Poema de domingo.- Cuando concluía noviembre, en el Cajeme viejo, asomaban puntuales las “equipatas”. Lloviznas persistentes que se extendían por semanas. Cuentan antiguos pobladores, que en 1948 esa caída de agua duró día y noche, desde finales de noviembre hasta principios de enero de 1949, inundando la región, principalmente el Plano Oriente, fenómeno que ahora es conocido como “La creciente del 48”… Indudablemente la lluvia es vida, inspiración de poetas y compositores que saben cantarle a la esperanza…
Bernardo Elenes Habas
La lluvia escribe
sus historias inéditas,
construye una canción,
una balada triste
sobre la tierra yerma,
sobre el silencio antiguo
de árboles insomnes…
La lluvia es la metáfora
del agua y de la vida,
abre el proceso líquido
y nupcial de la semilla,
hace brotar los sueños,
esperanzas dormidas…
Pero también reaviva
la fe, las emociones;
y su caligrafía
se diluye en el viento
como punto final,
o fogata lejana
apenas alumbrando
el renacer del tiempo…
La lluvia escribe historias
sobre la piel del alma…
—–o0o—–