Bernardo Elenes
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¡El agua que no alcanza!.- Quitarle el líquido al Valle del Yaqui y a la Tribu, una incongruencia que perjudicará a todos.- Armando López Nogales, siendo gobernador de Sonora, tenía en sus manos el proyecto de una desalinizadora para Hermosillo, pero intereses económicos y políticos lo descarrilaron.- Hoy se confabulan en contra de tratar el agua de mar, apostándole a la sequía del sur…

Bernardo Elenes Habas

Eran los años 1940, 1950 en Cajeme.

Las madres de familia les pedían a sus niños estuvieran pendientes del paso de los barriqueros entre calles y llanos polvorientos del pueblo, al que le quedaba grande el nombre de ciudad…

La chamacada de esos tiempos rurales, gritaba jubilosa cuando divisaban provenientes de los tinacos de las calles Saperoa (6 de abril) y Coahuila, o de la Cuchus (Jesús García) y Colima, las figuras de los que podrían ser Pedro Gómez o Daniel Miranda, conduciendo sus barricas tiradas por mulas hacia los rumbos de sus chinames para surtirlos de agua… Muy pocas familias tenían norias.

Presa Oviáchic sequia, foto Diario del Yaqui

Dos latas mantequeras llenas del vital líquido por cinco centavos, primero; luego tres latas por 10 centavos, como resultado de un plantón realizado por barriqueros contra el alcalde Heriberto Salazar (1943-1946), porque consideraban incosteable su servicio a una comunidad que carecía de agua entubada, cuando el primer pozo funcionó en la plaza 18 de Marzo (plaza del dipo), perforado en 1925 por don José Camalich…

¿Quién podría imaginar durante aquellos años, que al paso del tiempo se lograría evolucionar con la construcción de la presa del Oviáchic (difícil, en cahita), que dio lugar a los canales derivadores Alto y Bajo, instalación de plantas potabilizadoras, sistemas de drenaje, tratadoras de aguas negras, abriendo paso hacia una modernidad sorprendente, incluido el sistema de riego para el Valle del Yaqui?

¿Quién alcanzaría a tener la visión de que alguna vez el Valle, la ciudad, estuvieran bajo el acecho de la sequía?

Cierto, ha sido la mano del hombre quien avizorando el futuro, trazó las obras que darían seguridad hídrica para el consumo humano y para la producción agrícola, captando el agua brindada por el río Yaqui y la Naturaleza como fuente para la región, a través del vaso de la presa Álvaro Obregón (Oviáchic) inaugurada en 1957.

Pero también, ha sido la mano del hombre la que destruyó esa visión de futuro para el sur de Sonora, en la que el PLHINO (Plan Hidráulico del Noroeste), consistente en construir el gran Río de la Vida para conducir los excedentes de agua que se va al mar en los estados de Nayarit y Sinaloa, principalmente, como parte de un sueño realizable que se derrumbó, entre otras cosas por desinterés de gobiernos federales sucesivos, lo que aprovechó quien fuera gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías (2009-2015), para construir en forma ilegal el Acueducto Independencia, secuestrando el agua del río Yaqui que le corresponde al sur de la entidad, al Valle y a la Tribu.

Y lo hizo sin explorar otras alternativas, que las había, para abastecer a Hermosillo, siendo la más concreta desalinizar líquido de mar como lo había previsto Armando López Nogales quien gobernara el estado durante el sexenio 1997-2003, teniendo todo listo para hacer realidad dicho proyecto, el que no permitieron iniciar y fue derrumbado por las manos de malos políticos a través del PAN nacional junto a notables de Hermosillo, utilizando para la negativa de lograr una gran planta transformadora de agua potable al entonces alcalde Francisco Búrquez Valenzuela, quien hizo rodar tan valiosa y necesaria oportunidad…

Hoy, el fantasma de la sequía cabalga los caminos del norte y noroeste del país. Nuevo León vive los primeros zarpazos de la sequedad y quizás siga el sur de Sonora donde ya se elevó una oración al Cristo del Oviáchic para que nunca falte el agua en su presa… Mientras, su nivel desciende…

Sin embargo, en Hermosillo, intereses ocultos mueven a grupos ciudadanos que marchan para rechazar a priori los beneficios de viables plantas desalinizadoras, exigiendo ampliación del Acueducto Independencia con su proyectado ramal norte, convertidos en la voz de grandes empresarios desarrolladores de vivienda, privilegiados productores y principalmente políticos a quienes nada les importa el futuro de Sonora y de Cajeme, porque su visión está puesta en la Bolsa de Valores.

¿Qué sigue, para un pueblo que comenzó comprando latas mantequeras con agua a los legendarios barriqueros para el consumo humano, y que hoy eleva una plegaria por la lluvia?

Le saludo, lector.

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