Un monumento al simplismo, a la vulgaridad y a la incongruencia, debería erigirse en honor a la alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas, ya que contrario a la plataforma política e ideológica que dice representar, reduce los derechos de la mujer entre abortar o no abortar, en un ejercicio de abrir o cerrar las piernas.
“Claro, abres las piernas o las cierras. Estás tomando absoluto control de tu cuerpo ¿no? Es que hay que decidir sobre nuestro cuerpo, yo las escucho y digo éstas taradas… y luego quieren andar abortando ¿no? o con el trapo verde”, se escucha decir a la aspirante a la reelección en el municipio capitalino, abanderada por MORENA.
Dicha perorata profundamente conservadora y corriente, ratifica su formación política en lo más rancio abolengo de la ultraderecha, pero hay que aclarar, que si bien dicha posición va a contracorriente de la plataforma ideológica y política del partido que la tiene donde está, en dicho tema concuerda con la del presidente Andrés Manuel López Obrador, solo que él es más inteligente y procura eludir ese tipo de temas, aunque como sea, no logre esconder su misoginia e ignorancia sobre cuestiones de género.
Por supuesto que con esas expresiones y sus calificativos de taradas a mujeres que predican en favor del aborto, se puso de pechito ante la diputada federal Wendy Briceño quien vía redes sociales le mandó decir “qué indispensable es que la participación política como mujeres coincida con la plataforma que dices representar; que el ejercicio de gobierno responda al ejercicio de autogobierno al hablar y actuar; que en política apuestes por los derechos. No cumplir con ello es oportunismo”.
La diputada Briceño libra feroz cruzada en contra de la de Puerto Peñasco, en el aún indefinido proceso interno para ver si la nomenclatura de MORENA impone a la alcaldesa como candidata a la alcaldía capitalina y la verdad es que lleva las de perder frente a una decisión ya tomada por Alfonso Durazo Montaño, también conservador hasta las cachas, que simula muy mal ser liberal y progresista.
No nos vamos a meter en el escabroso tema del aborto, si no más bien nos llama la atención el simplismo reduccionista de la munícipe al abordarlo, así como los insultos que endilga a ese creciente sector femenil que pelea por sus derechos, que correctos o no, no merecen ser llamadas taradas por no saber cuando cerrar o abrir las piernas.
Todo indica que López Cárdenas insiste en apostar a la vulgaridad, al autoritarismo y a la arrogancia para volver a seducir al electorado capitalino y ya veremos como le va con esa renovada embestida “conceptual” frente a segmentos liberales y progresistas que por años han luchado por causas de la izquierda y que creyeron encontrar representatividad en MORENA y sus gobiernos o con una ciudadanía bien informada que de forma natural rechaza la incongruencia.
Pero qué necesidad hay de eso, dirían algunos cuando hay tantos asuntos que tienen real impacto en la cotidianeidad de los hermosillenses y en los que evidentemente la autoridad municipal ha fallado miserablemente, pero que al estilo, es más fácil echar culpas a administraciones pasadas que lidiar con las “taradas” del movimiento feminista.
Luego de esas aleccionadoras definiciones de la aspirante a la reelección, no faltan quienes señalan que en materia de género y formación ideológica, López Cárdenas es gemela de Lilly Téllez, solo que una es más oportunista que la otra; menos incongruente que la otra y una tiene más dignidad que la otra.
Pues ese tema corresponde dilucidarlo a la nomenclatura morenista, cuando conforme se acortan los plazos para las definiciones de candidaturas, se acrecientan los enconos internos por la disputa por el pastel, con tantos tiradores y tiradoras porque creen que ocurrirá lo de la elección del 2018 y que serán beneficiarios de un voto inercial.
Por lo demás, continúa la faramalla presidencial sobre temas ocupacionales de espacios con el fin de imponer una agenda mediática ajena a los graves males nacionales, principalmente sobre la masacre en progreso que comete el Covid-19 en México, donde como se sabe, ya hace varios meses que se superó la cifra catastrófica de 60 mil muertos, porque las cifras oficiales reconocen casi 202 mil decesos, resultado de la negligencia criminal de López Obrador y sus “especialistas” en Salud Pública que mandaron al matadero a tantas y tantos por su irresponsable actuación.
Y la situación va para largo, porque tales torpezas las extrapolaron al rimbombante Plan Nacional de Vacunación que se traducen en resultados nimios frente al monumental reto de salvar vidas y cuidar la buena salud de los mexicanos.
