Bernardo Elenes
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No fueron los políticos, quienes salvaron a la Patria.- En momentos llenos de temor e incertidumbre, cuando azotaba la pandemia en 2020, estaban en la línea de fuego los médicos, enfermeras, trabajadores de la salud, quienes a pesar del abandono sufrido por carencias de equipos e insumos, cumplieron con su deber, su alta vocación, entregándolo todo… ¡hasta sus vidas…!

Bernardo Elenes Habas

No fueron los políticos, los gobernantes, funcionarios públicos de alto nivel, quienes asumieron en los hechos, durante los días de azoro e incertidumbre en 2020, 2021, la salvaguarda de las familias de México.

Esa vanguardia heroica, la constituyeron –y la constituyen- los médicos, enfermeras, trabajadores de la salud.

Protestas medicos, sol de puebvla

Ellos, sin que se resalten sus nombres, sin aspirar a ser protagonistas de reportajes televisivos y escritos, o vibrar en los nervios inestables –en ocasiones justos, en otros morbosos y egoístas- de las redes sociales, fueron y son quienes cumplen su deber y su juramento irrenunciable, aportando incluso, silenciosamente, sus vidas, para luchar desde los hospitales y ganar la batalla a la pandemia terrible del coronavirus.

Su labor llevaba la llama encendida de la vocación, y aunque en muchos casos enfrentaron la indiferencia o la falsedad de los gobiernos al no proporcionales las armas fundamentales para combatir (mascarillas, cubre bocas, guantes, trajes protectores, medicamentos), estaban ahí, en la peligrosa línea de combate, con el escudo de sus conocimientos, de su vocación, de su inteligencia que les permitió improvisar e inventarse con plásticos, aditamentos de resguardo contra la enfermedad, para cuidar sus vidas, la de sus pacientes y de sus seres queridos.

protesta covid BBC

¿Quién que tenga un doctor, una doctora, una enfermera en la familia, entre sus amigos, no reconoce estas angustias durante la dramática etapa crucial por la que atravesó la humanidad, y en especial el pueblo de México, donde se midió la pandemia con la vara de “anillo al dedo”?

¿Quién, no se indignó –y se indigna- cuando se regatearon los insumos para los salvadores de vidas, aduciendo argumentos fríos encaminados a proteger la economía del país, su no endeudamiento y el no haber actuado a tiempo, anteponiendo cuestiones político-ideológicas como barreras, cuando la vida de millones de seres humanos estuvieron en peligro, sucumbiendo muchas, miles de ellas?

Se vivió, al menos en México, una siniestra paradoja, porque se pretendió apuntalar la vida económica del país, con la muerte de ciento de miles de familias, que podría ser no solo por la pandemia, sino por desesperación, ante la carencia de trabajo, de actividades generadoras de satisfactores y alimentos para millones de personas.

Pero la estructura del gobierno de la República, arrasó parejo; obedeciendo a un revanchismo cruel, contra quienes generaban empleos a través de sus empresas, sin distinguir a los micro, pequeños y medianos negocios, a quienes se les sacrificó con el afán de cobrar venganza de los grandes consorcios, los monopolios, los núcleos identificados de capitanes del dinero, quienes si merecen el calificativo de minoría rapaz.

En tiempos cuando el sentido común indicaba que debía salvarse primero la esencia de la Patria, es decir, sus habitantes, se asumieron desde los altos niveles de gobierno, posturas ideológicas, buscando que no se dañara el proyecto de la Cuarta Transformación, como si se tratase de una luz que todo lo purifica y que merece sacrificios humanos para apaciguar o halagar a los dioses que la impulsan…

Por eso pienso, que no fue la clase política, no fue la gente inmersa en fanatismos ideológicos los que se constituyeron en esos momentos de azoro, cuando contagiarse era sinónimo de muerte, en salvadores de la Patria, sino sus médicos, sus enfermeras, sus trabajadores de la salud, aunque en muchas ocasiones los mantuvieron en la incertidumbre, en el abandono despiadado…

La memoria colectiva es para siempre, y el pueblo no olvida que fue él quien puso los muertos, a pesar de que muchas familias no debieron marcharse…

Le saludo, lector.

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