Leímos, no sin cierto estupor la noticia de que el Ejército y la Fuerza Aérea mexicana están realizando labores de asistencia comunitaria en territorio yaqui, concretamente en Vícam, acciones en las que destacan 83 consultas médicas, 22 consultas odontológicas y 61 cortes de cabello.
Personal militar de dos batallones de infantería, apoyados por elementos de la Guardia Nacional fueron los encargados de estas acciones que, sin dejar de ser plausibles, suenan un tanto fuera de lugar, considerando que el territorio yaqui en estos momentos se encuentra convertido en una zona de guerra entre bandas del crimen organizado, con todo y su saldo trágico de asesinatos, levantones, extorsiones, huachicoleo y desapariciones irresueltas.
De hecho, es hora de que no se tienen noticias de 10 indígenas que siguen en condición de desaparecidos tras un presunto ‘levantón’ en situaciones por demás extrañas pero con todas las características de las acciones propias de la delincuencia organizada.
Estos hechos se registraron semanas después de que dos líderes yaquis fueran asesinados en distintos lugares y momentos: Luis Urbano Domínguez, asesinado a balazos al salir de un cajero automático en Ciudad Obregón y Tomás Rojo Valencia, ‘levantado’ por desconocidos y encontrado muerto, semanas después en un paraje cercano a Vícam.
Recientemente, elementos del Ejército en coordinación con mandos policiacos civiles encontraron en ese territorio una pista de aterrizaje, un laboratorio clandestino para la elaboración de drogas sintéticas y entre otras cosas, instalaciones de radiocomunicación.
El territorio yaqui está pues, ardiendo, y de allí el asombro por las acciones desplegadas por los militares en esa zona, pues lo único que les faltaba era hacerla de peluqueros y ya andan también en eso. Así lo comentamos en el noticiero Sonora en Red que se transmite de lunes a viernes por la FM de las Red 93.3 y sus plataformas digitales.
Pues no terminábamos el comentario cuando se reportó nuestro asesor de cabecera en temas castrenses, para llamar la atención sobre nuestro desconocimiento e ingenuidad en la materia ya que, de acuerdo a su experiencia, ese tipo de campañas comunitarias en realidad son otra cosa.
En realidad, en esos operativos el personal médico y de asistencia social también están formados en tareas de inteligencia militar, y en el contacto directo con la población civil en zonas de conflicto, obtienen información valiosa que a la postre les resulta de gran utilidad para las tareas de combate al crimen organizado.
Sería, pues, una suerte de operación encubierta y además efectiva, porque suele pasar desapercibida para la sociedad.
Ojalá que así sea y que del cruce de información obtenida en esos operativos con los que llevan a cabo autoridades civiles, surjan pistas para esclarecer los homicidios y desapariciones en territorio yaqui, o para al menos inhibir a los grupos delincuenciales que prácticamente han hecho de esa zona su base de operaciones.
Y ya que andamos por rumbos de la etnia yaqui, el gobernador electo anunció antier que el próximo 28 de septiembre el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador anunciará el decreto que validará la legalidad de la operación del Distrito de Riego 018 que será transferido a la tribu para su administración, uso y disfrute, como parte del Plan de Justicia para los pueblos yaquis.
Esta sería la primera vez que un pueblo indígena tendrá esas facultades sobre la administración del agua a partir de sus formas de organización, usos y costumbres, un derecho establecido desde 1937 durante la presidencia de Lázaro Cárdenas, pero que por diversas razones no había ejercido.
Este Distrito de Riego se abastecerá de la presa Álvaro Obregón, mejor conocida como El Oviáchic, comprenderá los ocho pueblos yaquis y contará con una capacidad inicial de 673 millones de metros cúbicos para regar una superficie potencial de 61 mil hectáreas.
De acuerdo con la información difundida por el equipo del gobernador electo y por autoridades del INPI, el decreto surge de una consulta y aprobación en los ocho pueblos yaquis, sin embargo hay versiones en el sentido de que todo se trató de un engaño, pues la disponibilidad de agua en la cuenca del río Yaqui es insuficiente para abastecer las necesidades agropecuarias en el Valle del Yaqui.
De acuerdo con un artículo publicado por Alberto Vizcarra Ozuna, del Movimiento Ciudadano por el Agua, las concesiones que ya existen tienen comprometida toda la disponibilidad de los escurrimientos anuales del Río Yaqui, cuya cuenca no tienen excedentes y del agua disponible se benefician los pueblos rivereños, las empresas mineras, la misma etnia, los productores rurales del Valle del Yaqui y los municipios ubicados en la parte baja de la cuenca.
De acuerdo con el activista por el agua, la transferencia del Distrito de Riego a la etnia tiene como objetivo su aprobación final para la operación del acueducto independencia, que abastece una parte de las necesidades de agua de Hermosillo desde la presa El Novillo, y cuya legalidad aún se discute en tribunales federales.
No se debe perder de vista en este tema la añejísima división que existe en la etnia y que siempre se hace presente cuando aparecen temas trascendentales como parece ser el caso, lo mismo que los intereses de los grandes agricultores del Valle del Yaqui que fueron la parte más activa en el movimiento opositor al acueducto independencia.
Porque no sería la primera vez que el gobierno federal (o el estatal) anuncian acuerdos consensuados con los gobernadores de los ocho pueblos y luego resulta que no hay tal consenso porque existen otros gobernadores que reclaman la representación de sus comunidades.
El 28 de septiembre es la fecha para anunciar el decreto respectivo; esperemos que no se les vuelva a enredar la piola en el siempre polémico tema del agua.
II
Al ‘Pantico’ Genesta lo conocimos muy al principio de su administración como alcalde de Empalme. Postulado por la coalición que encabezó Morena en 2018, su candidatura provino del PT y en una larga y amena charla sostenida con él se le veía optimista y con muchas ganas de trabajar por aquel municipio ex rielero, que venía saliendo de una desastrosa administración encabezada por el priista Carlos Gómez, mejor conocido como ‘El Kiriki’.
En aquel entonces, nadie pensaba que podría haber una peor administración que la de ‘El Kiriki’, pero resultó que ‘El Pantico’ le dijo “quítate que ahí te voy”.
Al cierre de su administración, se le fueron acumulando los problemas tanto al interior de su gabinete, con regidores hasta de su propio partido, y ni qué decir con la sociedad empalmense que en tres años vio repetirse viejas historias de corrupción, nepotismo, endeudamiento, tráfico de influencias, abuso de poder y una severa crisis de seguridad pública.
A punto de despedirse, “El Pantico” deja temblando la administración municipal, al grado de que la CFE cortó el suministro de energía eléctrica a la mismísima sede del gobierno local. Alguien, cuya identidad hasta el momento se desconoce, instaló ‘diablitos’ para reconectar la luz, pero los empleados de la CFE volvieron para retirarlos.
De ese tamaño el desastre. Pobre Empalme.
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