
En Noruega, una pequeña pero poderosa iniciativa está marcando la diferencia: los botes de basura en muchas ciudades cuentan con un soporte externo para dejar botellas y latas reciclables. Esta idea no solo busca fomentar el reciclaje, sino también brindar un gesto de solidaridad hacia las personas en situación de calle o con bajos recursos.
¿Por qué existen estos soportes? En Noruega, los ciudadanos reciben una pequeña cantidad de dinero por cada envase reciclado. En lugar de tirarlos a la basura, muchas personas los colocan en estos compartimientos para que quienes los necesiten puedan recogerlos fácilmente, sin tener que hurgar entre los desperdicios.
Esta simple acción ha sido aplaudida internacionalmente por combinar conciencia ambiental con empatía social.
¿Funcionaría en tu ciudad?
La iniciativa invita a reflexionar sobre su viabilidad en otros países como México, donde la recolección informal de materiales reciclables ya es una fuente de ingresos para miles de personas. Instalar este tipo de soportes en espacios públicos —como parques, estaciones de autobús o calles concurridas— podría mejorar la dignidad y seguridad de quienes se dedican a esta labor, al mismo tiempo que se fomenta una cultura de reciclaje más consciente.
Impulsar una política similar requeriría coordinación entre autoridades municipales, empresas de reciclaje y ciudadanía, pero podría convertirse en un paso concreto hacia ciudades más inclusivas y sostenibles.
¿Tú qué opinas? ¿Aplicaría en tu comunidad?

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