Poema de domingo.- A la casita del poeta y periodista cajemense, Bartolomé Delgado de León, por el callejón República de Cuba, entre 6 de Abril y 200, de Ciudad Obregón, recalábamos por las noches los aprendices de juglares que éramos…
Allí brindábamos. Desbordaba sus arpegios la guitarra del Lacho Soto, despertando la voz de los versos que dormitaban en el alma joven de Jesús Antonio Salgado, Rigoberto Badilla, Luis Alfonso Valenzuela, Daniel Delgado Saldívar, Bernardo Elenes Habas. Allí practicábamos y jugábamos con las palabras en rondas improvisadas, cuya lluvia de metáforas se perdían persiguiendo madrugadas…
Allí aprendíamos a poetizarnos, a afinar el arma de verbos y adjetivos con que algún día tendríamos que enfrentar al mundo…
Bernardo Elenes Habas
¿Por qué…?, respondes tú,
cuando te digo que te amo.
Entonces abro la jaula
a las palabras,
doy cauce al río de mis ansias
e intento construirme una teoría,
pero al final
no tengo la respuesta,
porque sencillamente te amo…
¿Por qué…?
Tal vez por el oscuro
de tus ojos,
por la ternura indescriptible
que hay en tu alma,
por la pasión con que defiendes
el hecho y la palabra libertad,
por la sublime sencillez
con que construyes
tu camino,
tal vez…
Pero no, uno no sabe.
En el monte crecen solitarios
los sahuaros,
los capomos dan su flor
sin condición alguna,
la lluvia cae, renace el sol,
vuelan los pájaros
y la palabra amor
no se desgasta…
¿Por qué?
respondes, pues,
cuando te digo que te amo,
y entonces me doy cuenta
que no hay una teoría,
no existe una ecuación,
una estructura:
Te amo tan sólo porque sí,
como las aves, sahuaros y capomos,
como la lluvia que ahora cae
y me entristece…
—–o0o—–