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El 13 de agosto va ser el año del publicitado evento donde se anunció la militarización de mandos de las policías municipales en Hermosillo, Empalme, Cajeme, Navojoa y Guaymas como la fórmula idónea para combatir la inseguridad pública y sobre todo, detener la escalada de atentados, ejecuciones y homicidios perpetrados por bandas del crimen organizado.

Con engolada voz y fatuidad que le es tan característica, el secretario de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo Montaño aseguró con la arrogancia que también le es muy propia, que sabía todo sobre el accionar de esas bandas en Sonora; anunció los nombramientos de militares de alto rango y alardeó del espectacular estado de fuerza desplegada por la federación en territorio sonorense.

“Los grupos criminales que operan en el estado están plenamente identificados, estamos trabajando en el proceso de judicialización, porque no basta con atacarlos, como sucedió históricamente, en su capacidad operativa, tenemos que combatirlos fundamentalmente en la vertiente financiera que es lo que les da capacidad de operar y corromper, entonces hay inteligencia en el combate financiero e inteligencia en la investigación para judicializar para llevarlos ante la justicia; están plenamente identificados, grupos, subgrupos, afines, diversos y contrarios”, aseguró Durazo Montaño.

No sobra decir ese anunciado “Plan Piloto” resultó en un sonoro fiasco; nadie ha sido judicializado y las fuentes de financiamiento lucen intactas, y los hechos no dejan mentir al incrementarse los hechos donde grupos criminales dirimen sus diferencias en plena vía pública; policías son asesinados, levantones; grandes extensiones del territorio sonorense en calidad de tierra de nadie, despojos de automóviles ya no solo en carreteras rurales, sino en la misma carretera de 4 carriles.

También en Guaymas mintió y engañó Alfonso Durazo

Es más, nos atrevemos a asegurar, que en el cónclave de Guaymas, la única que dijo la verdad fue la gobernadora Claudia Pavlovich, quien al reconocer que si bien es cierto que “crímenes de alto impacto están a la alza, también es cierto que los delitos como el robo a casa habitación y asaltos están a la baja”, dijo la mandataria, al describir una tendencia que se mantiene hasta ahora.

Al rosario de mentiras y engaños de Durazo Montaño en Guaymas, en poco menos de dos meses después, se sumarían otros de gran calado luego del fallido operativo de captura de Ovidio Guzmán en Culiacán, cuando ante medios de comunicación y luego ante una comisión del Senado de la República, deslindó de cualquier responsabilidad al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien a su vez se sumó a las engañifas, al asegurar que él solo avaló tal decisión cuando ésta ya había sido concretada.

El presidente ha sido reiterativo respecto a que él nunca mentirá ni engañará al pueblo de México, pero hace unos pocos días desmintió lo que tanto él como el de Bavispe habían dicho días posteriores al 17 de octubre del 2019, al reconocer que él fue el que tomó la decisión de liberar al narcojunior y como a confesión de parte relevo de pruebas, ambos son unos mentirosos.

Luego del zipizape donde Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función pública y abanderada de la anticorrupción de la cuatroté, fue exhibida junto al zángano de su marido, como sospechosa de riqueza inexplicable, se entiende la urgencia del presidente por desviar la atención del respetable recurriendo a confesiones espectaculares, sin que tangamos en claro que es más escandaloso: que se hunda su simulada guerra contra la corrupción o revelar su cobarde e ilegal actuación en el “culiacanazo”.

Caricatura de una presidencia simulada

Pero dichas mentiras y engaños no son las únicas ni los únicos, ya que en el marco de la incontinencia verbal, declarativa y discursiva del incompetente inquilino de palacio nacional, está una en la que subyace la mayor incongruencia de su gestión: asegura no ser hombre de odios y rencores y todos los días da fe de sus obsesiones que lo exhiben como un sujeto de odios y rencores.

También engañó y mintió a los mexicanos cuando anunciaba que nuestra economía crecería hasta un seis por ciento anual; que bajaría el precio de las gasolinas; que no contrataría más deuda; que es demócrata y es respetuoso del pacto federal y de la constitución; que no le gusta la ostentación ni que es corrupto; que respeta la libertad de expresión y la dignidad de las personas, y así.

