Poema de domingo.- La Patria de Juárez, cabalga nuevamente la noche de los tiempos. Recorre angustiada caminos supuestamente superados. Pareciera que no bastó se conjugaran en torno al Benemérito las mentes más brillantes de esos años. Voces transparentes que hablaban de frente al indio heroico, mientras él marcaba el rumbo del carruaje, oteando entre el peligro, nuevos horizontes para México. Juárez creía en su gabinete y le profesaba profunda admiración. Aceptaba sus críticas visionarias, sus análisis nacionalistas, Y, junto con ellos, al lado de ellos, construía los cimientos para erigir el apotegma universal del respeto, del derecho, de la paz, de la igualdad; bandera de la República que forjaron en forma colectiva y plural.- Lectora, lector: Pongo en sus manos mi poema de domingo, donde invoco al Indio de Guelatao, a quien pido no permita que su sueño de libertad, forjado desde su niñez en las montañas, admirando el vuelo de las águilas, sea mancillado por la huella pantanosa del lagarto.
Bernardo Elenes Habas
LA PATRIA SECUESTRADA
Cuando tu Patria, Juárez,
cabalga de nuevo
la noche ominosa
de los tiempos.
Cuando intentan incendiar
las Leyes de Reforma.
Dividir al hombre
y sus principios.
Destruir el derecho
a la igualdad,
Insultando su esencia,
sus valores.
Obligándolo a enjaular
su pensamiento,
la voz profunda
que anida en sus raíces
minerales,
te invoco Hermano,
Padre, Abuelo.
Te llamo por tu nombre
de cañadas y montañas.
Por tu color de tierra,
por tus ideales
transparentes como
el viento,
colectivos como el agua
que mitiga la sed
del caminante,
y te pido que regreses
con tu voz crepuscular,
tu implacable rectitud,
para que marques
un alto a la traición
de quienes buscan
borrar tu nombre,
tu figura, tu trazo
exacto y portentoso,
diciéndose fraguados
en tu visión de sol,
en tu palabra irrenunciable,
pero buscando
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con grotescos desplantes
carcomidos por el odio,
disputar el pedestal
que te erigió la historia,
superar tu legado
inmarcesible, que después
de más de un siglo,
navega la sangre
de tus hijos.
Benito Pablo,
no dejes que tu Patria
agonice secuestrada
por las sombras.
No dejes que tu Patria
deambule ciegamente,
estremecida por el rencor
de falsos redentores.
No dejes que tu Patria,
divida su raigambre,
su sueño libertario
y justiciero.
No dejes que tu Patria
sea incitada
a luchas fratricidas.
¡No dejes que tu Patria,
sea herida de muerte
por la aversión brutal,
por la ignorancia!
Nunca habrá otro Benito
como tú,
que siendo pastorcillo,
desde alturas montañosas
soñó en la libertad,
admirando el vuelo de las águilas,
jamás sometidas a la huella
pantanosa del lagarto.
¡Juárez:
No dejes que en tu Patria,
los enfermos de ambición
derriben tus ideales,
el legado universal
escriturado a tus hermanos,
de aprender a volar
con propias alas!
¡No dejes,
Hermano, Padre, Abuelo!
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