Nadie debe evadir el tema del agua.- Candidatos federales y estatales, obligados a incluirlo en sus proyectos; pero también partidos y grupos tienen la responsabilidad de poner, sin egoísmos, la realidad de la escasez, sus soluciones, más allá de la búsqueda ciega del poder por el poder
Bernardo Elenes Habas
Escribí en este mismo espacio, el pasado 5 de marzo, que el agua debe estar en la agenda de todos los candidatos, porque es un tema de vida, tal vez con mayor intensidad y repercusiones que el de la corrupción, en el que, ciertamente, están centrando sus argumentos. Quizás sea tiempo de volver al trazado de aquel sueño llamado Plhino.
Y es verdad, no han tocado aún, los aspirantes a dirigir los destinos de México, una asignatura crucial: la del agua.
En Sonora ya lo están haciendo los candidatos del PRI al Senado, Sylvana Beltrones y Maloro Acosta, quienes han sopesado que quizás sea ésta, una asignatura de mayor relevancia a corto, mediano y largo plazo, que el de otros problemas.
Por supuesto que atacar la descomposición de saqueos y enriquecimientos ilícitos, cuyas bacterias se encuentran latentes en la cadena de genes de una gran parte de la clase política, no es una tesis menor. Pero olvidar el problema de escasez de agua que ya asoma en el horizonte presente, con proyecciones catastróficas hacia el futuro en varias regiones del país que incluyen con una realidad preocupante a Sonora y, particularmente el Valle del Yaqui, no debe minimizarse o dejarse para un segundo término.
Se trata, sin duda, de una materia que por escabrosa que reclama atención con inversiones considerables, no es incluida como prioridad en las agendas de gobernantes y legisladores. Ejemplo seguido, hasta ahora, por quienes vendrán a relevarlos, con exclusión de Sylvana y El Maloro que están aceptando el reto.
Recuerdo que tiempo ha, fue una materia abordada someramente, tal vez como un escaparate mediático obedeciendo razones de proyección futurista, por Luis Echeverría Álvarez, durante su agitado paso por la presidencia de la República, promoviendo el bosquejo del Plan Hidráulico del Noroeste (Plhino). Los mandatarios subsecuentes, hasta Enrique Peña Nieto, guardaron silencio. Un silencio cómplice con sus conciencias y en contra de sus gobernados, para no aceptar la apertura de obras audaces ynecesarias, capaces de garantizar el abasto de agua utilizada en el consumo humano y en la producción agropecuaria, prioritaria para la subsistencia de los pueblos.
En ese sentido, la historia de Sonora recoge en su relatoría testimonial, la actitud demagógica y llena de controversias personales y políticas del ex gobernador Guillermo Padrés Elías, quien, desde las ahora desgastadas siglas del PAN, propició la solución simplista y contumaz, junto con sus socios políticos del norte de la Entidad, incluidos productores, empresarios, desarrolladores urbanos, construyendo un acueducto para sustraer alevosamente parte del líquido indispensable que debiera aplicarse en la productividad necesaria del Valle del Yaqui, sin explorar otras alternativas, como las desaladoras.
A través de esa obra impuesta con actitud dictatorial, Padrés perfilaba, también, soluciones demagógicas a las necesidades de abasto de las familias de Hermosillo, como plataforma que le abriera la posibilidad de convertirse en candidato del PAN a la presidencia de la República; pero que, debido a su sed de poder económico que lo impulsó a desatar las bestias de la corrupción, lo llevaron, finalmente, a la cárcel y al descrédito político, social y moral.
Ahora, en este proceso electoral vigente, el factor agua tendrá que insertarse como algo urgente e inaplazable en la agenda social, humana, productiva y económica de los personajes que aspiran a conducir el destino del país en el periodo 2018-2024. Responsabilidad, también, que deben compartir aquellos que buscan escaños en el Congreso de la Unión, en los parlamentos locales y en las presidencias municipales.
Se vuelve necesario ganarle la carrera al futuro. No permitir que éste alcance con su sombra apocalíptica a pueblos y ciudades con la epidemia aniquiladora de la sequía.
Es urgente que las universidades, investigadores, productores sociales y privados, desarrolladores urbanos, empresarios, trabajadores del campo y la ciudad, jóvenes hombres y mujeres que saben interpretar los signos de los tiempos, comprometan su participación en el contexto de los conglomerados humanos y exijan, desde ahora, que sus voces y sus propuestas sean escuchadas y atendidas, pero no como un ejercicio político-electoral, de partidos y temporal, sino como un tema de vida, con seguimiento estricto.
Este debe ser el tiempo de las grandes ideas, con vocación de que se conviertan en realidad.
Desde luego, luchar, sí, por la justicia social, la condición igualitaria de la sociedad, la distribución equitativa de la riqueza en las regiones, pero también por el respeto a la vida, su garantía de preservación sin sobresaltos, sin menoscabos de su calidad, garantizando el recurso hídrico.
Es tiempo de asomarse al futuro, para regresar iluminados con una visión digna por la heredad cimentada a favor de las nuevas generaciones. O, devolverse azorados por lo que el hombre está siendo capaz de destruir desde sus extremos de ambición, en contra del hombre.
Es tiempo de reforzar los proyectos, no de una, sino de varias desaladoras. De avizorar la construcción del gran Río de la Vida, con el trazado de aquel sueño fugaz que parecía de ciencia ficción, que se llamó Plan Hidráulico del Noroeste.
Es tiempo.
Considero, al igual que muchos cajemenses, que los grupos políticos de la región, con sensibilidad y sin egoísmos patrimoniales enfermizos, están obligados a poner en el primer nivel del debate el tema del agua, su escasez, la búsqueda de formas de solución, y no abrir controversias sobre preferencias partidistas y de poder público, cuando, después de todo, será la ciudadanía con su voto quien incline la balanza del triunfo, y quizás los propietarios de los sufragios están esperando saber qué candidatos y candidatas se comprometen con la vida a través del agua, y de otros temas de justicia social amplios, plurales, para convertirlos en gobierno.
Le saludo, lector.