Un grito a tiempo.-

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Bernardo Elenes

Un grito a tiempo.- -Que las formas políticas que se viven, no se conviertan en fondo de odio y división impredecibles.- No se instalan aún las bases que regirán tiempos y circunstancias del proceso 2023-2024, y las campañas negras recorren los caminos de la patria. 

Bernardo Elenes Habas

Estamos a seis meses (septiembre) de que se apruebe el calendario integral para el proceso electoral 2023-2024, y se hacen manifiestas las señales inequívocas de aceleramientos entre sectores integrantes de la clase política del país, entidades y municipios.

Esas señales se reducen, como siempre ha sucedido, al golpeteo mediático de personajes que han destacado en su trayectoria como servidores públicos y en el entramado político-social de sus comunidades.

La narrativa popular deja claro el crecimiento de ataques por cualquier motivo a quienes, dentro de la dinámica de sus partidos o sus cargos públicos, sobresalen en el cumplimiento de sus encomiendas oficiales, situación que los convierte en cabezas visibles que, de acuerdo a consignas nefastas, hay que destruir sistemáticamente.

Siempre ha sido así, es condición humana de una gran mayoría de integrantes de grupos políticos, el no permitir que alguien, que no es de su agrado, sobresalga, lo que propicia el inicio de las aberrantes campañas negras…

Y en estos tiempos electorales que vienen, todo indica que no se están esperando quienes son parte de esas vanguardias de la ambición a que se instale el proceso electoral próximo, sino que han iniciado desde tiempo ha, las estrategias de desgaste moral, político y social de aquellos que se mueven o los mueven adelantadamente en los tableros de las posibilidades como “corcholatas”, o aspirantes sin adjetivos, a los cargos relevantes que se abren en el horizonte de México y sus entidades.

Lo deseable es que esos enconos arraigados en ambiciones, ideologías y fanatismos, no revienten en reyertas, violencia, donde pudiera correr sangre inocente, considerando que las pasiones cuando tienen como común denominador la política, partidos y candidatos, son extremas.

Cajeme y Sonora, aportan dos deplorables ejemplos de esos días de tormenta ciega en procesos electorales: el “Contrerismo” en 1958, cuando en la disputa por la alcaldía municipal, hubo heridos y un muerto en pleno ejercicio de elecciones; y los episodios violentos para la nominación de candidato a gobernador de la entidad en 1967, donde el escenario de las pasiones desbordadas lo constituyó la avenida Rosales de Hermosillo.

Debe haber voluntad y compromiso social por parte de los actores políticos, sobre todo de aquellos que ostentan las responsabilidades más altas en el organigrama institucional del país, para que la cultura de la participación política en la elección de formas de gobierno, se genere dentro del imperio de la ley y del espíritu de respeto que demanda la inteligencia ciudadana.

¿Se trata de apreciaciones lejanas a los tiempos oficiales para las elecciones de 2024?

¡No!, por el contrario, es un grito a tiempo que debe convertirse en una exigencia de la sociedad consciente y responsable, para que las formas políticas que se viven no se conviertan en fondo deplorable de odio y división impredecible…

Le saludo, lector.

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