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No se le puede regatear un ápice a la alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas, su interés en el tema de la pavimentación de la ciudad. Emprendió una campaña de bacheo en plena temporada de lluvias, y aunque las calles quedaron igual al cabo de unos días, tomó el toro por los cuernos y puso manos a la obra ante una fuerte presión ciudadana.

A finales del año pasado inició negociaciones con Cementos Mexicanos (CEMEX) para poner en marcha un ambicioso proyecto de pavimentación con concreto hidráulico en algunas calles y avenidas principales, pero sobre todo en cruceros que soportan el mayor flujo vehicular. La empresa regiomontana se encuentra haciendo el estudio respectivo y en breve conoceremos los resultados.

Libró una fiera campaña orquestada principalmente por sus ex compañeros del PAN (incluyendo algunos que suelen aparecer abrazados con ella o dándole tímidos y no tan tímidos ‘cebollazos’ en redes sociales), para que cancelara las Fiestas del Pitic y orientara los recursos que se aplican en ellas a obras de pavimentación.

Ayer volvió a retomar el tema, al agradecer la mención que en plena ‘mañanera’ hizo el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien se comprometió a ayudar a la alcaldesa a mejorar el estado de las vialidades en Hermosillo.

En un contexto nacional donde el presidente está librando fuertes temporales con asuntos como el del accidentado arranque del Insabi, la inseguridad pública; el regreso del avión presidencial al país, la nueva oleada de migrantes centroamericanos que ya activó todas las alarmas en el sureste mexicano, al norte de la frontera con EEUU y en la cancillería que tutela Marcelo Ebrard, los baches de Hermosillo parecerían un tema menor.

Pero la propia alcaldesa terminó de posicionarlo en la agenda local, al responder al presidente en redes sociales agradeciendo la mención al problema y su compromiso de ayudarla.

Pero si no se revelan los tiempos, montos, términos y condiciones de esos apoyos, la celebrada noticia quedará en el intangible espectro de las posverdades, las mentiras emotivas que distorsionan la realidad objetiva y apelan a los sentimientos para modelar una opinión pública favorable.

Esto no es nuevo en la clase política, ni privativo de algún partido o gobierno y señaladamente en tiempos electorales, es práctica obligada si el objetivo es ganar adeptos.

Pero, ¿qué dijo exactamente el presidente?

Básicamente que el fracaso del modelo neoliberal dejó a estados y municipios (no mencionó a la federación) endeudados, en la insolvencia y con serios problemas de infraestructura. Entonces, en el caso de Hermosillo, se le va a ayudar gestionando ante Banobras (banca con la que la alcaldesa ya está en pláticas) para la obtención de recursos.

El presidente sigue siendo un gran prestidigitador de palabras. Un genio a la hora de mentir con la verdad, y un mago que logra hacer creíbles sus palabras en amplios sectores de la población.

Lo que el presidente quiso decir en realidad, fue que los municipios no tienen dinero y que si quieren obtenerlo tendrán que recurrir al financiamiento de la banca. En el caso de Hermosillo, más deuda para un municipio que ocupa el cuarto lugar nacional en el ranking del endeudamiento, cuya calificación está en focos amarillos y que enfrenta otro tipo de problemas como la eventual revocación del título de concesión de alumbrado público, que está muy lejos de salir gratis.

Insistimos, la solicitud de créditos es una práctica histórica de todos los gobiernos para resolver problemas de financiamiento para programas y obra públicos. 

Lo que llama la atención es que buena parte de la campaña electoral de 2018, los candidatos y candidatas de la Coalición Juntos Haremos Historia fustigaron acremente este tema y prometieron no endeudar más a sus gobiernos, eficientar el gasto y entrar en un programa de austeridad republicana que en determinado momento podría escalar hasta la pobreza franciscana.

Sucede lo mismo con otros temas. La venta del avión presidencial que nunca se va a vender, o la inseguridad pública que no ha bajado y al contrario, se ha agudizado en todo el país.

Ayer mismo, el presidente, acorralado por el periodista Jorge Ramos de Univisión, que le pidió una fecha para comenzar a ver resultados, le dijo que a partir del 1 de diciembre de este año. 

Pudo haber dicho cualquier otra fecha al azar: dos de noviembre, cuatro de marzo, 9 de septiembre, cualquiera. Sabe que si no hay resultados, siempre habrá un periodo neoliberal y un hatajo de conservadores a quienes echarle la culpa. Como lo hizo con la carretera de cuatro carriles en Sonora, cuya conclusión anunció para abril o para mayo del año pasado, luego para junio, luego para septiembre, y luego dijo que ya no daría fechas, porque los constructores lo estaban extorsionando.

Insisto: quizás no falte a la verdad al decir eso, pero si construye posverdaders, que para efectos prácticos, se parecen mucho a las mentiras.

Lo impresionante es que le siguen funcionando. 

Lo que es un hecho es que el tema de la pavimentación no sólo en Hermosillo, sino en otros municipios les está complicando mucho la vida a los ciudadanos y a los alcaldes, y algo se tiene que hacer. 

De hecho, en su pasada gira por Sonora, el presidente conoció una solicitud de la gobernadora Claudia Pavlovich, por mil millones de pesos para abordar ese problema en 11 municipios. Una solicitud que ya había hecho en octubre pasado, avalada por diputados locales, federales y senadores para incluirse en el paquete económico 2020, pero que fue desechada.

Veremos si al sumar voces la gobernadora y los alcaldes, pudiera ser retomada este año.

II

Porque recursos hay, como lo demuestra el anuncio hecho ayer por la propia gobernadora, después de reunirse con el titular de la Sedatu, Román Meyer Falcón en Hermosillo. 

Claudia Pavlovich agradeció al presidente la decisión de incluir a Naco y Agua Prieta en el Programa de Mejoramiento Urbano, que este año destinará 520 millones de pesos para ambos municipios, aplicables en obras de infraestructura que impacten favorablemente la calidad de vida de sus habitantes.

Junto con la subsecretaria de Sedatu, Carina Arvizu, supervisaron proyectos de espacios públicos, áreas deportivas o clínicas, y eventualmente, vivienda nueva, mejoramiento y ampliación de vivienda (a lo que estuvieron muy atentos el titular de Sidur, Ricardo Martínez y la comisionada de Vivienda, Elly Sallard.

Meyer Falcón también supervisó seis obras que se están construyendo en Nogales como parte de este programa: infraestructura en escuelas, parques, unidades deportivas y un centro integral de mujeres.

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