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Gilberto Armenta
La constitución moral que propone Andrés Manuel López Obrador lleva, como única consigna, acabar con la libertad de culto en México. Como nunca, el cristianismo evangélico – el protestante y el ortodoxo – están en peligro de someterse a la ley del hombre, como en el pasado debieron hacerlo con la ley de Roma y la creación de la religión catolica.
Y esta velada amenaza fue avalada por el Partido Encuentro Social que, originalmente, fue creado para defender justamente esa ideología cristiana que desde hoy está en vías de la extinción.
Hugo Eric Flores, dirigente nacional del PES, tuvo el atrevimiento de comparar a Andrés Manuel con Caleb, un personaje bíblico que acompañó a Josué en la conquista de la tierra prometida, y que luego recibió por heredad la tierra del Monte Hebrón.
Eso convierte a Hugo Eric Flores, por definición natural en el cristianismo, en el mayor apóstata de México. Violentar las Escrituras de esa manera es, para la comunidad evangélica de este país, una muestra más de que la religión puede convivir con la política, más nunca mezclarse en sus preceptos.
La propuesta de Andrés Manuel, respecto a la constitución moral (con minúsculas), no es mas que el reflejo de su enorme ignorancia espiritual, en relación con lo que moralmente se debe enseñar no solo en México, sino en todos los países. Mire usted:
La principal consigna del cristianismo es cumplir la Gran Comisión, que en la Biblia se entiende como la instrucción principal de Jesucristo para evangelizar al mundo, y hacer discípulos en toda la tierra. Esto es, mostrar al mundo que solo habrá salvación espiritual para el individuo si reconoce sus pecados, si pide perdón por ellos, y si acepta a Cristo como su salvador y como la única vía para llegar a Dios mismo. Este es un precepto cristiano básico.
Ningún versículo de la Biblia habla de asociarse políticamente con el hombre para cambiar su moral como sociedad. Tampoco para ponerse de rodillas para conseguir una transformación moral. Y mucho menos, muchísimo menos, para someter esa Gran Comisión dentro de una constitución moral.
¿Qué sucederá si Andrés Manuel consigue ese propósito? Formara una nueva iglesia universal, a la que todas las ideologías existentes en México deberán someterse. Por allá entre el año 313 y el 380, Constantino creó el concepto Katholicos o Catholicus, y eso dio nacimiento a la Iglesia de Pedro o católica, bajo la cual debieron someterse todas las religiones que en aquellos años se profesaban bajo el dominio romano.
Esa es la propuesta de Andrés Manuel. Una segunda iglesia universal que someterá a la misma iglesia católica, juntamente con el resto de las iglesias.
La moral, ya como práctica en la sociedad mexicana, gira en direcciones distintas. No es la misma moral la que practica la religión católica y la evangélica. Y la evangélica no es la misma que la protestante, ni esta a su vez coincide con la ortodoxa, o con la musulmana. Los sectores abiertamente ateos en México practican su propia moral, y así igual los anti religiosos. Y dentro de cada religión, sus miembros suelen defender su propia y particular moral.
¿Cómo pues, intentar enlistarlos a todos dentro de un mismo concepto de moral? ¡Imposible!
En el partido Morena también existe una multiforme moral. Compuesto como está ese partido por militantes con ideologías partidistas tan distintas, hoy se ve como una Torre de Babel, y esta constitución moral no podrá amalgamar ni siquiera eso. ¿Cómo pretende pues, Andrés Manuel, recomponer la moral en México, si no puede ser juez ni en su propia casa? Aliándose con anatemas que hoy dirigen al PES, representara otro pasaje bíblico, en el que ciegos pretenden guiar a ciegos.
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