La salud en crisis

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En una olla express a punto de reventar están diversos hospitales del país, que ahora pertenecen a la Federación, y que no cuentan con suficiente personal médico, equipos ni insumos. A estos reclamos se están sumando los hospitales nacionales, donde el principal reclamo es que al personal de salud no le han cumplido con sus basificaciones. ¿Se veía venir?

Sin duda la salud requiere de inversión seria en donde el presupuesto y el cuidado del mismo juegan un papel clave no solo para la salud de la población sino para el desarrollo del país. Durante el último año del ex presidente, se diseñó un esquema el cual planteaba esclarecer las necesidades reales de infraestructura y así ubicar recursos extras en comunidades diversas. Así nació “La clínica es nuestra”, un programa “sombra” de otro denominado “La escuela es nuestra” en donde el recurso se entrega a un comité de personas civiles y no precisamente bajo algún esquema de gobierno. Para ello se asignan comités de directivos o padres de familia a quienes les dan los recursos para que con ellos se pinten las escuelas, se renueve el mobiliario, pizarrones y la mejora de espacios para los alumnos. Es un programa de subsidios en el que la comunidad identifica y decide el uso de los recursos. A partir de asambleas se crean los Cosabis con presidente, secretario o secretaria técnica, tesorera (siguiendo el programa la Escuela es Nuestra) y cinco vocales que identifican necesidades y ejercen recursos, supervisando mejoras en los centros con base en necesidades. Se menciona que esto permitirá que la comunidad tenga apropiación sobre dónde se cuida su salud, e identificación de lo más urgente: impermeabilizaciones, bardas, cercos perimetrales, instalación eléctrica, cuarto del médico pasante (sic), adquisición de equipos, etc. Ya que “No hay mejor guardián del dinero público que el pueblo”, se mencionó en la mañanera. Si los Cosabis son para infraestructura y atención médica, ¿dónde quedan la prevención y el autocuidado para la salud? todo dependerá de si establecieron interlocutores reales en la comunidad. De ese nuevo diseño dependerán la calidad y resultados de la Clínica es nuestra poniendo especial atención en la ejecución de los recursos en el primer nivel de atención, es decir en los centros de salud rurales donde se otorga consulta “gratuita” a la comunidad. El programa se parece mucho a lo que en su momento fueron el Pronasol y el Programa Oportunidades, y actualmente hay muchas clínicas que les urge ser modernizadas, reparadas y renovadas. La realidad es que los recursos no alcanzan; por lo que una solución salomónica para el gobierno federal es que sea el personal de salud y los pacientes los que, a través de una asamblea general y mediante votación, digan dónde les urge más resolver el problema de sus centros de salud, para que ahí sea destinado el dinero. Sin embargo no se sabe a ciencia cierta si esto es más para que el estado no tenga “responsabilidad” como tal en la rehabilitación de las clínicas o la responsabilidad caerá en las decisiones que el comité tome en sus asambleas. Será una bonita manera de culpar al “pueblo bueno”, por alguna deficiencia que ya de por si son muchas. 

A principios del año pasado, se le dio 6 mil millones de pesos a la Clínica Es Nuestra, pero ahora las autoridades afirman no tener documentación sobre el uso de esos recursos. Lo anterior pese a que incluso se creó una plataforma para garantizar e informar sobre el correcto uso de los recursos públicos. Sin embargo, a pesar de que se dispuso de una plataforma, que incluso contaría con memoria fotográfica de las obras realizadas, el IMSS-Bienestar informó vía transparencia que no cuenta con ningún archivo ni físico ni electrónico en el que se dé cuenta de cómo se usó el presupuesto público dispersado y que al 31 de julio pasado  sumó 6 mil 341 millones 600 mil pesos. Parece que seguirá igual. ¿Cómo ve?

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora

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