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Estamos en el mes que celebramos, año con año, el proverbial “Día del Amor”. Una rápida consulta en la más democrática de las enciclopedias (Wikipedia), permitirá a quien lo desee, abundar en el origen de ésta conmemoración. Al día de hoy, el festejo es capitalizado de manera muy efectiva por los comerciantes y son pocos los que escapan de ser arrastrados por la inercia que la fecha significa.

Del concepto Amor, se desprenden otros, como el de Amante, o Amado. Es obvio que la modalidad amorosa que se festeja en éste mes es la correspondiente a la particularidad Erótica, si nos basamos en la clásica tipología griega. Las otras modalidades (Ágape, Philia y Storgé) no suelen ser importantes en el “Día de los Enamorados”.

Definir, precisar o especificar algo, a veces genera problemas que rebasan el ámbito académico y que analizadas con detenimiento, estas dificultades resultan ser además de inconvenientes semánticos, motivo de guasa. Unos ejemplos para darme a entender mejor.

Recuerdo como Josefina decía cuando veía a una mujer que mostraba datos de un embarazo avanzado: “está muy embarazada…”. ¿Se podrá estar “poco” embarazada”? ¿O tal vez medianamente embarazada? Algo similar ocurre con el hecho de morir y no es raro que digamos que una persona pueda estar “medio muerta”. Así hay conceptos que solo aceptan mediciones dicotómicas. No hay términos medios; o se es, o no se es; o se está o no se está.

En cambio, otras concepciones sí pueden ser asumidas a través de una escala ordinal. Es el caso de muchas enfermedades. Uno sí puede estar poco anémico, medianamente anémico o muy anémico. Se puede estar discretamente sordo, o de plano, no escuchar absolutamente nada y en el intervalo, una infinidad de posibilidades de matiz.

¿Y el Amor?, ¿Cómo se mide el amor? ¿Con una escala nominal? ¿O con una ordinal?

Si consideramos al Amor como una variable ordinal, no existen en ese caso términos medios. O se ama, o no se ama… e inútil desgastarse en complicaciones. Pero si pensamos que el Amor es una variable ordinal, aquí la puerca va a torcer el rabo y nos meteremos en un berenjenal: no toparemos con el hecho de que se podrá “amar poquito”, “casi nada” o “amar hasta el infinito… y más allá”. ¿Ustedes a cual escuela se adscriben?

Clavarle el diente al asunto con el detenimiento que se requiere, resulta imposible dado el espacio con el que disponemos. Se los dejo como una provocación en la ya segunda mitad de éste mes de los enamorados y para que lo platiquen, primero con la almohada, y luego con su(s) amante(s), porque ésta sería tan solo la puerta de entrada a una dimensión desconocida en la que otras interrogantes reclaman respuesta: ¿el Amor se acaba? Y si así es, ¿por qué se acaba? ¿Si no se acaba, es para siempre? ¿Y si es para siempre, el que cree que se acaba, simplemente nunca lo tuvo?… bastante material para entretenerse.

Gústenos o no, los amantes se decantan en el día a día en un albur de inmediatez rico en emotividad (la sal y pimienta de la vida… con un sabroso toque de chiltepín); se mueven bajo el designio de que el amor es eterno mientras dura, como bien lo canta Ismael Serrano

https://www.letras.com/ismael-serrano/277613/

Prefiero creer que sea el amor infinito mientras dure, y que dure tanto como duran las cosas que se cuidan. El problema de todo esto radica en el hecho de que no hemos comprendido que el amor necesita también adiestramiento, enseñanza y aprendizaje para ser capaces de asimilar que no todo queda en un “bello sentimiento” que cuando desaparece creemos que ya todo se ha acabado. Leer a Fromm con su Arte de amar siempre será de utilidad. Para los que creemos que el Amor es un estado de la conciencia, el Amor no es una relación ni tiene que ver con otro. Uno no se enamora, uno es Amor; si eres amor, te enamoras, y como consecuencia amas. Es más que un juego de palabras.

