Ludopatía como problema familiar.

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Ludopatía como problema familiar.

La popularidad y el acceso a los juegos de apuestas se ha incrementado significativamente durante las últimas dos décadas como consecuencia, entre otras causas, a la legalización de casinos y al aumento en publicidad y mercadotecnia de dichos juegos a través de todos los medios de comunicación. Los problemas que generan estos juegos requieren de una mayor atención ya que no solo ocurren en nuestro país, sino también en todo el mundo.

Desde el punto de vista de la medicina, el foco de atención se extiende más allá del individuo en riesgo o el problema de salud, para abarcar la familia en su totalidad. El médico de familia, es el único especialista con un enfoque integral y preventivo, que por la continuidad y la perspectiva sistémica de la atención de los problemas que aquejan a sus pacientes puede ofrecer también atención a sus familias. En 1994, se crea un clasificación para aquellas personas que juegan y los dividieron en: jugador social, jugador problema, jugador patológico o ludópata y profesionales. El jugador problema tiene una forma de juego excesiva pero no cumple los criterios diagnósticos de jugador patológico con base en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales. La ludopatía evidencia una falta de control de los impulsos, la cual se manifiesta en la incapacidad para dominar el deseo de apostar y como resultado, genera la destrucción de todo el capital económico, afectivo y social de una persona. Dentro de las causas de la ludopatía se han involucrado distintos mecanismos, como las alteraciones de las vías serotoninérgicas y noradrenérgicas, a través de niveles de activación y búsqueda de sensaciones placenteras, y de vías dopaminérgicas como explicación. Actualmente, incluso se menciona una implicación genética por la alta frecuencia de antecedentes familiares de ludopatía en personas con este problema. Otros investigadores señalan también factores sociales, ambientales y propios de la personalidad, tales como la tendencia a la ansiedad, depresión o dependencia; sin embargo, no se ha llegado a un consenso referente a la etiología del juego problema y/o patológico, basta con observar los diferentes criterios diagnósticos que se pueden encontrar en el DSM V. Lo que se ha observado es que los hombres tienden a jugar más por excitación y para ganar dinero, en tanto que las mujeres lo hacen para enfrentar problemas personales como la depresión o la soledad. Globalmente, se estima que la edad de inicio de los juegos de azar se presenta, en promedio a los 11 años. En México, la Federación Mexicana de Jugadores en Riesgo, A.C. (femejuri), reporta una prevalencia de juego patológico de alrededor de 5% en zonas de gran oferta lúdica, como es el caso de Nuevo León. La familia ludópata al igual que en otras adicciones, el juego patológico tiene repercusión en esferas relacionales más allá del paciente, es decir, en la familia, los amigos y el ambiente laboral. ¿Qué características dinámicas son concurrentes en las familias que presentan este tipo de conductas? Por lo general, las familias atrapadas en conductas adictivas muestran ciclos interaccionales de retroalimentación que mantienen dicha conducta. No es difícil observar que las personas ludópatas organizan su vida familiar en torno a este problema, incluso, que los familiares alientan consciente o inconscientemente su ludopatía, cubriendo tareas que el ludópata deja de efectuar o delegando tareas a otros familiares. Además, se ha identificado una relación entre el alcoholismo y los juegos de apuesta.

En la familia, dependiendo del tipo de relación, puede haber mayor impacto en la pareja y los hijos que en el mismo jugador. La ludopatía es un diagnóstico que puede pasarse por alto frecuentemente en la consulta, por lo tanto, la detección temprana de la predisposición al juego es un área de oportunidad para el médico de atención primaria, antes de que emerja la patología plenamente. Durante la entrevista es imprescindible interrogar de manera específica sobre la existencia de este padecimiento y si hay una posible conexión con el motivo de consulta. En las últimas etapas el juego patológico, debe ser tratado como cualquier otra adicción. El tratamiento farmacológico no ha mostrado eficacia en casos en los que no hay algún otro problema acompañante como lo es la depresión; no obstante, en algunas investigaciones se demuestra una posible sinergia entre el tratamiento farmacológico y el psicológico cuando coexiste la depresión, es por ello que se suelen utilizar antidepresivos. En general, se debe tener la habilidad para divulgar la información, comunicar los riesgos de la patología, identificar grupos vulnerables, diseñar y formular políticas de prevención y plantear un tratamiento acompañando al paciente y a su familia.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

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