Crónicas para la historia.-

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Bernardo Elenes

Crónicas para la historia.- Todavía, hasta los años 1950, 1960, el Día del Trabajo en Cajeme era representado por dos marchas antagónicas, la oficial y la de organismos de izquierda.- Se reciclan las demandas de los trabajadores año con año, premisa de que somos una sociedad lenta en justicia social.

Bernardo Elenes Habas

Antes de que se constituyera la CTM en Cajeme bajo los lineamientos del PRI (junio de 1937), los sindicatos obreros y campesino creados y conducidos por Maximiliano R. López El Machi, Rafael Contreras Monteón El Buqui, Bernabé Arana León, Matías Méndez Limón y su hermano Alejandro, Vicente Padilla Hernández, Aurelio V. García, Francisco Villanueva Castelo, Jesús Retamoza, Saturnino Saldívar, Jacinto López, Manuel R. Bobadilla, Ramón Danzós Palomino, Ramiro Valdez, Pascual Ayón, luchadores de conciencia colectiva surgidos del Partido Popular Socialista, organizaban las marchas del Día del Trabajo con fuertes demandas de justicia social, reparto de latifundios, salarios dignos, jornadas laborales justas en el campo y la ciudad.

Luego, dichos sindicatos se integrarían a la Federación de Obreros y Campesinos del Sur de Sonora en 1934, donde fungió como su primer secretario general El Buqui Rafael Contreras, con apenas 19 años de edad. Y tres años después, 1937, dicha Federación sería base para la conformación de la CTM, con algunas excepciones de personajes que no se alinearon al oficialismo, como El Machi y Jacinto López, quienes dieron pie a la formación de la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM), conservando su raíz de izquierda en la geometría de las ideologías.

Todavía en los años 1950, 1960, eran notorios dos desfiles en Ciudad Obregón. El oficial, como le llamaban al que encabezaba la CTM y por ende el PRI, con el respaldo de sindicatos y organismos gremiales, apoyados por la Presidencia Municipal de Cajeme en turno; y la otra marcha, la de las izquierdas, abanderada por la UGOCM, partiendo ambos desde el Plano Oriente (colonia Benito Juárez), pero siguiendo diferentes rutas, coincidiendo involuntariamente en algunas calles de la ciudad, donde se calentaban los ánimos, brotaban los insultos llegando, incluso, a las agresiones físicas.

El desfile de la UGOCM concluía siempre en la plaza 18 de Marzo, con encendidos discursos de El Machi, a quien asesinaron en 1953, Rafael Contreras, Jacinto López, Ramón Danzós Palomino, entre otros líderes.

La marcha de la CTM, terminaba por la calle Sonora, frente al que fuera su edificio, el que desocuparon al construir nuevas oficinas al oriente de la ciudad, pero abandonando también recientemente su sentido de pertenencia e ideología al PRI, para unirse, con Javier Villarreal a la cabeza, a Morena.

Hoy, 1 de mayo de 2024, en Cajeme, al igual que año tras año, será notoria la participación de la clase laboral en un largo desfile, repitiendo consignas a viva voz o escritas en grandes lonas, con las exigencias de siempre.

Los contingentes más numerosos serán los del  Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento de Cajeme -SUTSAC-, el Sindicato del IMSS, el SNTE, la FSTSE,,,, y quizás la CTM si aún conserva el control de sus sindicatos.

El hecho de que los reclamos de los trabajadores se reciclen año con año con la misma intensidad, significa, ciertamente, que la dinámica de los tiempos rebasa muy rápidamente las conquistas laborales logradas, porque no puede negarse, por ejemplo, los beneficios del Instituto Mexicano del Seguro Social, del Infonavit, las alternativas de educación, programas para el retiro laboral; pero también se vuelve necesario expresar que esas respuestas se dosifican con lentitud, sin prestaciones satisfactorias, o bien, se dejan caer irresponsablemente al vacío de la indiferencia por los gobiernos, los representantes populares, y la estructura patronal.

Vivienda, servicios eficientes, combate sin simulaciones a la corrupción, serán, como siempre, las demandas en el devenir multicolor de las siglas sindicales. Y, ciertamente, esos reclamos constituirán el eje fundamental sobre el que debe girar la paz social, integración familiar, futuro promisorio de los pueblos.

Pero cuando la economía de las Entidades no ejerce su misión de heredad colectiva, y los gobernantes manejan los bienes públicos como si se tratase de fortunas propias, derivándolos hacia beneficios en el que incluyen a colaboradores, amigos, familiares y prestadores de servicios, dejando en segundo término a los verdaderos propietarios de los recursos de un pueblo, se propician situaciones de miseria, desintegración familiar, prostitución, delincuencia.

Sobre este comportamiento de egoísmo social, de infamia política, Sonora tiene un caso reciente, llaga viva que no cierra, provocada por un hombre llamado Guillermo Padrés, ex gobernador, en deterioro de miles y miles de familias.

Por eso, mientras continúe el síndrome de Padrés como una bacteria corrosiva que no se ha erradicado, tal vez por acuerdos y pactos políticos en las altas esferas de partidos y niveles de Gobierno, la insatisfacción de los trabajadores se repetirá año con año. El combate a la delincuencia en el tejido enfermo de la sociedad será más difícil, a pesar de los escudos ciudadanos que se instalen como estrategia gubernamental de prevención de delitos, porque no se estará yendo a las causas, sino a los efectos.

Y es innegable que, bajo esas condiciones sociales, las causas estarán latentes siempre en cada barrio, colonia, comunidad, poblado, municipio, gritando sin voz, pero mostrando con su rostro de sociedad enferma y agraviada, que el problema está en la economía, en la injusta distribución de los bienes públicos que social e históricamente pertenecen a todos, y que deberían aplicarse en obras razonables, servicios, generación de empleos.

Alzarán, pues, sus voces los obreros. Se harán presentes los mensajes incisivos en pancartas. Las hojas de proclamas volarán de mano en mano, dejando testimonio de exigencias de quienes sienten que a pesar del sacrificio de los hombres y mujeres de Chicago, de los mineros de Cananea, de los trabajadores de Río Blanco, no existe, aún, la equidad plena, porque la realidad y la historia definen como justicia teórica la que está impresa en el texto constitucional y en la Ley Federal del Trabajo; y como injusticia práctica y vigente, la que se aplica cotidianamente como pan de todos los días.

Hoy, 1 de mayo, como cada año, las calles se llenarán, momentáneamente, de exigencias para que la justicia social prevalezca. Brotarán posicionamientos para que las familias de los trabajadores tengan alimento suficiente y vivienda segura junto con prestaciones dignas, con calidad y calidez en servicios de salud. Hoy, reprobarán altos costos de combustibles. Excesivos cobros por los servicios de agua y electricidad. Repudiarán la represión contra los trabajadores mínimos que se ganan la vida en las calles a través del comercio ambulante. Exigirán seguridad, ante una criminalidad desbordada, que afecta a todos.

Pero, después del desfile, el viento barrerá las hojas de proclamas y exigencias. Las lonas con leyendas agresivas serán guardadas para ser utilizadas el año siguiente, porque todos presienten que las cosas seguirán igual dentro de 365 días…

Le saludo, lector.

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