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250 millones de pesos en inversión para una región donde al olvido de años se suma el de Grupo México, renuente a cumplir los compromisos adquiridos para remediar los daños ambientales y en la salud y las actividades productivas de sus habitantes, deben ser algo más que un respiro.

Sobre todo si esos recursos se aplican en áreas estratégicas como vías de comunicación terrestre, infraestructura urbana y calidad de vida de los pobladores de los municipios del Río Sonora, donde hace casi tres años la mina Buenavista del Cobre vertió sobre su cauce unos 40 mil litros de materiales tóxicos (lixiviados de sulfato de cobre acidulado), provocando lo que algunos consideran la mayor tragedia ambiental en el estado.

Poco a poco, esa región comienza a recuperar sus latidos.

Tiempos traen tiempos. Hace tres años esta región era una zona de desastre y de conflicto. El ánimo ciudadano completamente erizado; el gobierno sin capacidad de respuesta, las actividades productivas en la ruina, el reclamo popular a flor de piel; las expectativas de desarrollo por los suelos.

Hoy no es el paraíso y la bonanza, pero poco a poco y con la voluntad de sus pobladores, estos municipios recuperan la esperanza y comienzan a latir de nuevo. Eso se siente en el ánimo de la gente, en esos rostros que hace apenas tres años estaban crispados por la desesperación y la impotencia, y que hoy han vuelto a sonreír.

Estas fechas son idóneas, pues como destinos turísticos, los pueblos del Río Sonora son un atractivo para quien busca el reencuentro con las raíces y las tradiciones, con la gastronomía sonorense y la aventura rural y cinegética.

Y para ello hacen falta muchas cosas, pero especialmente una: infraestructura carretera, esa que el gobierno anterior dejó hecha pedazos afectando no sólo la actividad turística, sino la movilidad humana y el transporte de productos agropecuarios.

La gira de ayer comenzó en Banámichi donde la gobernadora Claudia Pavlovich entregó obras de pavimentación, rehabilitación y equipamiento urbano, que el alcalde Marco Antonio Ochoa Méndez reconoció como el relanzamiento de esa pintoresca población, de la que dijo, no descansarán hasta lograr sea declarada Pueblo Mágico, logrando así mayores recursos federales para su desarrollo.

Además de kits de pintura e impermeabilización, se entregó un tramo de concreto hidráulico que conecta a esta población con la carretera, cruzando un arroyo que en tiempos de lluvia invariablemente se llevaba el asfalto dejando a sus habitantes incomunicados. Eso ya no pasará.

Fue en Huépac donde se dio el anuncio fuerte de esta gira, al inaugurar el tramo carretero Mazocahui-Banámichi, donde se invirtieron 77.9 millones de pesos.

Son muchas las necesidades de estas poblaciones, dijo la gobernadora durante el trayecto de un municipio a otro, departiendo con representantes de medios de comunicación, pero sin duda lo que más agradecen son las obras carreteras, vitales para el desarrollo de la región.

La carretera luce impecable y contrasta en la parte donde inició la reconstrucción, Mazocahui, con ese monumento a la corrupción que se levantó al final del sexenio pasado, en la forma de un ‘parador turístico’ fantasmal, desolado, donde no se paran ni las cachoras, pero que sirvió para justificar unos 30 millones de pesos que alguien se echó a la bolsa como si cualquier cosa.

En Aconchi la gobernadora supervisó los trabajos de rehabilitación del parque Agua Caliente, famoso por sus aguas termales y donde con una inversión de cinco millones de pesos se dotó de la infraestructura necesaria para modernizar ese balneario que es visitado por cientos de familias, y en los fines de semana largos y temporadas vacacionales llega a dar servicio hasta a mil 500 visitantes diariamente.

El autobús que últimamente la acompaña en sus giras no sólo sirve como sala de prensa ocasional. Allí también sostuvo encuentros con los alcaldes de los pueblos del Río, con quienes acordó trabajar juntos en varios temas que les resultan imperantes y casi todos tienen que ver con el incumplimiento del Grupo México, señaladamente los relativos a las plantas potabilizadoras que esa empresa trasnacional se comprometió a construir y de las cuales la mayoría siguen pendientes.

