
Murió un hombre que nació campesino y nació líder. Que hablaba como campesino y vestía como campesino, que sabía los tiempos y la magia para echar la semilla al surco, porque ese era su equipaje humano, el contenido de su alma de tierra y agua…
Bernardo Elenes Habas
Murió un líder campesino, de los que sí sabían la magia de su oficio: labriego, sombra de la tierra poniendo la semilla en el surco, vigilándola, nutriéndola con agua y presencia hasta que ocurriera el milagro de la germinación. Él era Trinidad Sánchez Lara.
Nació campesino y nació líder, tuvo en sus manos y en su conciencia solidaria las siglas, declaración de principios, documentos básicos con olor a surco y campiña de la CNC, y la Coalición de Ejidos Colectivos del Yaqui y Mayo, donde su voz se escuchaba alta, clara y franca, arremetiendo contra las injusticias que lastimaban a los campesinos y al campo.
Fue indoblegable en la lucha contra el saqueo del agua que le corresponde al Valle del Yaqui y a la Tribu, por los gobiernos de Guillermo Padrés y de Felipe Calderón, a través del Acueducto Independencia (El Novillo), convirtiéndose en un daño irreparable porque los atentados contra la naturaleza no se alivian con acuerdos políticos, como solía expresar.
Sencillo y abierto en su trato, con la seriedad y el respeto que suele demostrar la gente de campo. Atento y cumplido con los compromisos que contraía, capaz de encabezar marchas para exigir precios justos para la producción agrícola, que reclamando respuestas y cumplimiento a obligaciones contraídas por los gobiernos en beneficio de la producción agrícola.
Fiel a su partido, el PRI, aportando su esfuerzo en movimientos sociales, y en ocasiones desde cargos públicos como regidor del Ayuntamiento de Cajeme durante la administración de Manolo Barro Borgaro, o como comisario de Pueblo Yaqui, manteniendo firmes sus convicciones ideológicas.
Le dolía el abandono al que se sometía a las familias campesinas, porque conocía y había vivido esas penurias, por eso su lucha consistente para que la justicia social pasara del discurso a los hechos. Admiraba el legado de Lázaro Cárdenas del Río, presidente de la República que dotó los ejidos del Yaqui y Mayo en 1937, donde figuras como Jacinto López, Machi López, Ramón Danzós Palomino, Pascual Ayón, fueron quienes crearon el andamiaje social y organizativo para tan memorable reparto.
El lunes 6 de octubre de 2025, murió un hombre que nació campesino y nació líder. Que hablaba como campesino y vestía como campesino, que sabía los tiempos y la magia para echar la semilla al surco, porque ese era su equipaje humano, el contenido de su alma de tierra y agua…
Descansa en paz, Amigo.