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¿Es posible subirse a un avión en Australia justo al inicio del 2025 y llegar a una ciudad latinoamericana aún en el 2024? Aunque suena como ciencia ficción, este fenómeno es una realidad gracias a los husos horarios y la rotación de la Tierra.

El viaje a contrarreloj
Australia se encuentra entre los primeros países del mundo en recibir el Año Nuevo debido a su posición en el extremo oriental del planeta. Ciudades como Sídney o Melbourne celebran la llegada del nuevo año antes que la mayoría de las regiones del mundo. En cambio, muchas ciudades latinoamericanas, como Ciudad de México, Bogotá o Buenos Aires, se encuentran entre 15 y 19 horas por detrás de Australia en términos de huso horario.

Por ejemplo, si despegaras de Sídney a las 12:10 a.m. del 1 de enero de 2025 en un vuelo directo hacia Ciudad de México (un viaje de aproximadamente 15 horas), cruzarías la Línea Internacional de Cambio de Fecha, un límite imaginario que separa un día del siguiente en el calendario mundial. Al cruzarla hacia el este, “retrocedes” un día en el calendario.

Así, al aterrizar en Ciudad de México, podrías llegar el 31 de diciembre de 2024, aún a tiempo para celebrar la Nochevieja por segunda vez.

La Línea Internacional de Cambio de Fecha: el punto clave
La Línea Internacional de Cambio de Fecha, ubicada en el océano Pacífico, es el eje central de este fenómeno. Al cruzarla en dirección este, el reloj se ajusta hacia atrás un día entero, mientras que al cruzarla en dirección oeste, avanzas un día.

Este ajuste no cambia el tiempo transcurrido durante el vuelo, sino que se debe a la forma en que organizamos nuestro calendario global.

Curiosidades sobre el “viaje al pasado”

  1. Doble celebración: Este fenómeno permite a viajeros estratégicos celebrar el Año Nuevo dos veces en distintos países.
  2. Vuelo histórico: Algunas aerolíneas han operado vuelos especiales con este propósito, incluso promocionándolos como “la oportunidad de viajar al pasado”.
  3. Confusión horaria: Aunque fascinante, este fenómeno puede ser un desafío para planificar reuniones internacionales o ajustar relojes electrónicos.

Conclusión
Aunque no se trate de una máquina del tiempo, los vuelos internacionales que cruzan la Línea Internacional de Cambio de Fecha ofrecen una oportunidad única de experimentar el pasado por unas horas. La próxima vez que planees un viaje intercontinental, revisa los horarios: podrías retroceder en el tiempo, al menos en el calendario.

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