Francisco Javier Armenta Cota.- Un héroe civil que salvó a once personas en el fatídico incendio de la Plaza Tutuli, hace 25 años.-

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Francisco Javier Armenta Cota.- Un héroe civil que salvó a once personas en el fatídico incendio de la Plaza Tutuli, hace 25 años.- Fue recordado por un grupo de ciudadanos cajemenses.

Bernardo Elenes Habas

Creo necesario repetir el presente texto que publiqué el pasado jueves 11 de agosto, para honrar la memoria de un héroe ciudadano –Francisco Javier Armenta Cota-, quien ofrendó su vida salvando a once personas en el aciago incendio de la empresa VH, enclavada en el complejo comercial Plaza Tutuli de Ciudad Obregón, hace 25 años.

Hoy repito dicha crónica porque tengo la certeza de que actos revestidos de grandeza como el protagonizado por Francisco Javier, deben ser siempre recordados por las actuales y las nuevas generaciones, para que en la memoria histórica de Cajeme se valore el desprendimiento y los sentimientos humanos que existen en seres elegidos, que los vuelven capaces de arriesgar sus vidas cuando el peligro y su dramatismo acechan. Reconocer, también, que un grupo de ciudadanos recordaron al Héroe de la Plaza Tutuli.

Esta fue mi ofrenda de hace un par de días para Francisco Javier Armenta Cota:

El héroe de la Plaza Tutuli.- Hace 25 años Francisco Javier Armenta Cota, salvo a once personas del incendio del VH.- Cajeme merece ya un museo con un memorial capaz de no permitir que la historia se diluya en el tiempo…

Se cumplen hoy, 11 de agosto, 25 años del acto heroico protagonizado por un cajemense, al salvar a once personas durante el fatídico incendio del centro comercial VH, inmerso en la estructura de Plaza Tutuli de Ciudad Obregón.

Francisco Javier Armenta Cota, es el nombre del abogado por la Universidad de Sonora, quien habiendo ya salido del establecimiento comercial en llamas, donde realizaba algunas compras, decidió ingresar nuevamente, para buscar a su hermana Martha, a quien sacó, pero repitió sus actos hasta lograr poner a salvo a once personas más.

A los diez días, como consecuencia de graves quemaduras y haber inhalado humo letal, falleció el Héroe de Cajeme.

Sin duda, fue un acto de amor el demostrado por Francisco Javier, porque pudo haber salvado su vida y la de su hermana, pero decidió regresar al interior, enfrentar las llamas antes de que llegaran los Bomberos, con el objetivo fijo de darles seguridad a las personas que sus fuerzas le permitieran, como lo hizo.

Los hechos del incendio de Plaza Tutuli, se suscitaron a escasos días que concluyera la administración de Raúl Ayala Candelas (1994-1997).

Fue hasta el periodo de Manolo Barro Borgaro (2009-2012), cuando, durante reunión de Cabildo de 10 de septiembre de 2012, se tomó el acuerdo 511 del Acta 77, para que fuese incluida la fecha del acto de heroísmo de Francisco Javier Armenta en el Calendario Cívico del Ayuntamiento de Cajeme, y que la calle del Parque Lineal de la Laguna del Náinari llevara su nombre.

El de Francisco Javier se trata de un hecho ejemplar que ya es parte consistente de la memoria histórica de Cajeme, porque reúne cualidades inéditas que merecen ser resaltadas en los contenidos cívicos y de educación básica, para que se sepa por siempre que en Cajeme hubo un ciudadano, un héroe que surgió de las llamas, para salvar vidas sin importarle la propia, cuya acción eleva el referente de amor al prójimo, valor sumamente desgastado en estos tiempos.

La Coordinación General de Identidad Ciudadana, a cargo del profesor Fernando González Meza, tendrá que revalorar el Calendario Cívico, y encontrar las formas de resaltar fechas de hechos tan importantes para que no queden envueltas en la niebla burocrática y sí sean grabadas en la conciencia de las actuales y nuevas generaciones, no sólo con la imposición de una placa, sino como actos imborrables de amor al prójimo, de amor a la humanidad.

Y en ese sentido bien podría pensarse en un museo que rescate la historia prodigiosa de Cajeme, con fotografías, utensilios de labranza y domésticos, donde las nuevas generaciones encontrarían gráficas, textos, nombres de mujeres y hombres que aportaron esfuerzo, talento, capacidades para darle rumbo y luz al municipio.

Tiene profundidad este anhelo, ya que la Administración municipal que se decida a forjar y entregar este legado a la comunidad, estará rescatando las manos anónimas que trazaron calles, edificaron escuelas, iglesias, estadios, le dieron ritmo y música con sus instrumentos a las familias, hicieron literatura, periodismo, fotografía, pintura, labraron la tierra, se distinguieron como locutores, mecánicos, guardianes del orden, Bomberos, entre muchos oficios y artesanías que dignifican la capacidad creativa y responsable de la gente del pueblo.

Actualmente no hay un referente que defienda y rescate ese trazo de memoria olvidada. Un espacio al que puedan asistir las actuales y nuevas generaciones a reencontrarse con la raíz de la historia del pueblo donde nacieron, con los personajes, hombres y mujeres, que le dieron vida, con héroes de la estatura de Francisco Javier Armenta, José Manuel Castillo Velázquez, los Bomberos Ernesto Partida López y Manuel de Jesús Medrano Félix, sin olvidar a valerosos protagonistas sin nombre, los que hicieron posible el nacimiento de este pueblo…

No existe un monumento colectivo de brazos y manos emergiendo desde la tierra misma de la ciudad y del Valle, que simbolice en el bronce, a aquellos que construyeron esta comunidad asombrosa que ha crecido con alas propias.

Lo dije hace tiempo. Si en Cajeme no hubieran existido soñadores como Manuel J. Zavala, Jesús Corral Ruiz, Miguel Mexía Alvarado, Bartolomé Delgado de León, Claudio Dabdob Sicre, Oscar Sánchez Márquez, Rogelio Arenas Castro, Ramón Iñiguez Franco, no estarían vivas, realizadas, las obras que fortalecen el alma de la ciudad, del Municipio.

Le saludo, lector.

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