“Conforme a los lineamientos dictados por el Gobierno federal a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el regreso a clases en Sonora está previsto para el 30 de agosto en los términos ya señalados.
“En el caso de regreso a clases presenciales será voluntario por parte de los padres de familia, ordenado y responsable, informó Víctor Guerrero, secretario de Educación y Cultura en Sonora.
“Por su parte, el secretario de Salud, Enrique Clausen señaló que es recomendable que no se incremente la movilidad poblacional apegándose estrictamente a las medidas de contingencia sanitaria recomendadas por el Consejo Estatal de Salud, como es el caso del aforo de espacios abiertos y cerrados, el respeto a los horarios de cierre de actividades establecidos y la aplicación de protocolos.
“Adicionalmente el Gobierno federal determinó que las actividades escolares no se sujetan a cierres, de acuerdo con niveles de riesgo epidémico, sino que se llevará acabo de acuerdo con lo establecido en la guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas”.
Así reza una precisión que nos llegó ya tarde el lunes, en lo que consideramos una respuesta a nuestros Entretelones de la víspera, en donde dejábamos abierta la posibilidad de que se impusiera el sentido común y se demorara el inicio de clases presenciales, además de hacer acuse de recibo en lo que este espacio respecta, donde se considera perverso el que se sugiera a la gobernadora Claudia Pavlovich, que demore ese regreso a clases hasta el 12 de septiembre, para no arriesgar la salud de menores de edad y que no se le achaquen responsabilidades por ese motivo.
Primero que nada y antes de cualquier cosa, no constituye ninguna perversidad el sugerir a la gobernadora atender recomendaciones científicas y técnicas sobre la situación y tendencia de la pandemia y en función del resultado de ese análisis de riesgo, determinar si se regresa o no a clases presenciales, y que en el caso de Sonora se atraviese la transición en la gubernatura es circunstancial, como circunstancial será asumir o cargar responsabilidades para ella o para Alfonso Durazo.
Obvio que nuestros abordajes sobre el tema deben haber causado resquemores, pero para nada nos retractamos sobre lo planteado en este espacio y más al enterarnos del informe técnico enviado por la Secretaría de Salud a la Secretaría de Educación y Cultura, donde se establece de forma muy específica la recomendación de evitar aglomeraciones.
Tenemos entendido que cualquier decisión institucional respecto a los esfuerzos por contener la expansión del Covid-19 en Sonora, corresponde al Comité Estatal de Salud o del llamado Órgano Colegiado Intersecretarial de Seguimiento, Evaluación y Supervisión de Medidas de Protección a la Salud y Reactivación Económica en el Estado, sin que tengamos idea si el informe técnico de referencia haya tenido origen en alguna de esas instancias.
Tenemos la impresión que no tiene ese origen, toda vez que Enrique Clausen en su oficio a Víctor Guerrero, solo describe una realidad sanitaria prevaleciente y los riesgos que implica para la movilidad estudiantil, sin emitir ningún posicionamiento o directriz que señale en concreto la necesidad de suspender ese reingreso a clases, en una especie de “aiselechan”.
Reconocemos que nos fuimos con la finta al considerar que se había abierto la posibilidad de la demora, aunque sea por unos días, lo cual quedó definitivamente descartada con la comunicación entrecomillada al principio, donde además se reconfirma lo que dice el refranero popular, respecto a que donde manda capitán no gobierna marinero y que en efecto, llueva, truene o relampaguee, las clases presenciales se inician el próximo lunes.
Ahora sí queda bajo la exclusiva responsabilidad de los padres de familia decidir si mandan a sus chamacas y chamacos, chavas y chavos a clases presenciales, sujetándose a los criterios de orden, de gradualidad, escalonamiento que los comités escolares decidan en cada plantel, en el marco de una decisión presidencial inamovible y que los gobiernos estatales deben acatar a pie juntillas.
A fin de cuentas, la Secretaría de Salud Estatal ya hizo lo suyo y semanalmente dará a conocer resultados de la tendencia de la pandemia, además de que desde el punto de vista médico, deberá atender los posibles efectos de esa renovada movilidad estudiantil.
Sabemos que la SEC y el ISIE, con la colaboración de los sindicatos del magisterio y de sociedades de padres de familia, también hacen lo suyo para que los espacios educativos ofrezcan los menores riesgos posibles, a través de criterios de selección en función del estado de los planteles, así como para determinar aforos de alumnos y docentes.
Así las cosas y en resumen, este perverso columnista considera que el posicionamiento al estilo de doña Eufemia, a través de su informe técnico a la SEC de parte de Clausen, es un evidente mensaje del gobierno de Sonora respecto a que si bien se acata la decisión presidencial, los riesgos de contagio ahí están y en todo caso lo único que queda por hacer a la instancia estatal es tratar de aminorar los males, en evidente compartimentación de responsabilidades.
