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Gilberto Armenta
Yaquis esperan a AMLO, y sindicatos siguen locos
En sus giras a Sonora como aspirante a la candidatura que hoy ostenta, Andrés Manuel López Obrador tuvo un encuentro con la nación yaqui en Belem Pitahaya.
Ahí los gobernadores de los 8 pueblos yaquis le extendieron un pliego petitorio que dijo él, analizaría y respondería con precisión en su siguiente visita, ya como candidato presidencial.
De ese encuentro en Pitahaya, hay que destacar al menos tres puntos importantes:
1.- El ahora candidato de Morena, juntamente con el grupo de apoyo que lo acompañó, desconocía los usos y costumbres de la nación yaqui.
2.- En el mismo sentido, desconocía por completo las necesidades integrales de la misma.
3.- En consecuencia, no tenia en cuenta el enorme poder y la incalculable influencia política de los yaquis en Sonora.
Este miércoles 17 de abril, Andrés Manuel se reunirá con los yaquis en Pótam, y el discurso que dio el día anterior en San Luis Rio Colorado y en Nogales, ahí no tiene vigencia ni validez, y si piensa que podrá llegar a Pótam con su ya conocida perorata política, en el pecado llevará la penitencia.
Y respecto a aquel pliego petitorio que le fue entregado en Belem Pitahaya meses atrás, le convendría llevar compromisos tangibles y no solo promesas, porque los yaquis esperan respuesta respecto únicamente a ese pliego en mención. ¿Aviones y pensiones? ¿Mafia del poder? ¿Juventud en éxtasis? ¡bah!
Pero a eso le tendrá que sumar una nueva postura de los yaquis, acuñada desde ese día que se vieron en Pitahaya.
Firmando ocho gobernadores, le demandan al multi mencionado candidato presidencial posturas sobre la operación del gasoducto Agua Prieta y el acueducto Independencia. También sobre estrategias para el abasto de agua potable a su comunidad, y acciones de desarrollo integral para ellos mismos.
Pero hay tres demandas que a Andrés Manuel le resultarán particularmente incomodas, porque en otras latitudes del país se ha negado a responderlas con precisión:
1.- Los huachicoleros son una especie de inseguridad particularmente agresiva en la comunidad yaqui, y es ese grupo delictivo que Andrés Manuel parece proteger en otros estados.
En el mismo sentido, el narcotráfico ha sentado sus reales entre los yaquis de tal manera, que existen pistas de aterrizaje y despegue clandestinas. Además, la construcción de ranchos al interior del territorio yaqui dedicados a esta actividad es ampliamente conocida entre los pueblos yaquis.
2.- Exigen una postura frente al proceso judicial en contra de Guillermo Padrés Elías, exgobernador y personaje político que está íntimamente ligado a candidatos, colaboradores y operadores electorales que ahora se ostentan morenistas.
3.- Le exigen particular opinión sobre Roberto Dagnino Acuña, David Alfonso Gonzales Morillas, Mario Aveyta, Célida Teresa López, Sergio Gutiérrez Luna y Roberto Romero López. Todos ellos recalcitrantes padrecistas, y señalados indistintamente de algún tipo de corrupción. Difícil le será a Andrés Manuel arremeter contra ellos en la promesa de justicia, cuando algunos lo podrán estar acompañando a esa reunión.
Sin duda, Andrés Manuel no la tiene fácil con los yaquis. Con ellos no será solo presumir acuerdos, ni publicitar apretones de manos. Lo que él diga en Pótam, podrá y será utilizado en su contra. Además, ¡en caridad de Dios!, que alguien les diga a los de Morena que las ramadas de las autoridades tradicionales yaquis son sagradas para ellos, que ahí está prohibido pararse sobre las bancas de madera, y que no se permiten aplausos, porras ni vítores. Además, que les digan que solo habla quien tenga autorización del gobernador con la voz cantante en la reunión.
En otro tema, la huelga en la Unison – improcedente y todo – es un sensible tema que afecta ya al multi mencionado candidato, porque señalan a Morena, a militantes de ese partido, y al propio Andrés Manuel de estar detrás de la radical posición del líder del Sindicatos de Trabajadores y Empleados de la Unison (STEUS), Ismael Arredondo.
Estudiantes de la máxima casa de estudios han manifestado lo que luce como un acuerdo entre sindicatos en Sonora, para desestabilizar la paz social, y afectar el desempeño del gobierno estatal del PRI.
Evidente y llamativa la adhesión de Salvador Diaz, del sindicato de trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo a esa huelga universitaria.
Por un lado, el movimiento del STEUS es improcedente, y el de Salvador Diaz se desarrolla como burdo activismo social. El chiste se cuenta solo.
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