Avanza El Roger en Sonora.- Reconstruye las estructuras de su partido y las comunidades le están respondiendo.- ¿Experimentará Morena la encrucijada de encontrar en sus propias siglas la fuerza que lo contenga, es decir Morena contra Morena?.- En política, cuando se desgastan los valores, todo puede suceder.
Bernardo Elenes Habas
No puede ni debe soslayar en Sonora, el partido hecho gobierno –Morena-, el proceso de reconstrucción política que mantiene el PRI bajo la dirigencia de Rogelio Díaz Brown.
A estas alturas, cuando El Roger y su equipo avanzan en la formación de los comités municipales tricolores (el pasado fin de semana dieron vida a esos importantes núcleos en Navojoa, Huatabampo y Álamos), se despejan las duras críticas que daban por muerto a dicho instituto, y surge cierto asombro al contemplar en el horizonte político sonorense la forma en que paso a paso se construye el valladar contra la oposición para enfrentar las elecciones del 2024, dejando constancia desde ahora, que Morena y sus aliados no serán dueños absolutos del campo y de las armas, en elecciones que podrían resultar impredecibles.
Por supuesto que esa situación que se vive, es positiva para el ejercicio de la democracia, porque el abanico de ofertas para los cargos que deberán renovarse como alcaldías, diputaciones locales, federales y el escaño sonorense en la Cámara Alta, tendrá que ser bien vista por la ciudadanía, quien podrá corroborar la libertad que posee para escoger y votar candidatos, en base al análisis de las planillas y fórmulas, incluidos los perfiles de aspirantes y los proyectos de gobierno que presenten.
La clase política no debe pasar por alto que ejercer el poder desgasta, porque los errores voluntarios o involuntarios surgen inevitablemente, y esos hechos los registran con precisión los dueños de los votos, y tales imponderables son, precisamente, los que tiene que cuidar el partido gobiernista, considerando que entre su militancia existen grupos que reclaman ser tomados en cuenta y a la hora de las verdades en la integración de planillas y fórmulas, brotarán las inconformidades para dar pie a las singulares luchas intestinas que suelen ser feroces entre iguales, olvidándose que el enemigo se encuentra en otras siglas, otras alianzas, otra visión del ejercicio político-social.
Sonora posee ejemplos emblemáticos en ese sentido, cuando el PRI ostentaba la metáfora de “dictadura perfecta” que le injertó el escritor peruano Mario Vargas Llosa.
Los libros y la memoria hablan de cómo en Cajeme, en 1958, se suscitó una cruenta lucha entre priístas por la presidencia municipal, surgiendo el llamado “Movimiento Contrerista”, desde las filas de la CTM, oponiéndose a que los agricultores militantes de ese mismo partido impusieran candidatos, primero a Gabriel Gallegos Campoy, luego a Gilberto Oroz Valenzuela.
La lucha electoral fue encarnizada, se dividieron hasta las familias, menudearon los agravios, y el día de las elecciones, domingo 6 de abril de 1958, corrió la sangre en la casilla número 10 ubicada por la calle 5 de Febrero de Ciudad Obregón, frente al hotel Kuraica, donde murió asesinado por la bala del arma accionada por un soldado, el ciudadano Pascual Acuña Gallegos.
Finalmente “el contrerismo” no ganó, porque el Congreso del Estado nombró un consejo municipal que encabezó don J. Encarnación Chávez.
El otro caso de PRI contra PRI, fue por la gubernatura de Sonora en 1967, donde don Faustino Félix Serna, en una lucha profunda, logró imponerse a sus antagonistas, principalmente ante Fausto Acosta Romo. Las batallas más significativas entre simpatizantes se dieron en la calle Rosales de Hermosillo.
Se acercan, pues, tiempos electorales (primero deberán pasar los que ya se viven en Coahuila y el Estado de México), para que en septiembre se instalen los procesos del 2024, donde el ciudadano y los proyectos de gobierno deberán estar por encima de odios y polarización. Sería lo ideal.
Le saludo, lector.
