Las ballenas se divierten usando las algas como sombrero y exfoliante

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A través de un estudio que analiza más de 100 eventos, se revelan los posibles significados de esta interacción de las ballenas con las algas y las potenciales ventajas que podría ofrecer a estos cetáceos

La inteligencia de las ballenas es de amplio conocimiento. En redes sociales se viralizan videos de interacciones y comportamientos de estos animales que a los humanos nos parecen curiosos o por lo menos interesantes. Pero lo cierto es que, sobre algunas de esas actitudes, hay más especulación que literatura científica. De ahí lo valioso de nuevos estudios como el publicado recientemente que recopila datos de más de 100 eventos de lo que parece ser un divertido juego entre ballenas.

Esto es interesante porque la mayor parte de la información sobre las actividades de juego entre los cetáceos hasta la fecha se deriva de la investigación con delfines. El juego con objetos entre delfines les permite a los individuos jóvenes explorar y aprender sobre su entorno, desarrollar habilidades para resolver problemas y practicar interacciones sociales. A través del juego con objetos, los delfines pueden mejorar su coordinación física, conciencia espacial y habilidades cognitivas.

Los delfines en la naturaleza pueden encontrar varios objetos, como algas, conchas, esponjas y desechos, e interactuar con estos a través del juego. Este comportamiento en las ballenas está menos estudiado, pero se ha observado a ballenas jorobadas interactuando con algas marinas frente a la costa este de Australia. Es algo que los científicos han llamado “kelping” o “juego de kelping”. En él, las ballenas tienden a levantar las algas y mantenerlas en equilibrio sobre la parte superior plana de su cabeza. También parecen estar dispuestas a compartir sus algas con otras ballenas, rodando, levantando y equilibrando las algas juntas.

El kelping se ha observado en otras ballenas, como la ballena gris (Eschrichtius robustus), una especie de la que se ha informado que consume algas y pastos marinos y en las ballenas francas del norte y del sur (Eubalaena glacialis y E. australis). ¿Entonces, se trata de un juego? Definir qué representa el juego en los animales es difícil y sigue siendo un tema de debate continuo. Las razones exactas de este comportamiento no se comprenden del todo, pero los investigadores tienen algunas pistas interesantes, después de analizar 105 publicaciones en redes sociales de interacciones entre ballenas y algas, la mayoría en el hemisferio norte.

La primera sorpresa es que el kelping es más común de lo que se pensaba anteriormente. Los investigadores lo detectaron en diversas poblaciones de ballenas y con una frecuencia que así lo sugiere. A la hora de responder si esto se trata o no de un juego, los investigadores creen que en parte así es. “Cuando los investigadores de animales observan un comportamiento, tiene que cumplir tres criterios para ser un juego. En primer lugar, debe parecer voluntario y divertido. Segundo, ser diferente de otros comportamientos más serios. Y tercero, que los animales no parezcan estresados ni hambrientos. El kelping cumple estos tres requisitos”, explican los autores de la investigación en The Conversation.

Tocar las algas con varias partes del cuerpo puede resultarle muy placentero a las ballenas, señalan los investigadores: los rostros de estos animales tienen finos folículos pilosos, que reaccionan a ese contacto en lo que podría ser un cosquilleo.

Ahora, además de divertido, las algas pueden tener una utilidad. La interacción con las algas, dicen los científicos, también puede ser beneficiosa para la eliminación de ectoparásitos y para tratar o prevenir afecciones de la piel provocadas por infecciones microbianas. Podría haber, entonces, beneficios terapéuticos a través del contacto prolongado con algas en partes del cuerpo particularmente vulnerables a infecciones. Se sabe, de hecho, que las algas contienen una amplia gama de compuestos bioactivos que se ha demostrado que poseen propiedades antibacterianas, aunque sobre este tema se necesita más investigación.

En todo caso, el cuidado de la piel se ha visto en otros mamíferos marinos. Los leones marinos, por ejemplo, se frotan contra las rocas y algunas ballenas barbadas, como las ballenas de Groenlandia (Balaena mysticetus) utilizan rocas para posible facilitar su muda de piel. El rodamiento de arena de las ballenas jorobadas sobre un sustrato arenoso se ha descrito como una posible ayuda para eliminar el exceso de piel y están surgiendo informes de ballenas grises que buscan humanos para una posible eliminación de ectoparásitosa. Hay, también, otras posibilidades. Empujar las algas podría ayudar a las ballenas a deshacerse de huéspedes no deseados.

“Kelping nos muestra cuánto nos queda por aprender incluso sobre especies de ballenas bien estudiadas, como la ballena jorobada. La naturaleza gentil e inquisitiva de estas ballenas se hace evidente cuando las vemos jugar o usar algas. Incluso ahora, todavía quedan muchos misterios por descubrir en la naturaleza”, finalizan los autores de la investigación en The Conversation.

Fuente: elespectador.com

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