A un año de agudizarse la crisis sanitaria por el Covid-19, en varios países del mundo se toman medidas para enfrentar la inminente tercera ola, en tanto que en México, a pesar de ser el tercer lugar mundial con casi 200 mil decesos, reapertura la actividad social y económica por motivos políticos.
Con un reducido espectro de pruebas y a pesar de eso un 70 por ciento de positividad, el gobierno federal de todas formas insiste en asegurar que la pandemia está en remisión y en función de ese sesgado criterio, impone un semáforo epidemiológico de riesgos a través de perspectivas falsas y un limitado plan de vacunación.
Sorprendente la condición humana de tantas personas, que ante el cierto riesgo en contra de su salud y su vida, insisten en relajadas conductas, a pesar de que en el caso de Sonora se prospecte un nuevo embate que dejará dos mil decesos más y más de 20 mil nuevos contagios a partir del 10-15 de abril.
Incomprensibles las decisiones que se toman allá en lejano escritorio de la Ciudad de México en función de un diagnóstico superficial, mientras acá deben de aceptarse en todos sus términos, aunque con condicionantes respecto a que hay que seguir aplicando protocolos sanitarios, esos que a pesar de todo, en los meses pasados no evitaron que se registraron casi 70 mil contagios y casi seis mil muertes.
Temeraria, irresponsable y/o ignorante la actitud de tantas personas, que en cuanto se anunció que Salud Federal puso en verde a Sonora a partir de este lunes, aflojaron el cuerpo y derivaron que este fin de semana se multiplicara exponencialmente la fiesta y reuniones, tendencia que bien podría adelantar esa temida tercera ola.
Las condiciones están dadas para la tormenta perfecta: el color verde implica laxitud en la aplicación de normas y deja al voluntarismo el acatarlas o no, destacando la improvisación de autoridades locales que en sus afanes de apertura en la Semana Santa ya encima, anuncian que en las playas de Sonora se permitirá un aforo del 50 por ciento, sin tener ni de forma aproximada un cálculo del número de personas que implica dicho porcentaje.
Además de dicho asueto, esa tormenta perfecta conjunta también la creciente actividad con motivo de las campañas políticas, con partidos y aspirantes que quieran o no son potenciales dispersores del virus, toda vez su natural y convulsiva necesidad de establecer contacto directo con la gente, aunque corren el riesgo de que el mes de mayo los encuentre con restricciones totales de movilidad de cumplirse el presagio de la tercera ola.
Debe ser frustrante para la gobernadora Claudia Pavlovich y el titular de salud, Enrique Clausen, el que no sean atendidas sus reiteradas convocatorias para mantener los protocolos de protección, porque antes del semáforo verde anunciado, en lo que compete a Hermosillo y reportes de otros municipios, señalan relajamiento abierto y masivo, quedando la impresión de que los pocos casos registrados oficialmente se debe a las pocas pruebas aplicadas, que en cuanto a hospitalizaciones y decesos, es de esperarse que vuelvan a escalar en los siguientes días.
Vea usted la diferencia entre lo que ocurre en Italia y Sonora. En Italia, al registrarse 250 casos semanales, independientemente de hospitalizaciones y decesos, se considera como zona roja de riesgo y por eso, 11 de 20 regiones, dos tercios de la población de ese país, a partir de este lunes se aplicarán restricciones extremas de movilidad para evitar en lo posible que escale la ya iniciada tercera ola.
Acá en México vamos a la inversa; vamos al encuentro de esa tercera ola, porque en lugar de mantener una estrategia que según cifras oficiales aminoró el impacto de la pandemia, se decide recrear condiciones para acelerar su expansión por atender la demandada reactivación económica, política y electoral muy riesgosa.
Frente a esos disparates del sector oficial, debe entrar al quite la autogestión ciudadana, las decisiones propias y del sentido común de cada quien, como frente al cruel y despiadado virus, al gobierno pareciera que no le importamos, no nos queda de otra más que rascarnos con nuestras propias uñas para evitar ser contagiados y sólo lo podremos lograr si no caemos en la trampa de ese fantasioso color verde del semáforo epidemiológico.
En esa francachela, al menos se ha impuesto un criterio responsable en materia educativa, ya que contrario a lo que se había dictado desde el centro del país, el retorno a clases presenciales está condicionado no solo al color verde del semáforo de riesgo, sino que también que estén vacunados los alrededor de 70 mil maestros y personal de servicios de las escuelas de la entidad de todos los niveles.
Son muchas más de 70 mil vacunas cuando miles de adultos mayores de 60 años y cientos de profesionales de la salud no han sido inmunizados, escenario incongruente cuando bajo condiciones de semáforo verde, todo el mundo puede hacer lo que les de la gana, menos que regresen las clases presenciales, como si con mantener a estudiantes en casa no corrieran el riesgo de contagio a causa de la movilidad de sus mayores.
Por lo pronto, de acuerdo al ritmo de vacunación, lo que resta del ciclo escolar se deberá mantener la educación virtual, a distancia, estrategia que hay que reconocer ha sido muy bien aplicada y llevada bajo la estricta supervisión del titular de la SEC, Víctor Guerrero González, quien seguramente ya está en los preparativos para que en agosto se reinicien las clases presenciales, en caso de que la pandemia lo permita.
