta raya, todos serán muertos!

Plan de Justicia Yaqui agosto 6 2020

Y se desató la batalla. Porque los españoles no se intimidaron, pero pagaron su arrogancia con la derrota, ante el valor de los Guerreros Coyote, que expulsaron a los yoris, por más de 74 años, hasta que de nuevo, otro capitán castellano, Diego Martínez de Hurdaide, regresó a retomar el intento de sometimiento.

No lo logró. Porque otra vez los arcos, las flechas, las hachas y las lanzas, manejadas por el valor suicida de quienes no creen en la muerte definitiva, volvieron a hacer correr la sangre de los soldados invasores, por dos ocasiones, siendo hasta el año 1615, cuando la Nación Yaqui viendo progresar a los habitantes de su vecino, el pueblo Mayo, apoyados por jesuitas quienes los catequizaban y enseñaban a trabajar la tierra y las artesanías, pidieron que los sacerdotes entraran al Yaquimí, con la cruz no con la espada… Así fue como se transformaron las creencias yoremes en una mezcla de sus cultos silvestres y la religión católica, que persiste hasta nuestros días, teniendo como ser supremo al Itom Achai…

Al acercarse el mes de febrero, en cuyos días vendrá en gira por el Bakatete el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, se encontrará con serios problemas y antagonismos entre los pueblos originarios, donde, desafortunadamente han sido los gobiernos yoris, incluyendo el que dirige, quienes han propiciado esa polarización de conciencias, espacio en el que todo parece girar en torno al odio y ambiciones individuales o de grupo…que según me comentan están siendo atizadas, ahora, supuestamente por los directivos del Instituto Nacional Para los Pueblos Indígenas, Adelfo Regino y Hugo Aguilar, quienes vinieron a meter la espada, no la cruz…

Tendrá que ser consciente AMLO, que el Plan de Justicia Para los Pueblos Yaquis, pactado el 6 de agosto de 2020, no está cumpliendo con las expectativas de la etnia armónicamente, y éste ha venido a recrudecer la división, la que ya subsistía desde hace varios años…

Tomé el pulso de la visión que tenían muchos integrantes de la tropa yoreme sobre el Plan de Justicia, el mismo 6 de agosto de 2020. Así lo plasmé en un texto:

Un día que pudo ser histórico para la Nación Yaqui, se convirtió en fracaso.

Lo más sobresaliente de la fugaz estancia del presidente de México en Vícam Pueblo, fue –él mismo lo destacó- ofrecer disculpas por el agravio cometido en contra de la etnia, desde el porfiriato, luego en sexenios subsecuentes.

Es decir, ni siquiera el Plan de Justicia del Pueblo Yaqui, se convirtió en eje de la reunión, porque estaba revestido con el ropaje de las promesas. Y los yaquis, no creen en esas metáforas hasta verlas convertidas en realidad viva, relampagueante.

Recordé, mirando el perfil del Bacatete, el sacrificio del Mazo Koba, los tropeles de partidas de Guerreros-Coyote y soldados federales, entre humo de pólvora y azoro, donde la bandera era la muerte…cuando un presidente valiente y patriota -Lázaro Cárdenas del Río-, llegó a territorio sagrado yoreme, no para ofrecer disculpas, ni para destacar un plan, sino para ¡entregar justicia!

En la brevísima visita de AMLO, cuando el sol de la sierra golpeaba y enrojecía el rostro de los yoris, quedó demostrado que el líder de la 4T no tiene autoridad moral, ni presidencial, ni política, para influir en la Nación Yaqui. Porque no posee Vara de Mando, como sí la tuvo Tata Lázaro.

Es que la piedra de toque de la problemática yaqui no es nueva. La conoce de sobra el Gobierno de la Cuarta Transformación. Se trata del agua del Jiak Batwe, de los límites del territorio étnico, del respeto a su cultura y tradiciones, donde se alza una amenaza latente esgrimida como arma por la alcaldesa de Hermosillo, Célida López y sus millonarios asesores que se disponen a darle continuidad al acueducto de la ignominia con el acuaférico oriente, del que AMLO nada dijo, y por supuesto, sus funcionarios tampoco opinaron, porque nadie habla sin su autorización, so pena de entregar sumisamente su cabeza.

Esperaban, los viejos y los nuevos integrantes de las autoridades tradicionales y tropa, que el presidente anunciara que podría convertirse en realidad el sueño del Río de la Vida –PLHINO-, para que el agua excedente de Nayarit y Sinaloa no se pierda en el mar y le de progreso a Sonora y por supuesto a territorio étnico. 

Esperaban que anunciara un proyecto de gran calado, como el Tren Maya, Refinería Dos Bocas, Aeropuerto Santa Lucía, firmando el Pacto del Bacatete, con un corredor turístico-histórico-mágico.

Pero los yoremes, hombres y mujeres que sueñan, piensan, sienten y quieren progresar, descubrieron que en la Cuarta Transformación, sólo influyen los caprichos, no la luz de la justicia equitativa, democrática, legítima.

Por eso, ahora creo más que nunca en la esencia profética del poema de Bartolomé Delgado de León, periodista y poeta cajemense, Oye, señor General, dedicado a Tata Lázaro, al comprobar que no existen las condiciones objetivas, subjetivas, morales, revolucionarias, históricas, entre los modernos inquilinos de Palacio Nacional, para construir el México nuevo, incluidos sus pueblos indígenas…

Bartolomé, profetizaba:

Te hablo desde el surco que tú abriste,/ desde el viejo latifundio que expropiaste,/ desde el sueño que movió tu alma/ y colmó tus horizontes./ Y te digo, General,/ que todo es triste./ Te digo, de una vez, que la parcela/ se da al mejor postor, y que el abismo/ entre ricos y pobres es más hondo/ que el desventurado sudor de nuestro siglo.

Te hablo, para decirte/ que hambre, dolores e injusticias/ ya no pueden caber en unos versos./ Y luego…ya no estás./ Y tu lucero, lucero de inmensidad,/ tiene cordeles de plata/ que no me atrevo a tocar.

Oye, señor General/ tata y protector de indios: ¿cuándo otro, como tú, vendrá por nuestros caminos?

Sí. Maestro y Amigo Bartolomé, no se han dado los tiempos, ¡no se han dado! Los políticos siguen conquistando, dividiendo, navegando los ríos de sombras de las conveniencias en la hora amarga de la Patria, y no se atreven, siquiera, a clausurar una obra que nació y está fuera de la ley: el Acueducto Independencia…

Le saludo, lector.

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