La vida se devalúa por el odio.-

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Bernardo Elenes

La vida se devalúa por el odio.- Urge la suma de voluntades por parte de los diferentes sectores de toda comunidad.- Esfuerzo colectivo para rescatar la tranquilidad perdida y lograr el bienestar que las familias anhelan y merecen.

Bernardo Elenes Habas

Es necesario dejar constancia sobre la paz y la seguridad.

Dar testimonio de la forma gradual cómo el valor de la vida se devalúa dramáticamente.

Nadie se siente seguro ni en sus hogares, menos en la calle, donde cualquier ciudadano peligra, pudiendo caer abatido por el fuego cruzado entre facinerosos, o en encuentros de éstos con elementos de seguridad, del Ejército o la publicitada Guardia Nacional, presentada como panacea que remediaría el terror de ajusticiamientos, sangre derramada, barbarie indecible.

Crecen las estadísticas sobre homicidios dolosos, el lugar que ocupan en el tiempo y en algunas comunidades de Sonora, especialmente en Cajeme.

De tal manera que se ha convertido en una constante el que los ejecutados superan, con mucho, en algunos casos, el número de días del mes en que son privados de la vida, como sucede.

A este panorama que estremece, debe agregarse el accionar de la delincuencia común con robos, asaltos, agresiones, hechos que provocan el despertar consistente de la sociedad en su conjunto. La que espera se abran cauces en la conciencia colectiva de las familias, sectores, y se definan programas subjetivos y objetivos con carácter de permanentes, los que se encaminen a rescatar la tranquilidad perdida, pero también a instaurar valores de convivencia y participación que trasciendan hacia el bienestar.

Se vuelve urgente la disposición y fortaleza espiritual de las iglesias y cultos religiosos, para sumar cruces y plegarias no sólo desde el interior de sus templos, sino también hacia el exterior, para construir un escudo terrenal en contra de los demonios sueltos.

Se necesita la voluntad de los intelectuales, los activistas del arte y la cultura, el sector educativo, pero esencialmente la suma del ejército de jóvenes, hombres y mujeres que navegan en las redes sociales con su poderío tecnológico de comunicación inmediata, y de todos los grupos dispuestos a marcar su posición ciudadana, en horas cruciales de definiciones.

Pero también se requiere –los tiempos lo exigen- un activismo singular del Gobierno del Estado, encaminado a golpear los escaparates de la burocracia nacional, exigiendo, hasta que se le vuelvan de sangre las palabras, hasta que las demandas de paz se conviertan en ríos desbordados que inunden las conciencias de diputados, senadores, Confederación de Gobernadores, ministros y del mismo presidente de la República, para que atiendan en Sonora, en forma integral no solamente los efectos, sino las causas, de forma y de fondo de la barbarie.

Podría parecer un juicio catastrófico el plasmado en estos apuntes sobre el presagio del horizonte humano. Pero si no se detiene esa bacteria que enferma cerebros, pudre almas, desintegra comportamientos: muy pronto podría convertirse en una epidemia funesta para la que no habrá vacunas…

Le saludo, lector.

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