Anthony De Mello lo dice de manera magistral “Amar es como oír una sinfonía. Ser sensible a toda esa sinfonía. Significa tener un corazón sensible a todos y a todo. ¿Puedes imaginar que una persona oiga una sinfonía y solo escuche los tambores? ¿Dar tanto valor a los tambores que los otros instrumentos queden casi apagados? Un buen músico, el que ama la música, escucharía cada uno de aquellos instrumentos; él puede tener su instrumento favorito, pero los escucha a todos. Cuando te apasiones, cuando tengas un sentimiento de apego, una obsesión, ¿sabes lo que sucederá? El objeto de tu pasión se destacará y las otras personas se apagarán… Solo en libertad se ama. Si disfrutas de mil flores, no agarras ninguna; pero si agarras solo una, no disfrutas del resto. La causa de mi felicidad no eres tú, pero ella brota cuando estoy contigo. Hagas lo que hagas no tengo miedo a que me ofendas ni a ofenderte. No tengo ningún deseo de impresionarte. Prefiero ser sencillamente lo que soy, con mis formas, y deseo que me aceptes así. Es precisamente con una relación así como tiene sentido el matrimonio y no por las promesas ni los contratos. Ya que no te necesito para ser feliz, ni te ato ni me ato. Tú eres mi instrumento favorito, pero no renuncio a escuchar a los demás. Tú despiertas más hondamente mi capacidad para escucharlos a todos… Dentro de mí suena una melodía cuando llegas tú y cuando no estás me quedo lleno con tu música. Y no se agotan las melodías pues con cada persona suena otra melodía distinta que también me hace feliz y enriquece mi armonía. Puedo tener una o más melodías que me agraden en particular, pero no me aferro a ellas, sino que me agradan cuando están conmigo, y cuando no están, no tengo la enfermedad de la nostalgia sino que estoy tan feliz que no añoro nada. La verdad es que no puedo echarte de menos porque estoy lleno de ti. Si te echase de menos sería reconocer que al marcharte te quedaste fuera. ¡Pobre de mí, si cada vez que una persona amada se va, mi orquesta dejase de sonar!”

La iniciativa soyamante.org, ve la luz en febrero de 2014 con el propósito de propiciar la toma de conciencia entre los jóvenes respecto a la importancia de construir relaciones sentimentales basadas en un amor auténtico en vez de la concepción generalizada de que el amor es un sentimiento. Ésta iniciativa considera al amor como una decisión libre y voluntaria, y propone una alternativa auténtica y atractiva a todos los jóvenes que comienzan o se encuentran en una relación sentimental.

Quiere mostrar el lado obscuro de la luna y manifestar esa dimensión del amor de la que no se hacen eco los medios de comunicación, ese aspecto del amor que está más ligado a la voluntad, a renunciar a sí mismo en favor de la persona amada, a ese aspecto que hace que el amor sea, en esencia, un acto libre de entrega a otra persona. Porque el amor sin voluntad no es amor.

Para lograr sus objetivos se vale de algunos recursos que la actual tecnología de la comunicación hace disponible a la mayoría. Entre algunos de los recursos que utiliza están unos videos que desde su gestación en 2014, año con año hacen énfasis en un determinado aspecto del Amor.

El de éste año me resulta particularmente afortunado ya que a mi juicio toca con gran acierto el tuétano de la relación de pareja, resaltando al final del mismo sus constituyentes atemporales. Se los comparto para que lo disfruten tanto como yo:

Los interesados en conocer más sobre ésta iniciativa, podrán revisar en su página web con todo el detenimiento que se requiere, la totalidad de sus aportaciones, incluido el resto de sus videos

http://www.soyamante.org/index.html

Es probable que más de uno quisiera ubicarme de forma contundente: No le busques olor al cerote si ya sabemos a que huele. Sin embargo, cuando veo lo que pasa a mí alrededor, cada vez me convenzo más de que lo que olemos resulta la mayor de las veces un gran distractor que nos impide disfrutar de la esencia verdadera. Para quienes disfrutamos de una buena cerveza, nunca podríamos gozar de un buen tarro si oliésemos el caldo en la cervecería durante su proceso de elaboración. Difícil imaginar que esa ridícula oruga vaya transformarse finalmente en una hermosa mariposa. Tengo la impresión que son muchos, muchísimos los que se quedan en el camino víctimas de la inmadurez, de la ignorancia, de falsas expectativas, de creencias infundadas, del egoísmo o de la dejadez del menor esfuerzo. Para algunos de ellos el Amor se equipara a la desagradable oruga mientras que para la mayoría la única certidumbre es la de una lacerada crisálida. Todos podemos ver a la mariposa de nuestros sueños si nos damos el tiempo que se requiere para su emergencia. El proceso es gratuito, es inmanente a nuestra naturaleza, pero requiere de esfuerzo, disciplina y voluntad.

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