¿Misterio?

433
0
-_740x901
Capturadepantalla2024-09-02alas154211
Capturadepantalla2024-08-04alas193520
-_728X90
720x90
Capturadepantalla2023-02-13alas213814
Capturadepantalla2023-02-13alas214531
Capturadepantalla2022-09-12alas043937
Capturadepantalla2023-02-13alas215907
Capturadepantalla2023-02-13alas220711
previous arrow
next arrow

Entretelones 
Samuel Valenzuela 

Samuel Valenzuela

Dada la incredulidad sobre las versiones oficiales, persistía el suspenso y el misterio respecto al real estado de salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, sin que la reunión de gobernadoras y gobernadores, convocada para este miércoles despejara dudas y tuvo que ser él mismo el que lo hiciera luego de mantenerse oculto desde el domingo.

Contrastantes las actitudes festivas y despreocupadas de la misma no primera dama Beatriz Gutiérrez Müller y de integrantes de círculo rojo, con el ocultamiento de un protagonista por excelencia que caracteriza el ejecutivo federal, lo cual desencadenó un sinnúmero de especulaciones que iban de un extremo a otro.

Cuatro versiones son las que marcaron la incertidumbre ciudadana desde el pasado domingo: la oficial que asegura que no pasa nada; que el presidente se recupera satisfactoriamente de su contagio por Covid-19 y que en unos días se reincorporará a sus actividades cotidianas, aunque distinto a los anteriores dos contagios, López Obrador no había dado la cara para platicar sobre su estado de salud.

Despreocupación evidente.

La segunda versión se concatena con la primera y se centró en la posibilidad de que distinto a las anteriores veces, ahora los efectos han sido más severos y por eso no había dado la cara; en tanto que la tercera sostiene su desvanecimiento en público producto de un infarto con impacto en su sistema neurocerebral, que incluso hasta se divulgó la sospecha que fue trasladado con urgencia al hospital Memorial Healt de alta especialidad de Savannah, Georgia.

La cuarta es que simplemente se trató de un montaje, de un repliegue estratégico, luego de la cadena de sus estulticias discursivas que lo llevó a proponer el rompimiento de la relación institucional con el Poder Judicial; su complicidad con el dispendio turístico del general secretario Crecencio Sandoval y su patriotera convocatoria para sumar a todos los mexicanos en la defensa de México frente al agravio de que agencias antidrogas gringas realizan acciones de inteligencia contra carteles mexicanos de la droga.

Además de hilaridad, tales piezas discursivas generaron profunda preocupación respecto al estado mental del presidente, logrado que fuera convencido para un repliegue táctico con el fin de apaciguar las aguas y tratar de recomponer el cuadro, además que su misterioso mal que lo mantuvo oculto, serviría de distractor frente a los grandes problemas nacionales que su administración ha causado, como es la creciente violencia del crimen organizado, la escalada inflacionaria, el barril sin fondo que han resultado sus mega proyectos, la rampante corrupción en su primer círculo, sin descartar problemas mayores que es menester ocultar a los comunes mortales con cortinas de humo.

No es paracetamol lo que toma.

Miren, en nuestro caso optamos por la última versión y así debamos atribuir habilidades e inteligencia a quienes en los últimos años se han caracterizado por no tener dichas virtudes, pero que a fuerza de practicar mucho en principio podrían lucir acertados y a fin de cuentas, pues qué bueno porque eso significaría que el presidente goza de cabal salud y más bien estuvo en un tratamiento preventivo a base de Lomotil y Treda para curarle su reconocida diarrea verbal.

Pues resultó insostenible seguir cubriendo de misterio el efecto del soponcio presidencial y él mismo confirmó la veracidad de la versión del Diario de Yucatán sobre su desvanecimiento, y confirmó además que en este tercer contagio covidiano las cosas estuvieron más duras y por eso estaba imposibilitado de aclarar paradas al comprobarse de nueva cuenta la escasa credibilidad de sus chalanes comenzando por su vocero Jesús Ramírez, pasando por el titular de la SEGOB, Adán Augusto López y terminando por el de Salud, Jorge Alcocer.

El evidentemente despreocupado gobernador Alfonso Durazo Montaño al dar a conocer la reunión de ejecutivos estatales frente al misterioso estado de salud de su jefe, fortaleció nuestra percepción de que no pasaba absolutamente nada grave, ya que si alguien cuenta con los hilos y fuentes de información sobre lo que ocurre en Palacio Nacional es él y está enterado perfectamente bien de como anda el rollo por esos rumbos.

O sea, nada de qué preocuparnos porque luego de algunos días de simulación, el presidente apareció reseteado, pitorreándose de las expectativas de muerte que recrearon los extremistas emboscados en el anonimato, mientras las encuestadoras bajo contrato publicitarán en unos días la recuperación de al menos un par de puntos de popularidad.

Confirmó que tuvo un “Váguido”.

Como sea, de inicio fue frustrante el que luego de haber fincado esperanzas de que todas las dudas serían despejadas este miércoles en la reunión con mandatarias y mandatarios estatales de MORENA, en donde según esto habría comunicación con López Obrador al menos en privado, las cosas se mantuvieron iguales para efectos de opinión pública, para luego él mismo, con todos los reflectores informar lo conducente a través de una videograbación mientras pasea por los pasillos de su palacio.

Pero como no solo de pan vivirá el hombre, se mantienen los esfuerzos para fortalecer la autoestima del “convaleciente”, destacando los tradicionales lame verijas del oficialismo que disfrutan de espacios en la mañanera, en donde salieron con la jalada de proponerlo para que reciba el Premio Nobel de la Paz y otro alienado exclamar “Dios Salve a López Obrador”, en tanto que la bancada de MORENA y verrugas en San Lázaro, aprueban por la vía de los atajos un paquete de reformas para agradarlo.

