Bernardo Elenes
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¿Vivirá la democracia?.- Existen señales de que el viejo presidencialismo que aún pervive, podría ser eliminado por la ciudadanía en el proceso electoral del 2024.- Los electores deben exigir a las instituciones libertad y transparencia en las elecciones que vienen.

Bernardo Elenes Habas

Los giros que está tomando la práctica política en México, son saludables para la democracia.

Permiten la posibilidad de atestiguar el final de los viejos esquemas enraizados durante 70 años por el PRI, donde la voluntad y los hechos se concentraban en un solo partido y en un solo hombre, prácticas que, desafortunadamente, aún prevalecen.

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Ese ejercicio dictatorial perverso que no ha terminado del todo, vive su reedición sexenio tras sexenio como herencia maldita, porque al practicarse únicamente el cambio de siglas en el núcleo del poder, se arropa al mismo vetusto presidencialismo con sus egoístas ambiciones.

Lo hizo el PAN, durante los sexenios en que transitó por Los Pinos; lo está haciendo Morena con su liderazgo, de tal manera que la piedra de toque, ayer como ahora, se concentra en ejercer el poder caprichosamente, dividiendo, insultando, ignorando a la gente, sin tomar en cuenta los valores y normas de la democracia, fundamentados en la búsqueda de soluciones a los más graves problemas de los pueblos, respetando la Constitución y las instituciones.

Por eso se presiente como altamente saludable el hecho de que el proceso político-electoral del 2024 en México, podría definir su posible apertura en tres cauces: el de los partidos, el del oficialismo y el de la ciudadanía.

Se percibe que por fin podrían ser los ciudadanos con credencial de elector, sin odios, sin influencias, sin conveniencias personales y sí con un profundo amor por la patria, quienes abrirían las compuertas del triunfo al candidato que más los convenza con sus propuestas, su proyecto de nación y su definición plural de respeto a toda la gente, sin estigmas de odios y de filosa contaminación ideológica.

Hacia ese nuevo amanecer podría estar encaminándose el país en esta hora, para que se consume, por fin, el legado de la democracia, fundamentado en la decisión de los electores, de tal manera que en las urnas triunfe quien logre legítimamente más votos, sin los podridos vicios del pasado.

Por ello, debe exigir la ciudadanía que se convierta en realidad ese proyecto que asoma tímidamente en el horizonte político de la nación, para que las instituciones garanticen y faciliten la transparencia durante el proceso electoral que se instalará durante este mes de septiembre y que tendrá su máxima expresión el domingo 2 de junio de 2024, donde México viviría jubiloso, un amanecer ciudadano avalado desde el horizonte de las urnas, venga de donde venga…

Le saludo, lector.

Bernardo Elenes
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