Luchadores de plástico, la historia de nuestros muñecos con rebaba

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Los luchadores de plástico marcaron la infancia de numerosas generaciones de niños mexicanos, pues se trata de uno de los juguetes más baratos y populares. A diferencia de otras figuras de acción, estos muñecos se venden en bolsas de plástico, no mueven sus articulaciones y generalmente poseen bastante rebaba, lo cual es consecuencia de su producción en molde.

Sin embargo, el hecho de que sean luchadores los hace aún más especiales para los mexicanos, pues en nuestro país la lucha libre es uno de los deportes por excelencia.

¿Cómo nacieron los luchadores de plástico?

En entrevista para La Mole –medio especializado en juguetes–, Fernando González Galicia hijo de Mario González Marquéz relató que fue su padre quien hizo los primeros luchadores a mediados de la década de 1950, los cuales incluyeron siete figuras base. Mario González era escultor y tallador en madera, y siguiendo la técnica de moldes de yeso para figuras de metal decidió realizar los pequeños luchadores plástico. Inicialmente los muñequitos se hacían con vinil, material que fue reemplazado por el polietileno.

Al inicio los muñequitos se vendían de forma sencilla y sin etiquetas, lo cual se modificó con el éxito comercial. La decisión de realizar los personajes no fue arbitrario, pues Mario González solicitó el permiso de los luchadores para realizar los juguetes en su honor. El primer luchador de plástico mexicano fue El Santo, el cual nació como su clásica pose de la mano alzada de las fotografías, posición que se siguió replicando sin distinguir el personaje.

Con información de México Desconocido

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