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Compartiré nuevamente con ustedes otra más de mis OCURRENCIAS abordando un viejo tema que afecta tanto a la IMAGEN DE LA CIUDAD EN SU MERO CENTRO, como del comercio organizado de Cd. Obregón, que muy lejos de ser una ciudad agradable y bella como se esperaba en un futuro cercano, ahora especialmente, por EL HORRIBLE AMBULANTAJE, esa parte de la ciudad, en lugar de notarse una ciudad prospera, se ha convertido en un adefesio, propio para una comisaría, con el perdón para las respetables que tenemos en el municipio, que también permanecen sin grandes avances.

 

Recogiendo información se estima que desde hace más de cuatro o cinco períodos anteriores, el Ayuntamiento de Cajeme de aquel entonces, pasando por encima de la opinión y criterio de la Cámara de Comercio de Cd. Obregón, representante del comercio organizado de la ciudad, ignorando su representatividad como una institución tradicional y de respeto en la vida de la ciudad, por compromisos políticos asumidos, decidieron concederle a un grupúsculo de personas afiliadas a unas siglas políticas de la ciudad, el permiso de instalarse en el centro de la ciudad para ejercer el comercio ambulante. Pésima decisión que ahora ya, para cada presidente municipal, constituye un problema social, por los mismos intereses creados desde su origen, más los que con el tiempo se han venido agregando por esas mismas influencias políticas.

Ya con el permiso oficial en su manos, sorpresivamente se lanzaron a la calle invadiendo ESPACIOS PÚBLICOS a su antojo, frente a las aceras de los edificios de los comercios instalados debidamente, sin mayor capital que sus influencias políticas y su limitada mercancía, colocándose en esas áreas públicas, sin más obligación y decoro que sus rudimentarias lonas, casetas, carretas, otros puestos improvisados para vender alimentos en forma insalubre y otros productos, nada original, invadiendo las aceras para quedarse, hasta ahora, indefinidamente, mientras exista el cobijo y respaldo de quienes les dieron el permiso, que ahora tienen en sus manos un grave problema con la decisión que tomaron.

 

Con esa “brillante idea del ayuntamiento de inyectar progreso a la ciudad” obtuvieron solo el repudio del sector afectado lo mismo por la sociedad cajemense sorprendida de ese atropello, contrario de otra manera a cualquier evolución, ayuda y progreso esperado por conducto de nuestros gobernantes, para el desarrollo de ese sector comercial organizado.

Por el contrario ha sido, desde su origen, un atropello a la institucionalidad y dignidad de la tradicional figura de la Cámara y del propio comercio organizado de la ciudad, que resultó muy afectado por la competencia desleal producida por ese ambulantaje rústico e innecesario y la subestimación de las autoridades de la vocación de los comerciantes, las inversiones realizadas con gran esfuerzo y los riesgos que significan los negocios y el respeto que debe significar su viejo arraigo.

 

Nada en contra de las personas del ambulantaje a que me refiero. Ellos hicieron su lucha política a través de su líder, quienes en contubernio con el ayuntamiento en turno, lo lograron. Este reclamo va directamente hacia el absurdo y la debilidad de las autoridades municipales y sus compromisos políticos, que sin mayor creatividad y sensibilidad de lo que injusta y equivocadamente estaban provocando “como dueños absolutos del pueblo”, tomaron el rumbo contrario a los intereses de negocios ya establecidos durante muchos años, atropellándolos sin importarles los resultado, lo mismo a la institucionalidad de la Cámara de Comercio y de paso a la misma sociedad solidarios del bienestar de los diferente sectores en que se compone la ciudad y por los mismos efectos causados, que hasta hoy se tienen que soportar, sin que las autoridades municipales vigentes del presente y anteriores, reconozcan ese error y tengan algún propósito de rectificarlos para el progreso de la ciudad y sus moradores, que muy molestos le reclamamos su pésima actitud.

 

Oficialmente el ambulantaje no es nada nuevo en Obregón, pero muy diferente a este que referimos. Recordemos que el primer brote fue en aquel legendario tianguis de la Colonia México, que aún permanece como algo tradicional y solo en fin de semana. Luego se fueron creando otros tianguis como el de la Yucatán y Niños Héroes que también existe, así como otros que conocemos y que son solo por uno o dos día y hasta su imagen ya es típica pues la gente de todas clases van a ofrecer y a comprar productos nuevos y usados, sin establecerse permanentemente donde el comercio organizado, como los del centro de la ciudad al que hacemos referencia, ha resultado muy afectado directamente, no se diga la horrible imagen que proyecta no digna para una ciudad como la nuestra, cuyas expectativas de progreso que las mismas autoridades tienen la obligación de promover, ahora son de un retroceso inadmisible.

