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Por más de cinco décadas, El Padrino ha sido mucho más que una película: es un monumento del cine que marcó un antes y un después en la forma de contar historias sobre el crimen, la familia, el poder y la tragedia humana. Dirigida por Francis Ford Coppola y basada en la novela de Mario Puzo, la trilogía de El Padrino es una obra maestra que se mantiene vigente generación tras generación.


El Padrino (1972): el nacimiento del mito

Con El Padrino, Coppola no solo adaptó una novela, sino que la elevó a un nivel casi mitológico. La cinta nos presenta a Vito Corleone (interpretado magistralmente por Marlon Brando), el patriarca de una familia mafiosa que maneja sus negocios con honor, tradición y una calma casi aterradora.

El viaje de Michael Corleone (Al Pacino), el hijo que no quería involucrarse en el crimen, es el corazón de la historia. Su transformación de héroe de guerra a jefe despiadado es una de las construcciones de personaje más impactantes en la historia del cine.

La fotografía oscura, la música inolvidable de Nino Rota, y el ritmo contenido hacen de esta película una clase magistral en narrativa cinematográfica.


El Padrino II (1974): el arte de la secuela perfecta

Si la primera entrega fue una obra maestra, la segunda fue una obra doblemente ambiciosa y, para muchos, superior. El Padrino II funciona como precuela y secuela al mismo tiempo. Alterna entre la juventud de Vito Corleone (interpretado por un joven Robert De Niro en un papel que le valió el Oscar) y la consolidación de Michael como jefe de la familia.

Es una historia de poder, corrupción y aislamiento. Michael ya no es el joven idealista: es el emperador frío, solo en su trono, traicionado por su propia sangre. La atmósfera es aún más sombría y el final, devastador.


El Padrino III (1990): el cierre de una tragedia

La tercera entrega es la más polémica. Llegó casi dos décadas después y, aunque no alcanza la perfección de sus predecesoras, tiene momentos poderosos. Michael es ahora un hombre cansado que busca redención, pero el pasado lo persigue. El peso de sus decisiones lo arrastra en una espiral trágica que culmina en una de las escenas más dolorosas del cine.

Destaca Andy García como Vincent Mancini, y aunque Sofia Coppola fue muy criticada por su actuación, la película conserva la esencia trágica de la saga.


Una tragedia shakespeariana en clave mafiosa

La trilogía de El Padrino no es solo una historia de mafiosos. Es una profunda reflexión sobre el poder, la familia, la lealtad, la ambición y la culpa. Es cine en su forma más pura: actuaciones memorables, dirección impecable, y un guion que roza lo poético.

Es también una tragedia al estilo Shakespeare, con reyes y príncipes, traiciones y silencios, donde el poder corrompe y la redención siempre llega demasiado tarde.


Veredicto final

  • El Padrino I: Obra maestra indiscutible.
  • El Padrino II: Una secuela que engrandece la saga.
  • El Padrino III: Un epílogo melancólico que cierra el círculo.

Verla es no solo disfrutar del mejor cine, sino entender por qué El Padrino es, sin exagerar, una de las trilogías más grandes jamás filmadas. Si no la has visto, estás ante una deuda cinematográfica que vale la pena saldar. Si ya la viste, siempre es buen momento para volver al mundo de los Corleone… y recordar que “no es nada personal, son solo negocios”.

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