La pandemia del Coronavirus suma otro alud de engaños y mentiras, que así como en el caso del crimen organizado, también están costando vidas de seres humanos, ya que hay que recordar la displicente y desdeñosa actitud frente a los peligros del Covid-19 todavía a fines de marzo y la primera semana de abril, cuando convocaba a reuniones familiares en restaurantes y a abrazarse.

Llevando de patiño al subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, mintió al asegurar que desde enero México estaba preparado para enfrentar la expansión del virus, que aseguró no era ninguna amenaza para los mexicanos; que éramos inmunes por nuestra fortaleza histórica, además de su recomendación de usar estampitas religiosas para evitar contagiarse, entre otras estupideces, que incluye su negativa a usar cubrebocas avalado por López Gatell, quien hasta hace un par de semanas los consideraba inútiles, contrario a criterios de autoridades de salud de todos los países del mundo.

En Hermosillo, explosiva movilidad diurna

Muchos Entretelones podrían ser llenados con las mentiras y engaños de un presidente cuya gestión se basa en la simulación, estrategia donde la mentira y el engaño son los ejes fundamentales y la mayor simulación de todas, es que un gobierno de aristócratas de alto nivel financiero en su mayoría, pretendan hacerse pasar por luchadores de causas populares y comprometidos con los pobres.

Los resultados de año y medio de la cuatroté no dejan mentir respecto a los nulos resultados de los programas asistencialistas, que con multimillonarios presupuestos, se suponía reducirían los niveles de pobreza en el país o al menos mejorarían la calidad de vida de sectores marginados, cuando de acuerdo a índices estadísticos del mismo INEGI y de diversas mediciones, las cosas están peor que antes.

En fin, los deslindes de antes y las confesiones de ahora de parte de López Obrador, demuestran lo complicado que resulta mentir se te falla la memoria y que una mentira tiende a desencadenar muchas más que terminan por ser insostenibles y ahogar al mentiroso.

Por lo demás, muy complicado luce el panorama en México y en Sonora ante la agresiva embestida del Covid-19, cuando todo indica que todavía viene lo peor a pesar de los esfuerzos de instancias de gobierno para mitigar sus efectos, que en el caso de Sonora pueden considerarse épicos cuando las cifras de contagios y muertos son de terror, con un secretario de Salud, Enrique Clausen ya con la boca chueca convocando a la responsabilidad ciudadana para evitar riesgos.

Enrique Clausen

Hace unos días algunos ayuntamientos endurecieron restricciones de movilidad, que en el caso de Hermosillo pudieran considerarse un éxito en lo que se refiere a la actividad nocturna, pero que en lo que hace a la de día, los reportes son desalentadores con repletos mercados, centros comerciales, tiendas de conveniencia y demás.

En su momento, consideramos que luego de las medidas anunciadas por el cabildo de Hermosillo, en unos 15 días podríamos estar dando cuenta de una reducción sustancial de contagios al anular la posibilidad de las tradicionales juntadas nocturnas, pero luego de las congestionados espacios públicos y comerciales previo al Día del Padre, esa expectativa es a la inversa, ya que dentro de un par de semanas o menos, podríamos estar viendo que se expanda aún más la pandemia.

En todo este trajín, qué mala onda la campañita que se ha emprendido en contra del titular de salud sin que tengamos idea de los propósitos más allá de boicotear ese esfuerzo de 24 horas al día durante los últimos tres meses, resultando aún más extraño el que en dicho despropósito se agregue al director del Registro Civil, Ulises Cristópulos Ríos, en el marco de confusa patraña que ya derivó en la interposición de denuncia penal por parte del secretario de salud.

Ulises Cristópulos

Se trata de una prueba de sangre apócrifa del laboratorio del CIMA, cuyos resultados se adjudican a Clausen, sin que éste se la haya hecho y ya en la indagatoria, se supo que tal prueba se la hizo quien fuera su secretario particular cuando fue subsecretario de Finanzas en el gobierno de Armando López Nogales y nuestra confusión surge cuando el mismo agraviado considera que los resultados de dicha prueba, “efectivamente sí fue practicada, aunque muy seguramente con otros resultados a los ahí indicados, a nombre de Héctor Ulises Cristópulos Ríos”, dijo, sin que atinemos a entender  a que se refiere con esos “otros resultados”.

Mejor la vamos a dejar de ese tamaño, que de nuestra parte, luego de conocer y tratar desde principios de 1989 al Enrique, no vemos cómo podrían manchar su trayectoria, personal, profesional y como servidor público, con tan ridícula engañifa.

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