Cajeme mantiene su vocación de grandeza.-

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Bernardo Elenes

Cajeme mantiene su vocación de grandeza.- Se abren las alternativas de instalación de empresas de gran calado tecnológico que beneficiaría a las familias.- Sigue vivo el ejemplo del general Álvaro Obregón, quien en 1926 creó la Empacadora del Noroeste, algo inusitado para esos tiempos.

Bernardo Elenes Habas

Se abren alternativas para Cajeme.
Desde 1924, cuando el general Álvaro Obregón se instaló en lo que era Congregación, del hasta entonces denominado Pueblo de Cajeme, creando la Hacienda Náinari, espacio donde se perfiló la vocación de crecimiento de la comunidad con varias empresas, siendo una de ellas la Empacadora del Noroeste, 1926, que perfilaba la profunda vocación agro-industrial del Valle del Yaqui.
Los planes del general de mil batallas eran en grande. Buscó asociados en el Valle y en Navojoa. Aceleró la nominación de Comisaría para la primigenia Estación de Bandera del Ferrocarril, raíz de esta asombrosa comunidad. Sú última gran batalla fue lograr que un 29 de noviembre de 1927, se decretase la Ley Número 16 que convertía en Municipio al Pueblo de Cajeme, cuya publicación fuese al día siguiente en el Boletín Oficial del Gobierno de Sonora.
Pero el duende de la política hablaba insistente al oído del Divisionario, y se encampañó de nuevo, para convertirse por segunda ocasión en Presidente de México, cargo que no pudo ejercer porque le fue arrebatada la vida un 17 de julio de 1928 por un fanático religioso en el restaurante La Bombilla, donde celebraba su retorno a la silla del águila.
Con la muerte de Obregón, decreció un tanto el vertiginoso crecimiento de Cajeme, y al paso de los años su ejmplo emprendedor e innovador no fue seguido por productores y empresarios, conformándose con los frutos de la actividad primaria -agricultura­-, sin atender el esperanzador futuro de la industrialización.
Sin embargo, el municipio no se ha estancado y ha crecido de acuerdo a los tiempos y circunstancias políticas, con altibajas, porque luego de ostentar el título de Granero de México, dejó de avanzar con el ritmo sorprendente de sus inicios, y en ese entrampamiento generacional sufrido, tuvo y ha tenido que ver el ejercicio político, la ambición por el poder, los enfrentamientos de grupos, el predominio de caciques.
Hoy se avizoran nuevos tiempos para Cajeme. Lo ha expresado con optimismo el alcalde Javier Lamarque, anunciando el posible arribo a la región de una empresa orientada a la alta tecnología, que bien podría convertirse en motor de atracción de inversiones para darle vida a otros núcleos de vocación tecnológica sorprendente.
El mismo gobernador Alfonso Durazo compartió con el alcalde Lamarque, las pláticas iniciales sostenidas con quienes manejan la estructura de inversiones de dichos complejos industriales, lo que podría ser el parteaguas de una serie de proyectos que le den fortaleza y futuro al Plan Visión Cajeme (PVC).
Incluso adelantó Javier, que buscando facilitar la instalación de dicha empresa, el Ayuntamiento promueve el otorgamiento de un terreno que permita darle vida a ese proyecto de gran calado..
Se trata de oportunidades que no se pueden desdeñar, sino abrir las puertas de las oportunidades para Cajeme y esencialmente para sus familias, para sus hombres y mujeres que aportan mano de obra calificada y para generaciones de cajemenses que egresan de las universidades con amplios conocimientos teóricos y disposición técnica para ponerlos en práctica.
Bien podría estarse cumpliendo el viejo sueño de los fundadores de Cajeme, de quienes no solamente vieron en 1906-1907 la extensión de las vías del ferrocarril desde Estación Esperanza para abrir, diez kilómetros al sur un pozo para abastecer de agua a las locomotoras, y una casita de madera para dar albergue a sus administradores, sino que avizoraron que Cajeme podía ser más que una solitaria Estación de Bandera nacida en mitad del llano…
Le saludo, lector.

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