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Gilberto Armenta
¿Por qué no quieren ganar la alcaldía de Hermosillo?
Para entender la forma en la que los partidos manejan este proceso electoral, hay que verlo municipio por municipio, distrito por distrito. Generalizar en los análisis no es correcto.
Hermosillo es la primera muestra.
En la ciudad capital, el PAN y su coalicion con el PRD, Morena y la propia con el PT y el PES, además de MC que decidió irse solo, y sin olvidar al MAS (de reciente creación), parecen haber lanzado la toalla blanca por anticipado. El PRI con el PANAL y el VERDE, según diversas opiniones, trota rumbo a la victoria.
Pero ¿que fue entonces lo que sucedió con el PAN y con Morena, que deciden entregar la ciudad capital sin mayor pelea?
En el albiazul no les alcanzaba para organizarse de manera correcta. Una campaña electoral en Hermosillo urge de un coordinador general, de un operador en medios de comunicación, de un responsable de logística de eventos, y de un administrador en las finanzas.
Podrá haber perfiles en el PAN que, en lo particular, cumplan con los requisitos para cada área mencionada, pero ninguno de ellos con la capacidad para trabajar en equipo en este momento. Además, súmele a eso que la capacidad moral y ética no está en su mejor momento en la mayoría de estos.
Por otro lado, la intención de la dirigencia nacional de levantarle un muro a las huestes padrecistas, representaba también segregar a estos personajes acostumbrados a la operación de campañas electorales. Y en esa intención, el PAN se jugó todo el resto, a lo loco, sin medir las consecuencias.
La mayor aspiración electoral en los comités estatales es la senaduría y en Sonora, el PAN se la entregó al PRI en la persona de Antonio Aztiazarán Gutiérrez. Por eso el panista Ramón Corral Ávila, parsimoniosamente, intentó nivelar la balanza con la propanista Leticia Cuesta Madrigal, pero representando a Movimiento Ciudadano.
Esta acción por la senaduría escandalizó al PAN en Sonora en todos sus niveles, y entonces todos dejaron de pensar en ser competitivos, y se rindieron por anticipado. Cuando se revisan las listas de candidaturas locales, se entiende que el albiazul no pretende mucho, y que rumbo al 01 de julio, prefiere que se pierdan las elecciones con quienes consideran, no merecen aparecer en la boleta electoral.
¿Myrna Rea Sánchez? No ha mostrado – ya en la mitad de la inter campaña – un solo atributo electoral como para suponerla alcaldesa de Hermosillo del 2018 al 2021. Conservar la misma cantidad de regidores que actualmente ostenta el PAN sería, en todo caso, la tarea primordial para quienes se involucren en esa campaña, pero con la participación de Movimiento Ciudadano y Morena la posibilidad de conseguirlo se reduce.
Y hablando del MC, Carlos León García, ya elegido candidato de ese partido a la misma alcaldía en mención, parece no entender que Hermosillo es una ciudad de más de 600 colonias y un millón de habitantes. Por eso, sus acciones se han limitado a esporádicas apariciones en un barrio hoy, y en otro mañana. Eso lo ha llevado a mostrar una estructura sin capacidad ni suficiencia, que lo mantiene enfrascado a él y a quienes buscaran las diputaciones locales, en pueriles pleitos contra la iluminación, los recibos del agua y la recolección de basura, olvidando que una campaña electoral exige plataformas de acción más elevadas que eso.
Es el mismo caso con Célida Teresa López Cárdenas, amateur y advenediza morenista que, sin pizca de capacidad para operar una campaña electoral por si sola, le apuesta al “jalón” de Andrés Manuel López Obrador para que, quienes voten por él en Hermosillo, también lo hagan por ella solo por representar al mismo partido. El único proceso electoral que ella enfrentó fue en el 2015, y entonces la estructura y operación del panista y padrecista Ernesto Munro Palacios la llevo como diputada electa al Congreso de Sonora, pero a Morena llegó ella sola con su clásica perorata bajo el brazo, con la que ahora se confirma, no garantiza más que su ingobernable presencia como regidora en la próxima administración municipal en Hermosillo.
Pero, de nueva cuenta, ¿porque se rindieron el PAN y Morena en Hermosillo?
Por un lado, sabían de la capacidad electoral de Ernesto de Lucas Hopkins, candidato del PRI y eso, por si sola, es una brutal avanzada que los obligó a levantar la bandera blanca.
Pero debe considerarse que Damián Zepeda Vidales tiene sus cañones apuntando al 2021, y el PAN en Sonora es solo el montaje de estos cañones. Morena solo piensa en hacer ganar a Andrés Manuel y, además, Alfonso Durazo también apunta al 2021, y administrar la ciudad capital como partido podría representarle más una pérdida que una ganancia electoral.
El MC muestra eventuales vestigios de una genuina intención por ganar la contienda electoral, pero se mantiene sin rumbo en la intentona.
El PRI, ante eso, es el único partido que ve con seriedad la alcaldía de la ciudad capital, y en ese sentido, va que vuela para administrarla.
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