Nos expresaba Bartolomé Delgado de León, el periodista y poeta cajemense que sembró raíces literarias y humanas en la comunidad, que el verso debe ser limpio, alto y claro, escribirse bellamente para el pueblo. Lo entendimos en su tiempo, Daniel Delgado Saldívar, Rigoberto Badilla López, Jesús Antonio Salgado Figueroa, María Gloria Carbajal Rascón, Luis Alfonso Valenzuela Segura y yo, porque sabíamos que había un pacto de luz, desde nuestra juventud, con las generaciones que vendrían; aunque surgían, también, las críticas de quienes argumentaban que con poemas no se compone el mundo. Por eso salimos, desde entonces, a difundir la capacidad del verso como simiente renovadora, con la esperanza puesta en que algún día daría frutos colectivos. A más de 50 años de esos acontecimientos, no se equivocó Bartolomé, porque Cajeme, el Valle del Yaqui, produce también poesía…
Bernardo Elenes Habas
Dicen,
que no es con poesía
como se cambia el rumbo
torcido de la vida.
Que no son los juglares
quienes trazan los surcos
para sembrar los sueñosjunio30 2021(7
que los pueblos anhelan.
Que no son las guitarras
con sus cantos certeros
las que arden como antorchas,
eliminando sombras,
desbrozando caminos.
Dicen,
que un puñado de versos
no podrían germinar
sin las lluvias de agosto,
sin las manos que cuiden
su floración sencilla,
sin el viento que lleve
su aroma libertaria,
su proclama encendida
desbordando conciencias.
Dicen,
que es la poesía
un sueño trasnochado
de románticos cursis,
palabras trashumantes,
rebaños de esperanzas
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trasbordando el silencio
sin penas y sin gloria, dicen…
Pero no saben
los que dicen y dicen,
que el poema es también
arrullo para niños,
oración en la muerte,
sermón en los altares,
discurso de los justos,
canción de enamorados,
voces que trae el tiempo
rodando por los siglos,
madrigal sensitivo
lleno de eternidades…
Digo…
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