Se puede llevar por un mal camino a toda una generación, volverla ciega, conducirla hacia una locura y dirigirla hacia un falso objetivo. Napoleón lo demostró. Aleksandr Ivanovich Herzen
El sindicato que dirige Salvador Diaz Holguín, y que aglutina a una parte de los trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo, esta conduciendo el contrato laboral que representa justo al filo del desfiladero.
Las ultimas acciones, bloqueando avenidas y bulevares de Hermosillo, han dejado de ser un recurso de presión valido. Ya la sociedad hermosillense los descalificó por la afectación que esto les causó, y en contra parte, la autoridad municipal ya tiene el aval para actuar en consecuencia, como ya lo hizo acompasado de elementos de seguridad pública, que re establecieron la circulación vial haciendo uso de la fuerza que representan.
Pronto, si acaso sigue la misma intransigente postura de Diaz Holguín, empezara a exigirse información especifica sobre los reclamos del sindicato, y cuando eso suceda, el repudio civil podría cambiar de dirección. ¿Sabe usted que el sindicato ostenta plazas con duplicidad de funciones? ¿Sabe usted cuanto cuesta el mantenimiento del edificio que los alberga? ¿Era de su conocimiento que la dirigencia exige que se les pague, a manera de derecho sindical, un seguro para sus autos personales? ¿Sabe que tienen el derecho de dejar su trabajo tiempo antes de que el horario concluya, para así checar su salida ni un minuto después? Bonos de despensa, de puntualidad, becas educativas que se asignan de manera indiscriminada, y mas privilegios sindicales son sus demandas. Y no las paga el Ayuntamiento, ni los alcaldes ni el gobierno. Todas esas prebendas las paga usted, estimado lector, con sus impuestos.
Pero ese tema es el menor.
El próximo 16 de septiembre, la nueva administración, encabezada por Célida Teresa López Cárdenas, tomara las riendas del municipio. Y se debe entender entonces que la problemática que hoy se vive, será heredada, porque como ya lo dijo la presidente municipal, Angelina Muñoz, no hay dinero para cubrir la exigencia monetaria de los sindicalizados.
No se conoce una sola opinión de esta nueva administración respecto a este conflicto. No se ha informado como enfrentaran la abultada nómina que los sindicalizados representan. No se sabe como impulsaran a servicios públicos para que el servicio de recolección de basura se re establezca, y para que los de parques y jardines hagan lo propio.
Con la extraordinaria temporada de lluvias que se ha vivido, las calles de la ciudad capital se aprecian destrozadas. No han dicho, los que entran, como conseguirán que los de bacheo se apliquen para corregirlas.
O será que el “chava” Diaz, como le dicen sus amigos, ¿tiene un distinto plan con la alcaldesa electa?
En una crisis social de esta naturaleza, en la que un líder sindical esta dispuesto a superar los límites de la concordia y el civismo, en afectación directa a terceros que nada tienen que ver, la autoridad municipal electa ya debería haber intervenido, para ayudar a conciliar el conflicto.
Al menos, y pensando muy mal, que ellos también sean parte del conflicto.
Este sindicato en particular pretende que todas sus exigencias sean atendidas, y así sucedió en la pasada administración presidida por Alejandro López Caballero. En ese trienio, se podía ver a la dirigencia municipal partir plaza en los pasillos de Palacio Municipal. Recibían todo lo que pedían. Pero eso cambio cuando la actual tomó protesta, y empezó la intención por corregir los vicios que se observaban en el contrato colectivo de trabajo que, por su articulado, ponía en franca indefensión financiera al municipio.
De ahí la inconformidad de Salvador Diaz Holguín y su grupo. No podían, en ninguna circunstancia, perder tales y provechosos privilegios.
Si existe la estrategia de “reventar” a la actual administración en sus últimos días de operación, para luego, a partir del 16 de septiembre, volver con ahincó a las labores distintas que el sindicato tiene, la estrategia es un garrafal error. Y si la intención es la de maquillar a la administración entrante con un falso sentido de eficiencia inmediata, el error ya no es garrafal, sino de alto peligro.
¿Cuánto tiempo cree usted que el sindicato les otorgara la gracia a los electos? ¡Tres meses a lo sumo! Luego vendrán de nuevo las demandas, la exigencia de indebidos privilegios, y la relación sindical/patronal tronara de nuevo.
Claro, todo lo anterior es mera especulación. Pero la sorpresa por la nula participación de los entrantes en este tema, si sorprende y deja mucho que desear.
Ya se comprobará la presunta complicidad en septiembre. Si el sindicato vuelve a la calma, si regresa a sus labores, y si se vuelve dócil, significara entonces que siempre hubo “tigre” encerrado en estas manifestaciones, y una manipulación tan extrema que ofende. ¿Usted, que cree?
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