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Para la inteligencia que distingue a la inmensa mayoría de los habitantes de este estado de Sonora, no creemos que sea difícil hacer la mejor selección para votar este domingo próximo, ya que tanto en lo que se refiere a la gubernatura y presidencias municipales, como a diputados locales, federales, las propuestas y perfiles de adversarios, los contrastes están bien definidos.  

Los sonorenses somos muy agudos y categóricos en la toma de decisiones y sabemos distinguir las diferencias sobre lo que nos conviene y no nos conviene; sobre lo que es real y sobre lo que es simulación; sobre lo que es nuestro y lo que es ajeno a lo nuestro; sobre las diferencias entre las personas honestas y los rateros; sobre lo que distingue un voto digno y libre y el que se saca a base de amenazas y el engaño, en resumen, al momento de votar sabremos cómo hacerlo bien.  

Pero vamos por parte, porque para efecto de establecer las diferencias en la escogencia que deberemos hacer el domingo próximo, en lo que respecta a la jurisdicción electoral donde nos corresponde votar, la disputa por el distrito XII la protagonizan por el lado un sujeto de corte mafioso y cuya agenda legislativa está el gestionar más permisos para carreras de caballos y peleas de gallos y por el otro, un joven por años comprometido con causas de la sociedad y sobre todo, gestor incansable en favor de los habitantes de la zona rural al nororiente de la cabecera municipal, con mucha experiencia legislativa y en el servicio público.  

Si Norberto Ortega Torres, diputado por ese distrito por el accidente electoral del 2018, no sirvió para maldita la cosa, pues el perfil de Rafael Ramírez Morales es peor y por eso no creemos que quienes acudamos a las urnas este domingo definamos que la mejor opción para que nos represente en el Congreso del Estado es Luis Ernesto “El Güero” Nieves.  

“El Güero” y el gallero

De igual forma se facilita la escogencia en el caso de quien debe representarnos en el Congreso Federal por el distrito 05, cuando por un lado esta unoa señoroa Wendy Briceño que prácticamente nada tiene que reportar como algo bueno para Sonora como para que pretenda ir por la reelección, sólo para seguir impulsando una agenda sexista que si bien satisface a reducidas minorías, riñe con la formación y cultura de las mayorías, y por el otro está Kitty Gutiérrez, fogueada en intenso activismo en organismos asistenciales desde su adolescencia; plural e incluyente en su propuesta legislativa; con experiencia en dicha materia y en el servicio público, además de conocedora de la problemática comunitaria y aliada en la procuración de soluciones.  

Por salud pública, por sanidad política hay que mandar a su casa a esa señora levanta dedos que no movió ninguno en favor de los habitantes de este distrito y mucho menos en favor de los sonorenses particularmente en materia presupuestal, ya que contrario a lo que debiera de esperarse de una representante popular que se digne de serlo, voto en favor de la desaparición de programas de apoyo a la mujer; por la desaparición de las instancias infantiles y otras aberraciones impulsadas por la 4T.  

Menos difícil aún la escogencia de quien queremos gobierne bien y administre bien este municipio, el más importante de la entidad, porque por un lado está un perfil serio, sin tacha, innovador con vasto bagaje académico; probada experiencia legislativa y en el servicio público; conciliador e incluyente, ajeno a escándalos y a la frivolidad y con un distintivo principal: pragmático para determinar soluciones inmediatas a problemáticas comunitarias.  

Esas y más son las virtudes de Antonio Astiazarán Gutiérrez, cuya adversaria aspirante a la reelección que se ha pasado casi tres años entre quejumbres, lloriqueos, majaderías y frivolidades, haciendo que hace, y que poco ha hecho, para abatir rezagos en la cabecera municipal y en las comunidades rurales, que dicho sea de paso, tiene en el absoluto abandono, que si no hubiera sido por el apoyo permanente del Gobierno del Estado, y limosnas federales, se hubiera ido en blanco en materia de obra pública.  

Kitty y la inútil

Lo único que tiene Célida López Cárdenas es su discurso demagógico sobre sus buenas intenciones y sus habilidades para simular su tendencia ideológica ultraderechista con una verborrea de corte seudoprogresista, representando grave lastre algunos aspectos de su vida privada que han trascendido a lo público y sus documentadas corruptelas como integrante del gabinete padrecista y en su gestión.  

Cómo se complicaría la emisión del voto cuando por un lado está alguien que quiere seguir en el cargo para ver si ahora sí puede hacer lo que no hizo en los últimos casi tres años; que ha agraviado a las mujeres; que ha vociferado obscenidades, insultado a los hermosillenses y ha hecho del palacio municipal una guarida de ladrones.  

No por nada Astiazarán Gutiérrez ha despuntado notablemente en las preferencias electorales y con el favor de Dios, tales preferencias se manifestarán en el conteo de los votos este domingo, para poner fin a la pesadilla que derivó del accidente electoral que sufrimos los hermosillenses en la elección del 2018.  

Para definir el voto por la gubernatura es más fácil aún, ya que nunca en la historia de Sonora se habían postulado perfiles tan contrastantes en lo que se refiere a los principales protagonistas, ya que en una esquina está un aspirante de inmaculada trayectoria política, personal, familiar, como servidor público y representante popular, y por el otro totalmente lo contrario.  

“El Toño” y la vulgar

A ver, porqué un ciudadano votaría por alguien marcado por la sospecha de la corrupción, de la opacidad, de su desarraigo; por sus relaciones con carteles de la droga; por quien como secretario de seguridad fracasó de forma miserable; por quien quiere imponer políticas públicas que a nivel federal han resultado nefastas para la sociedad en general; por quien su “círculo rojo” está integrado por rateros y oportunistas; por quien miente y traiciona hasta a los suyos, y por un fanfarrón que está por hacer el mayor ridículo de la historia política-electoral de esta entidad.  

Por eso decimos que la escogencia es sumamente fácil, ya que al percudido perfil de Alfonso Durazo Montaño, se opone la pulcra actuación, conducta y trayectoria en todos los ámbitos de la vida de Ernesto Gándara Camou, quien representa al gobernante que todos quisiéramos tener por ser garantía de honestidad y decencia, de capacidad ejecutiva y visión de estado y además ser hombre de familia, y personificar al sonorense común.  

Votar por “El Borrego”, decidir votar por él es el acto cívico más simple que puede ejercer cualquier ciudadano, así como es hacerlo por “El Toño, por “La Kitty” y por “El Güero” en lo que respecta a la jurisdicción electoral donde nos corresponde emitir el sufragio, pero así ocurre en todo el Estado, distritos y municipios, y ese sentido común deberá reflejarse en los resultados del próximo domingo, y en el caso de la gubernatura las opciones solo son dos: votar por la decencia, capacidad y eficacia de Gándara Camou o hacerlo por la corrupta incompetencia y desarraigo de Durazo Montaño.  

“El Borrego” y el inmoral

Y ya en el cierre de las campañas se revelan nuevas trapacerías subyacentes que implican a los hijos de ese sujeto, quienes de acuerdo a documentada información son magnates inmobiliarios en Arizona, además de la versión de que procreó un hijo con una menor de edad, temas que darán para mucho en los siguientes semanas y meses, ya que se infiere que tiene más esqueletos en su closet.  

Mejor la vamos a dejar de ese tamaño hasta la edición del domingo, dada nuestra tradición de no entretelonear los viernes y los sábados, por lo que por aquí nos vemos, mientras disfrutamos del receso electoral de ley que ha mandado callar a partidos y candidatos.  

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