Poema de domingo.- La poesía sale a los caminos de la historia. Avizora el dolor y la esperanza. Sopesa las llamaradas del odio, el oleaje de la tristeza, el sol calcinante de la soledad… La poesía brota desde el corazón, desde el alma del hombre, desde el sentimiento de la mujer, desde la incertidumbre de los niños. Emerge con una flor blanca en sus manos para sembrarla en los campos de batalla. Camina con una canción en los labios para detener los ríos desbordados de sangre. Navega con una espiga de voces, de verbos y adjetivos, cruzando el fragor de la tormenta…
Bernardo Elenes Habas
Aunque crezcan los cuchillos del silencio
entre calles somnolientas.
Aunque el viento disemine pesadumbre
sobre pueblos y caminos.
Aunque negros nubarrones
adelanten sus presagios
y acribillen horizontes con feroces remolinos,
cruzaremos la tormenta.
Aunque alargue su castigo con sus días
y sus noches, la vigilia resignada;
aunque nadie tenga claro su destino
en el viaje estremecido
por la angustia,
cruzaremos la tormenta.
Aunque queme como brasa nuestras manos
la semilla de la duda
reventando su flor roja sin distingos,
cruzaremos la tormenta.
¡Aunque viertan ríos de sangre las palabras,
saturadas de neblinas y distancia,
diluyéndose en plegarias!
¡Aunque agreda y nos destroce el viento norte,
fijaremos con certeza, en el mapa de los astros,
ruta y luz como destino,
en mitad de la tormenta!
¡Cruzaremos la tormenta,
a pesar de los zarpazos sin piedad
asestados por el hombre,
protegiendo pedestales de cinismo!
¡Cruzaremos la tormenta,
rebasando la comedia de los seres
que no ocultan su locura de poder!
¡Los que extienden sus anhelos de grandeza
más allá de los lamentos quejumbrosos
que agonizan en las camas de hospitales!
¡Cruzaremos la tormenta
por los niños, las mujeres, los ancianos;
y seremos al llegar a tierra firme,
más humildes, más sencillos,
más humanos!
la simiente luminosa
germinando al nuevo ser,
el que el mundo está esperando,
el que el mundo quiere ver!
¡Cruzaremos la tormenta!
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