Allí mismo, la gobernadora se comunicó con el secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, que a su vez es presidente del Fideicomiso Río Sonora, quien le informó que en dos meses más estarían operando esas plantas que, como se sabe, resultan de vital importancia toda vez que la contaminación del suelo y el subsuelo todavía hacen albergar sospechas sobre la potabilidad del agua que consumen en esa región.

Grupo México tampoco ha cumplido con la construcción y equipamiento de una clínica para atender pacientes afectados por el derrame, y eventuales secuelas. Aun así, desde el ámbito estatal se sigue trabajando en resolver las demandas más urgentes, las que resuelven el día a día, las que ya se ven y se sienten, y devuelven las sonrisas que hace tres años eran una mueca de desesperanza.

II

La protesta de los bomberos ‘voluntarios’ que reclaman tres mil pesos mensuales de incremento salarial (¿voluntarios asalariados?) ya se politizó. El grupo que lidera Jesús Díaz Ruelas protagoniza un nuevo plantón frente al Palacio Municipal, justo en los días en que ese cuerpo de valerosos servidores públicos debería estar más dispuesto a atender eventuales contingencias por el periodo vacacional.

Pero bueno, así es esto de la manipulación de una protesta que podría estarse negociando a través de los cauces institucionales, pero Jesús Díaz Ruelas y la veintena de bomberos que le acompañan prefieren acampar en el Bulevar Hidalgo y dejarles la chamba -que hay mucha en estos días-, al resto de los tragahumo que sí quieren trabajar y que, aun validando reclamos contractuales y laborales, tienen una idea más clara y una vocación más comprometida para servir a la sociedad con su trabajo, este sí elegido voluntariamente.

Y es que en el recuento de los hechos sobre este tema, la situación aparece meridianamente clara.

Las demandas originales del ‘movimiento’ que lidera Jesús Díaz Ruelas ya quedaron en el olvido: nivelación salarial para 30 bomberos, 20 plazas nuevas, recursos para equipamiento y un par de temas más que son competencia del Isssteson.

El Ayuntamiento ofreció el pasado 23 de marzo 28 plazas nuevas, 33 nivelaciones y 2.5 millones de pesos para equipamiento.

Pero el sábado anterior los seguidores de Díaz Ruelas se manifestaron durante el arranque del operativo de seguridad por Semana Santa. El alcalde Maloro Acosta se acercó a dialogar con ellos y a decirles que la mesa de diálogo seguía abierta, aunque el pliego petitorio ya no se parecía al original.

Díaz Ruelas lo escuchó y de pronto se volvió a sus seguidores para gritar “Bueno, lo esperamos el lunes para que nos firme el acuerdo de aumento de mil quinientos pesos quincenales para cada uno”. Y eso se dio frente a representantes de medios de comunicación allí presentes.

En resumen, los bomberos de Días Ruelas al parecer ya se olvidaron de las demandas originales, que han cambiado tres o cuatro veces, y ahora quieren que la bolsa que se estaba integrando para resolver de manera integrar el asunto, se reparta mejor en incremento salarial, pero no en el sueldo base, sino en un bono libre de polvo y paja.

La última propuesta del Ayuntamiento era abrir 14 nuevas plazas y un aumento directo al salario, de 15.5%, que aunado al 4.2% que ya recibieron todos los empleados municipales, hacen un 19.7%, algo que ni en sus mejores tiempos de sindicalismo poderoso podrían presumir, por ejemplo, los trabajadores universitarios, por decir algo.

El punto es que la poca seriedad de Díaz Ruelas en las negociaciones está generando recelos y suspicacias en el resto del cuerpo de bomberos, porque el Ayuntamiento podría volver a su propuesta original: 28 plazas nuevas y una treina de nivelaciones. Y que los temas relacionados con el Isssteson se resuelvan en esa instancia.

O sea, la protesta de los tragahumos ya entró en la espiral de las sospechas acerca de la ‘mano azul’ que mece la cuna, y evidentemente no todos los bomberos están de acuerdo con eso. Veremos en qué para.

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