Por cierto, contundente el posicionamiento del líder priista Pascual Soto al referirse a la desaparición del INSABI, que con un costo superior a los 500 mil millones de pesos representa el mayor fracaso de la historia del sistema de Salud de México, con millones de recetas sin surtir; millones de personas sin atención médica; indefensión de niñas y niños con cáncer, abandono de la salud reproductiva, rezago inédito de programas de vacunación, entre otros desastres.

Tiene razón el líder priista inconforme. En el momento histórico más demandante por el mortal tránsito del Covid-19, una de las áreas más manoseadas, objeto de ocurrencias, creadora de utopías y torpe gestora del bien más preciado de las y los mexicanos es el sector salud.

Alfonso Durazo Montaño.

Pública y notoria la criminal “estrategia” de contención de la pandemia que de acuerdo a cifras del INEGI dejó al menos 800 mil muertos, y contando, a manos de un publicista y mercader de la demagogia, como Hugo López Gatell, así como un florero y anquilosado secretario, Jorge Alcocer.

Con una estructura y organización interna tripartita, el Instituto Mexicano del Seguro Social fue por muchos años uno de los pilares, para que mal que bien la clase trabajadora y sus familias accedieran a servicios de salud mediante el pago de cuotas que lo convirtieron en la institución de seguridad social más grande de Latinoamérica, que mal que bien proveía de condiciones dignas para el retiro.

Complementaban dicho esquema, los organismos de asistencia y seguridad social para servidores públicos de los Estados y de la Federación y a principios de este siglo, se concretó un esfuerzo de varios años para garantizar servicios de salud a la población abierta, que si bien no implicaba acumulación de prestaciones ni derivaba en derechos de retiro y otros, fue durante casi 20 años una garantía de atención médica para no afiliados a ningún organismo de salud.

No vamos a dar rodeos, porque es de sobra conocido que paralelo al desmantelamiento del Seguro Popular, el IMSS fue objeto de criminales restricciones presupuestales, que, junto a estúpidas medidas contra el sistema de abasto de medicamentos, fue supeditado a un fantasmal ente denominado INSABI, que, sin pies ni cabeza desde un principio, hace unas horas fue sepultado por los mismos que lo crearon.

Pascual Soto.

Tuvieron que pasar más de cuatro años para dicha extremaunción luego que desde el principio quedó claro que ni en sueños podría ser un relevo eficiente del Seguro Popular y por eso en los últimos meses se construye otra fórmula denominada IMSS-Bienestar, que no es otra cosa que la centralización de todos los servicios de salud, despojo a los estados de dicha facultad y obligación constitucional, faltando solo que absorba también todo lo relativo a la operación de organismos como el ISSSTESON.

Es un total desorden en ese sector cuya cabeza es el IMSS, que de representar los intereses de trabajadores, patrones y el gobierno para ofrecer servicios de seguridad social a al menos 80 millones de mexicanos, ahora suma a la población abierta que quedó descobijada por la eliminación del seguro popular y el fracaso del INSABI o sea, a pesar de sus dificultades y carencias para atender de forma más o menos decente  a sus propios derechohabientes, ahora deberá hacerse cargo de la atención a la salud de al menos 14 millones de personas más.

A lo desesperado, se emprendió la citada centralización de los servicios de salud, obligando a los gobiernos estatales a desincorporar todos sus bienes de infraestructura, clínicas, hospitales laboratorios y todos los servicios de salud al gobierno federal, siendo Sonora uno de los primeros en aceptar dicho despojo a cambio de la quimera de que a través del IMSS-Bienestar las cosas mejorarían.

Desde el 2022 al menos en papel el gobierno federal es propietario de toda la infraestructura de salud del Estado de Sonora, a excepción del ISSSTESON e ISSSTE, así como el encargado de la prestación de dichos servicios, pero lo más inexplicable es que a pesar de eso, la carga presupuestal sigue siendo responsabilidad del Gobierno de Sonora, cuando se suponía que la autoridad de salud estatal solo tendría a cargo funciones de normatividad.

Zoé Robledo.

Miren, bajo las condiciones actuales del IMSS que a penas cumple con sus propósitos de origen en favor de sus derechohabientes, se le han agregado nuevas asignaturas para atender a la población abierta, en el marco de un rosario de improvisaciones y ocurrencias que a menos de año y medio del fin del obradorato, decir que el sistema de salud de México será mejor que el de Dinamarca resulta una soberana estupidez.

Zoé Robledo y los Citados López Gatell y Alcocer personifican junto a su jefe el presidente de la república, el más ruidoso fracaso del sistema de salud en México, fiasco que se refleja en los miles de muertos en la pandemia; millones de niñas y niños sin el esquema de vacunación completo, la indefensión de miles de familias sin servicios de salud; la falta de medicamentos en las farmacias de nosocomios públicos, equipamiento insuficientes en hospitales, para todo en su conjunto prospectar que de facto la salud pública en México tiende a privatizarse.

En fin, la satisfacción que pretenden dar al presidente MORENA y forúnculos en San Lázaro será de muy corta duración, porque ese paquete de reformas sin trámite de comisión, en abierta violación a la técnica legislativa, difícilmente tendrá buen futuro en el Senado y en dicha instancia se falla a México, corresponderá a la Suprema Corte de Justicia de la Nación enmendar la plana.

Comentarios