Ahora, los aspirantes a cargos públicos deberán ser y comportarse como ciudadanos de carne, hueso y huella positiva, capaces de atraer votos con su fortaleza humana o estarán perdidos, porque las elecciones de junio las decidirá la gente.
Bernardo Elenes Habas
A partir del 20 de abril, cuando las plataformas de candidatos de los diferentes partidos, coaligados o no, o bien independientes, inicien campañas en Sonora por alcaldías y diputaciones locales, alcanzará relevancia el proceso electoral.
Por el momento están en movimiento los aspirantes a diputaciones federales y Senado de la República, actividades que no han logrado intensidad e interés entre la ciudadanía, como se detecta en Cajeme. ¿Será porque bajan los remanentes de vientos fríos desde el Bakatete, despidiendo al invierno, anunciando la primavera y Semana Santa?
También está latente que algunos institutos políticos no han perfilado la realidad de sus planillas, ni complementado sus fórmulas al Congreso local, en este municipio.
Será, pues, hasta abril, cuando tome forma y alcance dimensión dicho proceso, estableciendo los indicadores medibles sobre cómo se comporta el ánimo de la ciudadanía, cuál es la profundidad de los recorridos de aspirantes por barrios, colonias, comunidades rurales, buscando anidar sus propuestas en la conciencia de la gente.
Cierto, se ha visto ya el desplazamiento de Gustavo Almada Bórquez, abanderado de Movimiento Ciudadano al distrito 06 federal, por algunas colonias y tianguis locales, lo mismo el esfuerzo primario de Anabel Acosta, candidata de Morena al mismo distrito, y de Eduardo Flores de la coalición Fuerza y Corazón por Cajeme, pero sin efervescencia capaz de contagiar definiciones aún.
Se sopesa entre la ciudadanía que, en esta ocasión, no serán deslumbrados por partidos, sino que fijarán su atención en candidatos y candidatas, analizando sus trayectorias, sus aportaciones político-sociales a la comunidad, por eso esperan se complementen las fórmulas y definición de planillas con sus respectivos síndicos y regidores, para sopesar las propuestas que expongan, los compromisos frontales con las familias, donde sobresalgan los temas de seguridad, empleo, educación, vivienda, transporte.
No están las condiciones –me dicen, desde su madurez, varios cajemenses-, para que se repita un tsunami electoral como pasó en el 2018, “donde quien estuviera en las boletas ganaba, como sucedió”.
Ahora –reafirman-, los aspirantes deberán comportarse como seres de carne, hueso y huella positiva, capaces de atraer sufragios con su fortaleza ciudadana y política, o estarán perdidos, porque las elecciones que vienen las decidirá la gente con el valor de sus votos razonados, inteligentes, incluso diferenciados y de castigo.
El 2 de junio estará en manos de la ciudadanía con profundidad y respeto, como ya sucedió en el 2021, sepultando la psicosis electoral del 2018.
Le saludo, lector.