Mientras tanto, contrastantes las campañas por la gubernatura que llevan a cabo Ernesto Gándara, Ricardo Bours y Alfonso Durazo, mientras el primero se concentra en la exposición de propuestas concretas para enfrentar la crisis sanitaria, económica y de seguridad a partir del 13 de septiembre próximo, el segundo ha emprendido la ruta del golpeteo, del efectismo mediático y la fanfarria en redes sociales, y el tercero en exhibir la arrogancia del poder, de la demagogia y de andar a la defensiva.
Increíble la prepotencia, el abuso de poder y el tráfico de influencias del enviado de Palacio Nacional y que se divulgan cual cascada en las redes sociales y a lo mejor creen que eso es correcto, porque nada hacen para que la bola de guaruras le baje rayitas a sus estupideces o que incluso María Dolores del Río modere sus también aguachadas intervenciones en sus suatas intentonas por resolver los desaguisados de su candidato.
Sin recurrir a la diatriba y concentrado en la propuesta y el compromiso, hasta ahora, de acuerdo a las tendencias que registran las distintas casas encuestadoras, resulta evidente que “El Borrego” avanza por la ruta correcta, que de mantenerla, los ochenta y tantos días que faltan para la elección, serán suficientes para ganar la gubernatura con al menos cinco puntos de ventaja.
Falta afinar detalles de orden municipal y distrital, pero por lo pronto se advierte peligrosa indefinición en el caso de la presidencia municipal de Hermosillo, cuando nos llueven desmentidos respecto a la rabieta que citábamos en los Entretelones pasados de Norberto Barraza Almazán.
Nos aseguran que no hay tal y que sigue sobre la mesa el cabildeo para que el PAN cumpla con los términos originales del convenio de la Alianza Va Por Sonora, que para Hermosillo estaba el exfuncionario municipal como candidato a la alcaldía, como una vía intermedia apartidista que de inicio dejaba afuera a Ernesto de Lucas y a Antonio Astiazarán.
Hay quienes aseguran que si los del PAN insisten en postular al de Guaymas, el PRI, en coordinación con “El Borrego”, irían con Barraza Almazán, lo que en términos llanos implica que la alianza no se daría en la elección municipal de Hermosillo y con ello abrirle la puerta a la reelección a la expanista Célida López Cárdenas.
A ver cómo se resuelve esa discrepancia, aunque los expertos aseguran que la solución es muy fácil: que se respeten los términos y pactos previos a la formalización de la Alianza Va Por Sonora, en donde si bien se dio mano al PAN en Hermosillo, se establecieron límites respecto al perfil más adecuado y ese sin duda, dicen, es Barraza Almazán.
En Cajeme ya se armó la cosa con Anabel Acosta Islas y en el paquete de tres candidaturas a diputaciones locales van Luis Armando Alcalá, Kiki Díaz Brown, del PRI, en tanto que por el PAN va Luis Alberto Plascencia, y tales definiciones derivaron en que Abraham Montijo Cervantes, durante casi seis años cobijado en la actual administración estatal, renunciara al PRI para irse al PES y por arte de magia ser postulado al distrito 17.
Montijo Cervantes ya fue diputado local por el PRI y sabe como andaría de su cerebelo para defeccionar al partido que le ha dado todo para ser marioneta de un partido rémora de MORENA y cuya franquicia la detenta Vicente Terán, dándose el caso de que unas por otras, porque mientras él defecciona del PRI, Jesús Alonso Montes Piña, diputado por el PES, se fue a la Alianza Va Por Sonora como candidato a la alcaldía de San Luis Río Colorado.
Sabe qué tendrá el PRI de Cajeme, donde abundan obsesionados, frustrados, ambiciosos, impacientes o que no tienen llenadera, lo cual deriva en traiciones cada vez más frecuentes, como es el caso de Montijo Cervantes, quien cuando menos debió optar por siglas que inspiren respeto, como es el caso de Movimiento Ciudadano, que como se sabe anda de moda por esos rumbos.
Y estamos devastados porque a fin de cuentas, nuestro amigo de tantos años, Francisco Verdugo Caballero murió víctima de las secuelas del Covid-19, dejando un gran vacío y gran impotencia entre sus familiares y en sus múltiples amistades.
A mediados del mes pasado lo saludamos en el estacionamiento de una tienda departamental, en donde se quedó mientras su esposa hacía unas compras y nos comentaba los cuidados extremos que tenía para evitar ser contagiado y su decisión de mantenerse así hasta que le llegara la vacunación y mientras tanto, hacía Home Office, procurando exponerse lo menos posible.
Pues no llegó la ansiada vacuna y todo indica que la cosa va para largo y la verdad que el deceso de Pancho nos ha generado rabia, mucha tristeza y gran impotencia frente a un plan nacional de vacunación operado por incompetentes, criminales, negligentes en cuya conciencia deberá caer la muerte de nuestro amigo y de miles más que pudieron evitarse mediante una buena gestión de la pandemia y plan de vacunación ajeno a partidos y a intereses político-electorales.