Luego de revisar los procesos de adquisición de las vacunas de gobiernos de distintos países del mundo, increíble que a tres meses del arribo de las primeras vacunas a México, solo hayan llegado poco más de 12 millones 300 mil dosis y que su dispersión por territorio nacional esté marcada por repelente manoseo político.
Hay muchos indicios y evidencias de la torpeza criminal de la 4T en el plan de vacunación y afanes de lucro político de parte de esos marranos denominados servidores de la nación, quienes más que nada han sido factores de desorganización y fuentes de descrédito para un ejercicio tan noble como lo es el tratar de salvar vidas.
Para colmo, circula un video en redes sociales donde un trabajador de la salud aplica una vacuna a persona de edad avanzada y claramente se advierte que no inocula absolutamente nada con una jeringa evidentemente vacía, simulación criminal que se supone fue protagonizado por trabajador de la salud adscrito al IMSS.
Dicho material fue expuesto desde la noche del lunes y hasta estas horas de la tarde del martes, el delegado de ese organismo, Edgar Jesús Zitle, ha dado la cara para precisar lo conducente o al menos el subdelegado de Bienestar en el sur de Sonora, el dicharachero Bernabé Arana, quien se jacta de ser el coordinador de la vacunación a adultos mayores en proceso.
Ese es un atascadero a cuentagotas por la incompetente gestión del gobierno mexicano para lograr un abasto, si no suficiente, si importante de biológicos, mientras que por otra parte, la irresponsabilidad ciudadana y ausencia de autoridad gubernamental, abona para que en un plazo no mayor de 20 días, estemos bajo la tercera ola, que de acuerdo a referentes mundiales, será más cruenta que las otras dos.
Tal como lo han insistido a lo largo de la pandemia, en esta semana santa los prestadores de servicios turísticos, gastronómicos y demás, han decidido sacarle el mayor provecho económico, sin importar que en un par de semanas tengan que cerrar sus negocios de forma total y por tiempo indefinido.
Llaman la atención los alegatos de que en sus espacios de atención al cliente se guardan todos los protocolos sanitarios e incluso han obligado a las autoridades de salud a levantar los filtros que limitan el ingreso de visitantes a Bahía Kino y San Carlos y rutas que llevan a municipios de la sierra, pero la verdad es que están siendo factor importante para la dispersión del virus al propiciar aglomeraciones de personas, que si son portadoras de la infección transmitirán la enfermedad.
Desde esa perspectiva, hace muy bien el titular de Salud estatal, Enrique Clausen en insistir en la permanencia de esos filtros donde se exige prueba negativa al virus como condición de acceder a playas y centros turísticos de Sonora, que si bien luce inaplicable, de alguna forma es disuasiva y mantiene a familias en casa, aunque como es obvio, son más a las que no, que encuentran la forma de eludir esos filtros y aprovechan los afanes mercantilistas de prestadores de servicios.
Ojalá nos equivocáramos, pero esto no tiene un buen futuro por más que la autoridad estatal trate de contrarrestar la incompetencia federal frente a la gestión contra la expansión del virus, particularmente por la falta de liderazgo, mensajes contradictorios y temerarios, así como imposiciones centralistas a los gobiernos estatales.
Por lo pronto y para ir aclarando paradas de una sola vez frente al triunfalismo morenista, pues en la última encuesta de la organización ciudadana México Elige, la gobernadora Claudia Pavlovich resultó mejor posicionada que el presidente López Obrador, con todo lo que ello representa para quienes creen que el factor Peje es igual ahora que en la elección del 2018.
La mandataria estatal recibió 59.8 puntos, mientras que el presidente tuvo 57.5 o sea que han fracasado miserablemente las estrategias operadas desde las alcantarillas del comité de campaña de Durazo en contra de la mandataria y que la ciudadanía es cada vez más escéptica a la verborrea populista de esa caterva de corruptos.
Y eso ocurre en muchos estados del país, porque no puede ser de otra forma, luego que a pesar de sus promesas el precio de las gasolinas se ha incrementado en un 17 por ciento a partido del 1 de diciembre del 2018; el costo de la canasta básica ha subido 28 por ciento; el gas doméstico un 15 por ciento y el servicio de energía eléctrica 19 por ciento.
Ese escenario generador de pobreza se complementa con una baja del 12 por ciento en inversión extranjera; desplome del 17 por ciento en el ramo de la construcción; 8.5 por ciento más de desempleados, que muestran que a lo largo del gobierno de la 4T no hay un solo indicador positivo.