Caso especial merece el ambulantaje de la Ciudad de México, con proporciones gigantescas, que se instalan en los espacios públicos del centro por su propia iniciativa y que las autoridades violentamente los levantan confiscando sus productos, con la única razón de conservar el orden de no invadir las áreas públicas, la mala imagen que proyectan y la competencia desleal al comercio organizado ahí instalados con sus inversiones, que merecen respeto.

 

¿Ante esta verdadera calamidad creada desde hace mucho tiempo atrás? Nos preguntamos: qué es lo que sigue. El ambulantaje de todo tipo ya con su permiso oficial, tiene adjudicados sus espacios y ya es su forma de vivir. Diariamente se colocan improvisadamente sin gracia alguna. Es asombrosamente fea la imagen que reflejan. ¡ME CONSTA!……… Los malos resultados de esos atropellos permitidos permanecen a la vista. INVITAMOS AL SEÑOR PRESIDENTE, REGIDORES Y COLABORADORES DE PRIMER NIVEL, SOBRE TODO EL DE IMAGEN URBANA, que se den una vuelta por el centro y constaten lo que expreso. Sencillamente les dará pena ver el retroceso alcanzado, lo que nunca será tarde para corregirlo en aras del prestigio de ustedes funcionarios de la alcaldía. .

Por otra parte, la Cámara de Comercio y sus asociados al parecer cansados de que sus gestiones no son escuchadas tomaron una cómoda posición de dejarlo como está. Mientras tanto continúan conectados con las autoridades buscando soluciones con nuevas ubicaciones, fuera de los espacios públicos para mejorar la imagen.

Este su modesto servidor, se he permitido asumir la inconformidad de nuestra ciudadanía, típica en la comodidad silenciosa de sus quejas y repudios sin el valor o molestia de expresarlas públicamente por los motivos que sean, como es el caso de este notable suceso del ambulantaje.

En nombre de este amplio conglomerado de ciudadanos que no aceptamos drásticamente el deterioro de la ciudad, pedimos soluciones sobre lo que está afectando a nuestro entorno. Somos ciudadanos sensibles que la democracia se refleja en que los problemas tienen que ser escuchados y resueltos por el mismo ayuntamiento con justicia y no dejarlos correr indefinidamente, demostrando solo una cómoda posición entre el querer y el hacer, con el temor de enfrentarse ahora con la respuesta del mismo monstruo que forjaron con sus debilidades y compromisos políticos.

El arte de gobernar es tomar decisiones valerosas cuando la razón asiste, a pesar de las implicaciones que se presenten. Lo mismo admitir sabiamente cuando se cometen errores, nadie es perfecto, y corregirlos con la misma visión y carácter de la autoridad que tienen.

No es gobernar quien solo va a jugar a ver quién gana la “rifa del tigre” siguiente, sin absorber ni corregir errores del pasado, y terminar solo para aparecer en la Galería Histórica de Palacio, para pena o con gloria, dependiendo lo que hicieron en su compromiso presidencial, como a los que ya les tocó la oportunidad de corregir a su tiempo esta unilateral decisión y no hicieron nada.

Faustino tu eres el próximo en posar para esa célebre Galería. Has permanecido pasivo para hacer algo sobre este tema como los anteriores presidentes. Tienes la oportunidad de hacer algo con relación a este delicado asunto. Toma este viejo asunto como un reto para la historia, quien será la única que dará la justa posición a nuestros gobernantes.

 

Reconocemos respetablemente a las personas que como modo de vida, para ellos y sus familias están en el ambulantaje referido, pero que, por la justa razón que le asiste a la ciudad y al comercio organizado, deberán ser reubicados dignamente en otro lugar, que si se puede con una nueva visión de las autoridades, menos en el centro por la mala imagen que se ha provocado y que ustedes mismos como ciudadanos, lejos de los beneficios que están teniendo, deben comprender también y tener la sensibilidad del progreso que merece la ciudad, con una nueva ubicación, progreso del que ustedes también disfrutaran.

 

Con copia para los candidatos de las elecciones próximas, para que conozcan y corrijan esas dos problemáticas – IMAGEN Y PROGRESO DE LA CIUDAD – mediten e investiguen si desde ahora pueden considerarlas en sus planes de trabajo para el mejor futuro de Cajeme. ¿Se animarán hacerlo?

 

René Gil Gutiérrez – rene_gilg@hotmail.com

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