La alcaldesa Karen Bass anunció este martes el fin del toque de queda que había sido impuesto en el centro de Los Ángeles desde el pasado 10 de junio, tras los disturbios registrados durante las protestas contra las redadas de inmigración.

La medida fue implementada luego de que más de veinte negocios fueran vandalizados o saqueados durante varias noches consecutivas. En un comunicado, Bass aseguró que el toque de queda cumplió su objetivo: “El toque de queda, sumado a los esfuerzos continuos de prevención del delito, ha tenido un gran éxito en proteger tiendas, restaurantes, negocios y comunidades residenciales de actores maliciosos que no se preocupan por la comunidad inmigrante”.
Inicialmente, la restricción horaria se aplicó de 8:00 p.m. a 6:00 a.m., pero fue reducida el lunes pasado para iniciar a las 10:00 p.m. antes de ser finalmente retirada. El perímetro afectado abarcaba una milla cuadrada en el corazón de la ciudad, con respaldo de líderes políticos, empresariales y cuerpos de seguridad.
La alcaldía no descartó la posibilidad de implementar nuevas medidas en caso de que se repitan los actos de violencia, aunque confía en que el diálogo con las comunidades y organizaciones migrantes permita mantener la paz en la zona.