Se cumplió la primera semana de campaña a la gubernatura y los tres principales candidatos sudaron el calcetín recorriendo varios municipios llevando sus propuestas al electorado.
Si en un ejercicio de memoria se le pidiera a usted, avispada lectora, perspicaz lector, que citaran tres de esas propuestas de cada uno de ellos, ¿cuáles recordaría?
Los puse a pensar ¿verdad?
Pero es natural. En este momento los tres candidatos se encuentran en esa etapa de atacar más la parte emocional que la racional del electorado y concentran sus esfuerzos en aparecer amables, sensibles, cercanos y ataviados del ropaje que los haga aparecer identificados con el sonorense promedio.
Al que se le ha dificultado un poco más esto es a Alfonso Durazo. Ya le han tenido que cambiar varias veces el sombrero porque nomás no le atinan al estilo vaquero sonorense. El doctor además, parece sentirse más cómodo en espacios cerrados, con académicos, artistas, intelectuales y empresarios, que en espacios abiertos donde además el equipo de seguridad que lo acompaña no permite mucho contacto con la gente.
Se entiende que por el cargo que ocupó como responsable de la seguridad pública en el país, el candidato de Morena tenga que traer ese impresionante dispositivo de seguridad, pero en una campaña donde es menester ‘pueblear’ y mezclarse con la gente, a veces ese aparato estorba, como le sucedió en San Luis Río Colorado.
A Ricardo Bours le ha dado resultado ese estilo más desparpajado, un discurso sin mucho rebuscamiento y a veces matizado con uno que otro madrazo. Tiene también la ventaja de que, al representar a un partido que no ha gobernado municipios importantes (mucho menos el estado), le permite cuestionar lo mismo al PRI que al PAN o a Morena.
Es algo parecido a lo que le pasó a Morena en 2018, cuando no tenía la experiencia de gobierno que tiene ahora, cuando debe rendir cuentas sobre las administraciones municipales que encabeza y que no han resultado del todo buenas.
En Guaymas, por ejemplo, Durazo fue cuestionado por la periodista Águeda Barojas sobre la militarización de los mandos policiacos municipales, y el candidato tuvo que decir que fue una medida correcta (él mismo fue su artífice), cuando el puerto vive una de sus peores crisis en materia de seguridad pública.
Durazo está obligado a mantener un discurso de continuidad en los municipios más poblados donde gobierna Morena y sus gobiernos no han resultado los mejores.
Al ‘Borrego’ Gándara se le facilita más la identificación con la gente. Tiene la experiencia de campañas y precampañas previas; se mueve con soltura entre el auditorio y no han tenido que construirle una identidad porque es la misma de siempre, que lo mismo convive con jóvenes de las zonas urbanas que con las señoras en el mercado o los habitantes de las zonas rurales.
II
Esta semana se descorre el velo del misterio en Hermosillo, a propósito de quién encabezará la fórmula de la Alianza Va por Sonora a la alcaldía. La fecha fijada por el dirigente estatal del PAN, Ernesto Munro Palacio es el 20 de marzo, aunque el cierre de los registros es entre el 4 y el 8 de abril, para iniciar campañas el 24 de ese mismo mes.
Pero más allá de fechas fatales la demora indica la intensidad de las negociaciones.
La decisión no es fácil. Fuentes cercanas a la mesa donde se discute el tema seguían atorados y con varios escenarios sobre la mesa.
Si bien es cierto al PAN le corresponde la decisión final, existen varios elementos a sopesar, que tienen qué ver con la competitividad de los posibles, los positivos y negativos que cargan y hasta la eventual integración de la planilla (síndico y regidores), que se decidiría en parte en esa mesa, y en parte fuera de ella, es decir con las corrientes internas en el caso del PAN, y con sectores y organizaciones en el caso del PRI (la CTM, por ejemplo).
El escenario más optimista para la alianza es que realmente alcanzaran un acuerdo de unidad en torno a una de las tres figuras que están midiendo, que como todos saben son Antonio Astiazarán, Ernesto de Lucas y Norberto Barraza.
La tardanza para tomar una decisión ha permitido que el proceso se contamine con versiones que hablan de una posible ruptura, debido básicamente a que en el PAN hay una parte de los consejeros que apoyan a Norberto Barraza y otra al Toñito Astiazarán. Pero además, han surgido especulaciones en torno a presuntas presiones desde el Ayuntamiento para evitar que Barraza sea el elegido. El Ayuntamiento, desde luego, niega que esto sea cierto.
Lo cierto es que la mesa de diálogo está lejos de la unanimidad y por ello comienza a crecer el rumor de que si el PAN insiste en la candidatura del guaymense, el PRI podría ir solo llevando a Barraza como candidato.
Otro escenario es que Barraza y el Pato fueran en fórmula (alcalde-síndico) y una más en el sentido de que el Pato podría ser postulado por el PRI y el PRD.
Todo, por supuesto se encuentra hoy en el terreno de la especulación, pero qué sería de la grilla preelectoral si no fuera por ese ingrediente, sobre todo en esta elección tan atípica.
Ahora bien, ¿estaría el PRI en condiciones de disputar la alcaldía si fuera solo con El Pato? Los cálculos indican que sí, considerando que en 2018, con toda la ola Peje encima, la diferencia con la que ganó Célida López fue de menos de 20 mil votos.
Sin embargo hay que considerar que la alcaldesa ha trabajado mucho su posicionamiento en estos dos años y su partido cuenta con mucho más dinero para aplicar en la campaña, del que tenía en la elección pasada.
Una fórmula Pato-Barraza (o Barraza-Pato) aparecería más competitiva, pero entonces habría que preguntarse por los votos del PAN, que en alianza con el PRD en 2018 alcanzó la nada despreciable suma de 50 mil votos: muy pocos para ganar la alcaldía solos, pero suficientes para darle la vuelta a un resultado si van en alianza.
Complejo, ¿no?
A eso habría que agregarle que, en caso de ir solos, los hermosillenses asistiríamos a una elección nunca antes vista, en que los panistas hicieran campaña por su candidato a la alcaldía y al mismo tiempo por el candidato común a la gubernatura, que es El Borrego Gándara.
Una situación que por cierto se repetiría en varios municipios y no sólo con los candidatos de la alianza Va por Sonora, sino también con la alianza que encabeza Morena, aliado con el PT, el PVEM y el PANAL, ya que al menos el PT y el Verde postularán candidatos propios en varios municipios.
Esta situación se dio en 2018 en Hermosillo, cuando José Guadalupe Curiel compitió por la alcaldía postulado por el Movimiento Alternativo Sonorense, llamando a votar por López Obrador para presidente. Claro, no hay punto de comparación. El MAS no tuvo candidato presidencial y de hecho perdió el registro como partido estatal en esa misma elección, aunque a Curiel le alcanzaron los 4 mil 700 votos obtenidos para ocupar una silla como regidor.
El punto es que si la alianza no acuerda un candidato común para Hermosillo, vamos a ver una campaña bastante chistosa en la capital.
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