“No va a caer, lo vamos a tirar”.-

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Bernardo Elenes Habas

“No va a caer, lo vamos a tirar”.- Frase enfurecida de las mujeres durante la marcha de la conmemoración del 8M.- ¿Qué o quiénes le impiden a AMLO, aceptar y sostener los acercamientos necesarios para serenar la sangre que hierve de impotencia en el corazón de miles de mexicanos? 

Bernardo Elenes Habas

¿Qué tan difícil es para el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, escuchar, entender el dolor de quienes llevan abierta la herida del abandono y la incomprensión, y piden se ponga fin a los feminicidios, torturas, desapariciones, masacres?

¿Qué o quiénes le impiden aceptar y sostener los acercamientos necesarios para serenar la sangre que hierve de impotencia en el corazón de miles de mexicanos; acaso es imposible lograr la verdad, la justicia y la paz, como se lo solicita su pueblo; o ese no es su pueblo y se trata de enemigos que buscan dañarlo, exhibirlo, denostarlo?

Son preguntas que se viene formulando cada ciudadano consciente y pensante. Cada padre de familia preocupado. Cada mujer que siente el terror de la muerte cuando cae la noche y camina sola entre sombras acechantes, o en sus hogares y centros de trabajo.

Esas familias se niegan a aceptar como justificación, que con actitudes frívolas se reediten ante ellos los fantasmas conservadores y tiranos de la historia. O que, a cada ciudadano que disiente, que protesta, que no se muestra de acuerdo con políticas públicas que le lastiman, lo encasillen como traidor a la patria, con señalamientos vengativos y crueles, sin juicio legal alguno, sin argumentaciones probatorias, sin concederle, siquiera, el derecho a ser escuchado.

El actual Gobierno de la República conducido por AMLO, se viene caracterizando por su negativa al diálogo, al análisis y debate de las ideas, porque mantiene la actitud plana y simplista de que por ser Gobierno le asiste la razón y la única verdad es la que surge de sus entrañas, esgrimidas en las conferencias matutinas, a la sombra de pasajes históricos de traición y muerte sufridos, principalmente, por Francisco I. Madero.

Así, se ha blindado perversamente, para no cumplir su obligación de escuchar a la ciudadanía. Lo ha hecho reiteradamente con las mujeres en sus demandas urgentes y llenas de terror por feminicidios, desapariciones, violaciones, torturas, hostigamientos que crecen y sangran como herida letal en el pecho de pueblos y ciudades.

No las ha mirado a los ojos, y menos escuchado sus demandas. Demostrando indiferencia o quizás terror a que lo contradigan y quemen con la verdad sus “otros datos” sobre una realidad terrible.

Quizás se hubiera evitado desmanes y vandalismo durante el desarrollo de marchas donde brota el odio de las mujeres. Por el contrario, cuestiona y pone en evidencia la legitimidad de las demandas femeninas y la autonomía de sus movimientos, endilgándoles padrinazgos, sin dar pruebas.

Lo mismo sucedió cuando el poeta Javier Sicilia y el padre de familia Julián LeBaron, quien sufrió la masacre de su familia el 4 de noviembre de 2019 en el municipio de Babispe (latente por partida doble en la memoria del candidato de Morena a gobernar Sonora, Alfonso Durazo), iniciaron la Marcha por la Verdad, la Justicia y la Paz, el 22 de enero de 2020 desde Cuernavaca, Morelos.

Llegaron al Zócalo de la Ciudad de México el domingo 26 de ese mes, esperando ser recibidos por AMLO, para exponer las preocupaciones profundas de los peregrinos y recordarle la agenda de justicia transicional prometida desde 2018.

Pero AMLO cumplió su palabra de no recibirlos para no prestarse a “un show mediático” y “no mancillar la investidura presidencial”, como lo había anunciado días antes. 

No atendió a quienes sembraron sus angustias y sus esperanzas en la Marcha por la Verdad, la Justicia y la Paz, desde Cuernavaca, Morelos, al Zócalo de la Ciudad de México. 

No obstante que en esa caminata, circuló vehemente por las venas de quienes son víctima de la violencia, el anhelo de encontrar la paz y justicia buscadas. Voces que siguen sin ser oídas.

Y, el líder de mil batallas, defensor legendario de causas justas que pudo construir el puente de la comunicación y la solidaridad con ellos, mantuvo su decisión de no mancillar la investidura presidencial con el show de los asesinados, los destazados, los desintegrados en ácido, los desaparecidos hombres y mujeres, los muertos durante fuego cruzado.

Al concluir la caminata en el Zócalo, donde los manifestantes fueron reprimidos por gente que se encontraba en esa área histórica, Javier Sicilia envío un mensaje a AMLO:

“Nuestra casa, México, y la bandera que hemos traído estos días está llena de muerte, desapariciones, fosas, mentiras e impunidad. Asesinan a nuestros niños, jóvenes, mujeres, viejos. Sabemos que no eres responsable, Presidente.

“Pero el hecho de que le hayas dado la espalda a la agenda de paz, justicia y verdad, a la que te comprometiste cumplir en diciembre de 2018 en un encuentro con familiares en Tlatelolco… el hecho de que redujeras la paz a un asunto de seguridad, ha mantenido las redes de complicidad del Estado con los criminales”, expuso, emocionado.

Y el poeta Sicilia, entregó para AMLO a sus colaboradores en Palacio Nacional, lo mejor de sí mismo, semilla y flor de sus profundidades subjetivas, de sus sueños cósmicos, de su caminar juntando piedras y contando estrellas: un poema.

Ojalá que esos versos no hayan quemado las manos y el alma de nuestro señor Presidente, cumpliendo su misión de iluminarlo.

Las mujeres, el lunes 8 de marzo de 2021, no le dejaron un poema, sino una acción contundente, derribando parte del “muro de paz” que circundaba Palacio Nacional, con una frase breve, cortante, rabiosa, que tiene muchas lecturas: “No va a caer, lo vamos a tirar”.

Le saludo, lector.

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