Poema de domingo.- Era el día húmedo. En las calles de Guaymas buscaba tu recuerdo después de haber vivido las espigas de sal que altamar me entregaba.
Era el día húmedo. Y comencé a escribir tu nombre en la pared del viento. Desde el malecón abrí la jaula a las gaviotas que habitaban mi pecho, para gritar tu nombre. Mi canto era lluvioso, aletargado, gris, anudado a la piel de la soledad. Por eso recorrí las calles, te construí en todas las ventanas, levanté piedras, exploré las espaldas desnudas de la costa, hasta sangrar mis pies, mis manos…Todavía te busco, aunque presiento que te has marchado en la barca de Guaymas…
Bernardo Elenes Habas
Como una madrugada
te descubro,
me bebo el fuego oscuro
de tus ojos, crepitan
arde mi soledad,
mi bandera taciturna,
y empiezo a modelar
con mis dos manos
tu exacta anatomía,
el relámpago acechante
de tu risa,
tu felino caminar
hacia mis sueños.
Como el océano
de azul caligrafía,
comienzo a deletrearte
viento a viento
y dibujo en la arena
nuestros nombres,
pero el vaivén eterno
del mar y sus rugidos,
los arrastra, los lleva
envueltos en el blanco
capricho de las olas.
Como una madrugada
te descubro.
Y una tibia gaviota
emigra de mi pecho,
perfilando el adiós
que nunca he pronunciado…
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