
José María Leyva, mejor conocido como Cajeme, es una figura emblemática en la historia de Sonora y del pueblo yaqui, recordado por su férrea lucha por la autonomía y dignidad de su gente frente al gobierno mexicano. Nacido en Hermosillo en 1837, fue hijo de yaquis de raza pura: Francisco Leyva, originario de Huíribis, y Juana Pérez, de Pótam, herencia que marcó su destino como defensor incansable de las tierras y tradiciones de su pueblo.
Desde joven, Cajeme mostró inquietud por aprender y formarse. A los 16 años estudió en Guaymas, y al poco tiempo, en 1854, participó en la histórica defensa del puerto contra las tropas francesas de Gastón de Raousset-Boulbon. Su trayectoria militar continuó de manera intermitente: trabajó como herrero en Tepic, fue minero en El Montaje y luchó junto a movimientos liberales por la restauración constitucional, incluso en batallones formados por pimas, ópatas y yaquis.
En 1874, su liderazgo natural fue reconocido por el gobernador Ignacio Pesqueira, quien lo nombró Alcalde Mayor del río Yaqui, cargo que utilizó para fortalecer a las comunidades bajo su mando. Sin embargo, su visión de independencia lo llevó a chocar con las autoridades. Lejos de pacificar a los yaquis como el gobierno esperaba, Cajeme los organizó, impuso sistemas propios de impuestos y justicia, y consolidó una estructura económica y militar que le permitió mantener el control sobre su territorio.
La rebelión abierta estalló en 1875. Cajeme convirtió al pueblo yaqui en un bastión de resistencia contra el Estado, administrando los recursos, imponiendo peajes y consolidando asambleas populares como órganos de decisión. Sus acciones desafiaron abiertamente la autoridad del gobierno, lo que desencadenó una serie de campañas militares para someterlo.
Uno de los episodios más memorables ocurrió en 1885, cuando, al frente de entre 3,000 y 4,000 guerreros yaquis, enfrentó al Ejército Mexicano, comandado por el General Topete, en la batalla de “El Nopalero”. Pese a estar en desventaja numérica, resistió los embates del gobierno durante años, hasta la caída del Fuerte El Añil en 1886.
Finalmente, en 1887, tras ser traicionado y denunciado, Cajeme fue capturado en San José de Guaymas. Su vida terminó el 21 de abril de ese año, fusilado en Tres Cruces de Chumampaco, no sin antes dejar para la posteridad su célebre frase: “Antes como antes, y ahora como ahora”, que resume su espíritu de resistencia.
Hoy, su legado perdura en el municipio de Cajeme, cuya cabecera es Ciudad Obregón, nombrado en su honor, como testimonio de la lucha de un hombre que supo defender con valor la libertad y los derechos de su pueblo.

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