Fuerte golpe de timón representa para el proceso electoral de Sonora el cobarde y vil asesinato de Abel Murrieta Gutiérrez, que como primera variante de ese nuevo rumbo, es la eventual declinación de Ricardo Bours Castelo en favor Ernesto Gándara Camoú, como efecto inmediato del rompimiento de Dante Delgado con el dueño de MORENA, Andrés Manuel López Obrador.
La mesa está puesta en Sonora para que el candidato del Partido Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Sonora, dé un paso al frente y se sume a la defensa de la entidad, en honor a la memoria de su amigo y casi hermano, frente a la imposibilidad de remontar tan desventajosa tendencia y porque se descarta de forma absoluta que incurra en el despropósito de lucrar con su muerte.
Como ven, no pudimos sustraernos al dulce encanto de bordar sobre ese lienzo inédito que ofrece el proceso electoral de la entidad y que tiene a Bours Castelo en la encrucijada de cobrar a los incompetentes la barbarie del cual son responsables o hacerles el caldo gordo en una competencia donde no tiene posibilidades de ganar y que ya costó una vida.
Como bien es sabido, desde hace semanas permea la percepción respecto a un pacto por debajo de la mesa entre MORENA y el PMC, en donde el segundo la hace de patiño del primero con el fin de quitarle votos a la oposición verdadera representada por la Alianza Va por México, que en el caso de Sonora cobra mayor relevancia tratándose que los principales cuadros del emeceismo provienen del PRI.
También es sabido el despliegue propagandístico durante unos días y que por fantasioso se agotó por sí mismo, respecto a que Bours Castelo había escalado hasta el segundo lugar en la intención del voto, cuando la verdad es que su campaña al parecer ya llegó hasta su tope, sin superar dos dígitos cuando estamos a 20 días de la elección y la contienda tiende a polarizarse entre la propuesta de “El Borrego” y el representante de la incompetencia y corrupción morenista.
El pretendido tercio mayor del PMC queda descartado y esa conclusión no sería difícil de llegar por un pragmático Bours Castelo, quien también seguramente deberá valorar que si había un pacto entre Dante y la nomenclatura de MORENA para anular a la verdadera oposición, este ya no existe y ahora es tiempo de actuar para que la muerte de Abel no haya sido en vano.
Se trata pues de cerrarle la puerta a un aliado importante del funesto espectro del crimen organizado de este país e indudable corresponsable de la fallida estrategia para combatirlo y no hacerlo sería ofender la memoria de quien no debió morir en tan viles circunstancias.
Habrá que ver si el aspirante a la gubernatura de Sonora del PMC, es capaz de dejar a un lado orgullos personales y asumirse como un político con visión de estado al reconocer que la mejor vía para proteger a Sonora del centralismo, del populismo, de la demagogia y de la corrupción, es reencontrarse con su amigo Gándara Camou para ampliar ese frente común ya conformado por el PRI, PAN y el PRD.
E insistimos, no visualizamos a nadie pretendiendo andar de zopilotes o jugando al viudo para lucrar con el cobarde atentado que costó la vida a Murrieta Gutiérrez y que incluso, de todas formas no les alcanzaría para ser competitivos y sí posibilitarían rangos menores en la derrota de Durazo Montaño, que podría ser revertida mediante triquiñuelas fraudulentas.
Las reacciones posteriores a la barbarie en Ciudad Obregón, no dejan lugar a duda respecto al sentimiento de culpa que les es imposible ocultar a Durazo Montaño y compañía ante lo ocurrido y lo que ocurre a lo largo y ancho del país en materia de seguridad pública.
El posicionamiento de MORENA-Sonora horas después del criminal atentado, puede ser considerado como un monumento a la estupidez humana, ya que contra toda lógica señalaron como responsable y exigieron “justicia” y la pronta solución del caso al Gobierno del Estado, sin tocar ni con el pétalo de una rosa a la autoridad municipal y por supuesto a la instancia federal, cuando obviamente las tres instancias de gobierno tienen obligaciones frente a la tragedia.
La administración de Sergio Pablo Mariscal como alcalde de Cajeme ha resultado una nulidad y su único logro con el fuerte apoyo del gobierno de López Obrador y del entonces secretario de seguridad pública, Durazo Montaño, es que Obregón sea la cuarta ciudad más peligrosa del mundo, sí, del mundo y la más peligrosa del país.
Miren, en la percepción popular sonorense, permea cada vez más la impresión de que Durazo Montaño personifica de forma muy bien el perfil de narcocandidato toda vez sus antecedentes en operaciones de compraventa inmobiliaria; sus relaciones de negocios y de amistad con empresarios cuya riqueza es de dudoso origen, así como su timorata y pusilánime y cómplice gestión como secretario de Seguridad y todo ese entorno lo hace corresponsable del asesinato de Murrieta Gutiérrez.
Esa percepción se fortalece luego que Adrián LeBarón informara que al día siguiente del acto criminal, sostendría una reunión con su representante legal quien le informaría de los últimos hallazgos en la indagatoria por dar con los responsables de la masacre contra menores de edad y mujeres en paraje aledaño a Bavispe.
Y además, están las lapidarias declaraciones de Petra Santos Ortiz, quien sin ningún reparo señala al enviado de Palacio Nacional como el autor intelectual del atentado, en lo que supone un último esfuerzo para someter a Dante Delgado y a su representante en Sonora, luego del zipizape en Nuevo León, que de inicio puso en riesgo la soterrada alianza del PMC con MORENA.
A estas alturas de la campaña por la gubernatura no hay de otra: el único que puede derrotar a la incompetencia y corrupción morenista es “El Borrego” y tal realidad debe ser asumida por quienes realmente quieren a Sonora fuera de la nefasta férula de la 4T, entre los cuales seguramente está Bours Castelo, quien se vería sumamente mal si decide simplemente ser un peón en una negociación donde él y la vida de Abel sean migajas de un pastel repartido sobre algún escritorio de Palacio Nacional.
