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Cuando Andrés Manuel López Obrador anunció la adhesión de Célida Teresa López Cárdenas a sus filas electorales, la sorpresa fue mayúscula en Sonora. No por la importancia del hecho (que no la tenía), sino por el perfil de la mujer que, alegremente, posaba junto al ahora candidato presidencial de Morena, en la ciudad de Nacozari de García.

Semanas antes, Célida Teresa despotricaba, vestida todavía de azul PAN, en contra de Andrés Manuel, a quien llamó de todo, con insultos y frases peyorativas hacia su persona y a su desarrollo como político.

Después de ese sórdido anuncio por parte de Andrés Manuel, Célida Teresa llegó al descaro de posar para una fotografía en Puerto Peñasco, junto al padre de ella, y sosteniendo en sus manos una imagen de Andrés Manuel. ¡Increíble!

Luego de esto, vino todo un maremoto de suposiciones. Originalmente, Célida Teresa quería la candidatura al senado representando a Morena, pero se le ofreció la de BC y ella la rechazó. Pero ¿Por qué no fue la ungida en Sonora? ¿Cómo es que Lilly Téllez se le atravesó en el camino? ¿Cómo es que ella, Célida, termina convertida en candidata a la alcaldía por Hermosillo? ¿Cómo es que Alfonso Durazo termina en segundo plano, detrás de Célida y Lilly? Aquí una explicación:

Cuando Célida Teresa empezó a “cocinar” la decisión de abandonar al PAN, ante la negativa de Damián Zepeda por apoyarla con la candidatura al senado, ella decide buscar a Francisco Bueno Ayup (Paco Bueno), panista y padrecista como ella, para que le buscara una opción de acercamiento con Andrés Manuel López Obrador.

Y es que Paco Bueno, además de ser amigo íntimo de ella, también lo era de un alto funcionario del gobierno de Durango, cuyo hermano, empresario de profesión, lo era a su vez del también empresario regiomontano Alfonso Romo, quien se sabe, forma parte del circulo rojo de Andrés Manuel.

Y la triangulación se ejecutó, y Célida Teresa tuvo oportunidad de contactar directamente a Andrés Manuel en uno de sus eventos en un estado no bien definido, (se habla de Oaxaca), días antes del anuncio de adhesión que después se conoció desde Nacozari de García, en Sonora.

Alfonso Durazo Montaño quedo fuera de todo esto, y se enteró hasta que le avisaron que la decisión respecto a Célida Teresa López Cárdenas estaba tomada, y que solo ocupaban que él se hiciera cargo del resto.

¿Los puntos finos del acuerdo signado en el estado de la reunión? No se sabe.

¿Solicitó Célida Teresa la senaduría en Sonora directamente? Tampoco se sabe.

¿Qué ofreció a cambio de desplazar a todo mundo en Sonora? Menos.

Lo que si es un hecho es que, desde entonces, la relación entre ella y Alfonso Durazo Montaño ha sido mera simulación. Institucional, aunque les duelan los huesos. De sonrisa forzada y de miradas amables, aunque procuren sana distancia entre los dos.

Y esa actitud ha sido evidente, comprobable con una simple observación en los eventos en los que han coincidido. No están documentadas grandes y aleccionadoras referencias del presidente estatal de Morena hacia la candidata al municipio más importante de Sonora. Todo ha sido crudamente institucional.

Recientemente, el Partido Encuentro Social rompió escandalosamente contra la coalición que los llevaba a trabajar electoralmente con Célida Teresa. Le llamarón representante de la corrupción padrecista. Alfonso Durazo Montaño hizo mutis total, y la dirección de comunicación social de Morena confirmó que no se emitiría comunicado ni comentario al respecto.

En la reciente gira de Andrés Manuel por Cajeme, ya como candidato presidencial, los 8 gobernadores yaquis le llamarón persona non grata, y Alfonso Durazo Montaño sigue guardando silencio.

¿Rompimiento personal contra quien lo brincó en jerarquía?

¿Diferencias personales contra quien operó a sus espaldas?

Lo que es un hecho irrefutable es que Célida Teresa se ha movido sola en su aspiración por la alcaldía de Hermosillo, y si bien es cierto que su campaña aún no inicia, no existe agenda operada por el partido Morena, ni el estatal ni el municipal en Sonora, que le coordine acercamientos con los medios de comunicación; reuniones con empresarios, asociaciones civiles, universitarios, o comunidad hermosillense en lo general.

Dicen los yaquis que es persona non grata. Ese mismo mensaje se entiende desde el interior de Morena.

Gracias por la lectura. Puede seguirme en @mensajero34 y en facebook.com/gilberto.armenta.16

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