Pero de todas formas ya se avizora eso de que la culpa la tiene la administración anterior, luego que el coordinador del área educativa de la comisión mixta del proceso de transición por parte del gobierno entrante, Alvaro Bracamonte, ya concluyó e informó al gobernador electo que alrededor del 80 por ciento de las escuelas en la entidad no están en condiciones de regresar a clases presenciales, aunque le faltó precisar que la mayor parte de dichos planteles corresponden al sistema federal.
El tema obliga a ponerle mucha seriedad y responsabilidad de parte del gobierno entrante y sabemos que desde el punto de vista de salud, es una garantía el hecho que José Luis Alomía será el titular del ramo y que Durazo Montaño escatimará esfuerzos ni estrategias para evitar o al menos aminorar riesgos de la comunidad estudiantil y docencia de la entidad.
Borrón y cuenta nueva con ese tema, con la esperanza y el deseo ferviente de que estemos equivocados y que el maldecido virus no afectará a quienes vayan a clases presenciales; que no habrá niñas, niños ni adolescentes sufriendo los efectos del contagio, ni padres de familia con el Jesús en la boca ante el estado de lo más valioso de su entorno.
Mientras tanto, sigue tejiendo finito el presidente municipal electo de Hermosillo, ya que además de nutrirse de experiencias de éxito de administraciones en municipios del país similares al que encabezará a partir del 16 de septiembre y recopilar opiniones de organizaciones ciudadanas, también tiende puentes de comunicación con quienes interactuará como autoridad en el cabildo capitalino.
Vía redes sociales dio a conocer que contrario a lo que pudiera pensarse, este martes platicó largo y tendido con regidoras y regidores electos de MORENA encabezados por su adversaria en la pasada elección, Célida López Cárdenas, quien seguramente desdeñará dicha posición porque sus ambiciones políticas son mucho mayores que servir a los hermosillenses desde el palacio municipal.
No tenemos conocimiento, entre otras cosas, de los detalles de lo tratado con la señora de Puerto Peñasco y ediles morenistas María Fernanda Tapia, Manuel Guillermo Cáñez, María Eduwiges Espinoza y Guadalupe María Mendívil, en el marco de una reunión a la que también asistieron Paty Ruibal, esposa del alcalde electo y la síndica electa, Zaira Fernández.
Muy bien que la exalcaldesa de Hermosillo haya apaciguado su desordenado sistema hormonal, dejado atrás las ganas de chingar a sus adversarios políticos y ya no espetar majaderías a la menor provocación, actitud renovada que debe ser muy valiosa si la aplica como coordinadora del área de turismo del proceso entrega-recepción.
También en el Congreso del Estado se avanza en el proceso que culmina el 1 de septiembre con la instalación de la 63 Legislatura, al llevarse a cabo reuniones con diputadas y diputados electos con el fin de cumplimentar los trámites de ley para asumir sus encargos, mientras que en privado se define la repartición de comisiones dictaminadoras.
Por cierto, al menos en lo que respecta a la bancada del PRI integrada por el perfilado coordinador Ernesto de Lucas, Natalia Rivera, Karina Zárate y Ely Sallard, no se advierten ansias de ser parte del mayor número de las 32 comisiones dictaminadoras, así como de 4 especiales y más bien cabildean y negocian quedar en las de carácter estratégico como serían las de Gobernación y Puntos Constitucionales, de Hacienda, entre otras, así como en las tres con presidencias rotativas, la de Régimen Interno y Concertación Política, la de Administración y de Fiscalización.
Y por supuesto que es muy buena noticia el que se haya creado el Distrito de Riego 018 para que la tribu yaqui disponga, administre y disfrute 673 millones de metros cúbicos anuales de agua de Río Yaqui para regar poco más de 61 mil hectáreas de los cultivos que decidan de acuerdo a sus usos y costumbres y sus propias formas de organización comunitaria.
Hay quienes consideran que dicho acuerdo tomado este fin de semana y anunciado por Adelfo Regino Montes, titular del INPI, es en demérito de productores de los sectores social y privado del Valle del Yaqui y del distrito de riego 041 y se solazan muy a lo suato sobre que las 220 mil hectáreas del llamado granero de México se quedarán sin los mil 900 millones de metros cúbicos de aguas superficiales que aporta el Río Yaqui y los 400 millones de metros cúbicos que se extraen del subsuelo.
En todo caso, bien haría Don Adelfo y capitostes de la Comisión Nacional del Agua, aprovechar la experiencia de quienes han hecho de ese distrito un ejemplo mundial de administración, operación y uso eficiente del vital líquido, como bien nos lo señalaba amigo nuestro.
